"Vete a reírte de otro":Chicote corta el "ninguneo" del propietario en 'Pesadilla en la cocina'

El trabajo de Alberto Chicote en el restaurante Magalia no ha sido nada fácil en los primeros días de grabación de Pesadilla en la cocina. El carácter del dueño chocó frontalmente con el del chef y tuvo que ponerle los puntos sobre las íes en más de una ocasión por pasarse de la raya.

Manuel no asumía ninguno de los errores que le decía Chicote, ni aunque lo tuviese delante de sus ojos. Los propios compañeros lo tachaban de mentiroso y de entorpecer el servicio diariamente por sus costumbres inamovibles de toda una vida dedicada a la hostelería. Fue en ello donde incidió el presentador de La Sexta.

"Estás todo el rato diciéndome que me calle y ya no me callo, coño"

Una de las primeras disputas fue cuando le afeó que dejase las comandas encima de la tabla de corte, algo que negó, pese a haberlo hecho delante de él. Le hizo caso omiso mientras le estaba hablando. "¿Quieres hacer el favor de no ningunearme, por favor?", reclamó Alberto, después de varios desplantes de este estilo durante su trabajo.

La segunda refriega vino por una consulta sobre los calamares, ya que un camarero se quejaba de la tardanza y el cliente no dejaba de reclamarlos. Quiso saber si eran fritos, para ayudarle a agilizar el trabajo en cocina. "No, van en burra", respondió muy soberbio el propietario. "Vete a reírte de otro que no sea yo, ¿vale?", contestó el chef bastante incómodo por la situación.

Sin embargo, no fue el último 'enganchón' de la jornada. Otro de los días de rodaje, Chicote le llamó la atención por engañar a los comensales con las raciones de carne. En carta anunciaba 5 y el dueño ordenó poner 3 para ahorrar, y bajo la excusa de que eran demasiado grandes. "Caballero, no lo toque con las manos, por favor", protestó al chef, que había cogido uno de los trozos para mostrarle lo pequeño que realmente era. "¡Cómo puedes decir que esto es más grande de lo normal!".

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Á. R

Lo mandó a callar, y no era la primera vez. "¡No! No te dejo hablar. Si en la carta pone que cinco chuletas, pues pones cinco chuletas", reaccionó Chicote, encendido. Y añade, aún más cabreado: "¡Que no! Que ya me he callado demasiadas veces, joder. ¡Ya está bien! Estás todo el rato diciéndome que me calle y ya no me callo, coño, que te tengo que decir las cosas".