"Qué tío más desagradable": el imperdonable (y vergonzoso) trato a Chicote en 'Pesadilla en la cocina'

La situación que ha vivido el conductor de Pesadilla en la cocina ha sido tremendamente incómoda y a punto ha estado en varias ocasiones de apagar las cámaras y marcharse. La feísima actitud que ha tenido Chema, el dueño de Leña y Carbón, con Alberto Chicote, no se había visto nunca en el programa de La Sexta.

Una vez que había catado todos los platos del restaurante, una de las camareras lo alertó por el estado del pollo que acababa de pedir. En la boca no estaba malo, pero en crudo la carne tenía muy mal olor. Un detalle que quiso comentarle al gerente del local y este reaccionó de muy malos modos, ya que se negaba a reconocerlo. "Es de los pocos sitios a los que he venido y que no me dejan hablar", le dijo el chef, después de varios minutos intentando, sin éxito, explicarle lo sucedido.

"Me han tratado mal, muy mal, peor y de vergüenza, pero como aquí, creo que nunca"

"Pues si no te parece correcta mi forma, ya sabes", le soltó Chema, dándole a entender, claramente, que cogiese la puerta y se fuese, además de irse del salón de comidas y dejarlo con la palabra en la boca. Acto seguido, Alberto quiso conocer el interior del establecimiento, una visita a la que no quiso acompañarle el dueño, que prefirió mandar a una de sus empleadas, mientras él degustaba su consabida copa de vino.

La camarera que accedió a guiar al rostro de La Sexta por la cocina estaba perdida y le pidió que llamase al dueño para que se la enseñase él. "Dile que si no la ve, que es cuadrada, no es un campo de fútbol", dijo a voces desde la barra, al tiempo que se bebía otro sorbo de vino tinto. "Pues esta es mi cocina. Alberto, cocina", le dijo con sobredosis de ironía al entrar a la cocina. "Hostia tío, muchas gracias por la amabilidad...", reaccionó Chicote, totalmente a cuadros, tras varias vaciladas más del dueño.

"Yo solo intento echaros una mano...", intentó decir el cocinero para serenar el ambiente, pero Chema volvió a cortarlo con otro 'golpe' aún más duro, antes de volver a irse a volver a beber a la barra: "Pues eso es lo que tienes que hacer, intentar echar una mano y si crees que cometemos algún error coherente, me lo dices, pero no me digas gilipolleces. Y si tienes alguna duda me lo dices, que voy a tomarme otra copita de vino para tranquilizarme". Alberto ya estaba casi al límite: "¡Qué tío más desagradable!".

Durante la mítica visita de las cámaras frigoríficas, volvió a solicitarlo, porque detectó que una de las comidas estaba en mal estado, olía muy mal. Chicote le recalcó con retranca que lo que él le dice son solo gilipolleces, en alusión a su anterior comentario, ya que estaba demostrándole que eran detalles serios. "¡Anda y que te den por culo!", reaccionó el dueño, volviéndose a salir. "¿Me has mandado a tomar por culo?", preguntó el chef, impactado. "¡Sí! ¿Quieres que te lo diga más claro? ¡Vete a tomar por culo! A mí no me vacilas", le repitió mirándolo a la cara y marchándose de nuevo.

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"No sé si tú tienes algún tipo de interés en que yo te pueda decir algo o no...", le dijo el cocinero, a modo de ultimátum, cuando fue a conocer la zona de la parrilla y volvió a hablarle de malas maneras. "A mí no me tratan así habitualmente...", le recriminó de nuevo, después de que Chema subiese nuevamente el tono y le dijese que es humano insultar y perder los papeles con los empleados, incluido con él. Alberto le llegó a decir que le estaba dando poco miedo de su actitud, "pero vergüenza ajena, mucha". "Me han tratado mal, muy mal, peor y de vergüenza, pero como aquí, creo que nunca", dijo Alberto al salir del local. Al día siguiente, Chema tuvo que disculparse por sus modales.