"La he cagado": la dueña se derrumba en plena visita de Chicote ('Pesadilla en la cocina')

La mujer del dueño de La Bámbola, en Málaga, ha pasado un verdadero mal rato durante la clásica visita de Alberto Chicote a la cocina del restaurante. La señora ha aprovechado la presencia de Pesadilla en la cocina para desahogarse con el presentador de cómo se siente.

Las cosas no han ido bien hasta ahora en el local y han acudido al programa de La Sexta para que analice cuál podría ser el motivo por el que no echa a andar el sueño que sustenta la economía de toda su familia. Según han contado, los felicitan por la comida y la implicación de la mujer del dueño es brutal, pero su marido podría ser el culpable de todos los problemas, debido a su descarada dejadez.

"Encima de que no vendo, tiro. ¿Más pérdidas todavía? ¿Más?"

Después de probar los platos más típicos de su establecimiento, Chicote quiso realizar el consabido paseíllo por el interior de la cocina para saber más de esta familia. Su primera impresión, a diferencia de otros restaurantes, es positiva: todo ordenado, limpio y recogido, además de recalcar que tienen una "pedazo de cocina", por sus grandes dimensiones, que pueden verse desde el salón de comidas.

El cocinero le afeó que comprase el marisco congelado, tratándose de una ciudad costera como es Málaga, donde puede ir directamente al mercado o a la lonja a adquirlo fresco. Fue aquí cuando la dueña empezó a derrumbarse: "Es que, encima de que no vendo, tiro. ¿Más pérdidas todavía? ¿Más?".

"Yo me arrepiento, Alberto. Porque, a lo mejor, yo no sé gestionar esto bien. Aquí la he cagado. Esto ha sido una cagada de mi vida", confiesa, porque no le está yendo bien y eso le frustra. Quiere que funcione, pero no termina de salir adelante, en parte por culpa del comportamiento y actitud del jefe del local.

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Á. Roldán

"¿Y llevas haciendo dos años, un trabajo que ni te gusta ni es el tuyo, solamente para sacar esto adelante? ¡Pues, ole tus cojones!", le preguntó Chicote, felicitándola de inmediato por su sacrificio. "¡Espero! Porque eres el último palo ardiendo que yo pudiera haber cogido", reaccionó ella, con lágrimas en los ojos.