La terrible opinión de una soltera sobre los chicos heterosexuales en 'First Dates'

Cristina tenía bastante claro lo que buscaba al visitar el restaurante de First Dates, sin embargo, lo que le propuso el programa le gustó bien poco. Juan, a juzgar por la severa crítica que lanzó la mujer antes de entrar en el local, es el prototipo alejado a lo que a ella le atrae de un hombre.

Nunca se ha casado, no tiene hijos y con 63 años aún sigue soltera. Cristina busca un compañero de vida, con quien experimentar y viajar, y con el que pasar ratos agradables. Un perfil que no termina de encontrar entre los hombres heterosexuales, sobre todo porque su físico siempre es más descuidado que el de los homosexuales, a juzgar por su tajante afirmación.

Cristina, sobre los gais: "Chapó por ellos. Están perfectos de tipo, de pelo y de todo"

"Los homosexuales se cuidan un montón. Chapó por ellos. Están perfectos de tipo, de pelo y de todo. Y me veo a los heteros, que son los que me tocan a mí, con sus triporrillas, sus barbas, sus abandonos... ¿Estos hombres no pueden copiarlos un poquito más? ¡Chicos, cuidaros un poquito!", sentenció, con toque de atención incluido.

Y con esa premisa, Juan quedó oficialmente descartado nada más verlo. "No me ha gustado nada, sinceramente", afirmó la mujer a los técnicos del programa de Cuatro, una vez Carlos Sobera los presentó en la barra del restaurante. Sobre todo, lo que menos le entusiasmó de su físico fue que era más bajito que ella, que, de por sí, ya se considera bajita.

Por el contrario, él quedó encantado nada más verla, y desde su saludo en la barra admitió gustarle mucho y hasta le dio a entender que quería tener algo más con ella. Piropeó su belleza, su pelo y su personalidad durante toda la velada, pero la reciprocidad no tenía lugar por parte de Cristina, que se mostró distante e incómoda durante toda la cena.

TE PUEDE INTERESAR

El comentario de un comensal que echa totalmente para atrás a su cita en 'First Dates'

Á. Roldán

Fue durante la decisión final cuando Juan se llevó el gran chasco, ya que, además de una segunda cita, "quiero una cita eterna", le llegó a decir, cogiéndole la mano y mirándola fijamente. Cristina lo cortó en seco, y se disculpó, ya que ella no había sentido absolutamente nada y no quería repetir otra velada con él.