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¿Por qué a los pobres nos divierte ver 'realities' sobre ricos como el de Tamara Falcó o Georgina?
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¿Por qué a los pobres nos divierte ver 'realities' sobre ricos como el de Tamara Falcó o Georgina?

Analizamos con un experto en cultura popular y un psicólogo los motivos por los que los 'realities' protagonizados por personas adineradas han conquistado a la audiencia

Foto: Tamara Falcó en 'La marquesa'. (Netflix)
Tamara Falcó en 'La marquesa'. (Netflix)

Definitivamente, nos interesa la vida de los ricos. Basta con revisar el amplio catálogo de 'reality shows' protagonizados por estos personajes de clase alta para comprobar que el interés que despiertan entre los espectadores es alto, muy alto. En los últimos años, este tipo de ofertas se han convertido en una apuesta segura para las principales plataformas audiovisuales. Algunos como 'The Real Housewives' o 'Keeping Up With The Kardashians' llevan años en emisión, produciendo numerosas temporadas y sucesivos 'spin-offs'.

Conscientes de su éxito, plataformas como Hayu recogen todos estos 'realities' como un reclamo para su audiencia y otras como Netflix invierten en crear formatos nacionales de este tipo. Y es que en lo que va de año la plataforma de la 'N' roja nos ha traído títulos como el 'Soy Georgina', 'First Class' y 'Tamara Falcó: La marquesa'. El espectador medio ha encontrado en estos programas una forma de proyectarse en la vida de sus protagonistas e imaginarse cómo sería vivir en esas realidades llenas de lujo y todo tipo de comodidades. Sin embargo, esa curiosidad del gran público por la vida del rico no es algo que haya explotado con estos programas de televisión.

Enric Soler: "Descubrir que los ricos tienen defectos, como los nuestros, reconforta"

Juan Sanguino, escritor y periodista especializado en cultura popular, destaca cómo la televisión y el cine han satisfecho un interés que siempre ha estado ahí: "La fascinación por la vida de los ricos ya la tenían los esclavos del antiguo Egipto, al igual que los campesinos de la Edad Media respecto a la aristocracia. La diferencia es que cuando llega el cine y, posteriormente, la televisión se nos ofrece una ventana a la vida de esa gente. Después de siglos y siglos imaginando como sería la vida de esas personas, el cine te da la oportunidad de verlas. Esa curiosidad ha existido siempre porque el dinero define la existencia de una persona, tanto si lo tienes como si no lo tienes".

Empatizamos con el rico

Por otro lado, Enric Soler, psicólogo relacional y profesor de Psicología y Educación en la Universitat Oberta de Catalunya, explica la función social que tiene para las personas este interés por la vida de los demás: "El chismorreo es una forma de establecer relaciones, reafirmar confianzas y de reforzar los vínculos sociales. Saber sobre la vida de otras personas, además, nos permite aprender sobre las experiencias de los otros. El interés por las clases adineradas radica básicamente en un aparente mejor estilo de vida de los ricos. ¿A quién no le gustaría aprender el modo de vivir a cuerpo de rey?", cuestiona Soler.

placeholder Lisa Rinna en 'The Real Housewives of Beverly Hills'. (Hayu)
Lisa Rinna en 'The Real Housewives of Beverly Hills'. (Hayu)

El especialista señala que la posibilidad de encontrar aspectos que acorten la distancia entre nuestra clase social y la clase adinerada es una de las grandes razones por las que vemos estos 'realities': "Descubrir que los ricos también lloran, sufren desgracias y tienen defectos parecidos a los nuestros, reconforta".

Y es que independientemente de las mansiones, los coches de alta gama o las fiestas de lujo, la empatía es una de las grandes motivaciones que nos llevan a engancharnos a estos formatos. "Los defectos o inseguridades de las clases altas les acercan a las clases medias o bajas, y esto alivia a estas últimas. Al final, todos somos igualmente mortales", sentencia Enric Soler. Empatizar con los personajes que vemos en pantalla es un elemento importante para que un 'reality' tenga éxito, pero no es el único.

¿Envidia, evasión o simple entretenimiento?

Los motivos por los que observamos la vida de los más pudientes desde el sofá de nuestras casas son variados. Sanguino afirma que el placer que un mismo 'reality' despierta en una persona, puede ser distinto según el espectador: "Hay personas que los ven desde arriba, con una superioridad moral, ética o intelectual; hay otros que los ven desde un mismo nivel, reconociéndose en las personas que aparecen en pantalla; y también hay gente que los ven desde abajo, no sé si con envidia o ilusión, pero deseando tener esa vida".

placeholder Christine Quinn en 'Sunset: La milla de oro'. (Netflix)
Christine Quinn en 'Sunset: La milla de oro'. (Netflix)

En este sentido, Soler muestra preocupación por aquellos que puedan consumir estos formatos como una forma de olvidar la propia realidad. El especialista considera que estar al corriente de lo que les ocurre a personas con un estilo de vida muy superior al nuestro puede ser emocionalmente poco saludable: "Si valoramos y nos interesa más la vida de los otros que la propia, habría que revisar nuestra autoestima. Si nos obsesionamos con la vida de algunos ricos y famosos para olvidar nuestro día a día, tendremos que preguntarnos qué podemos hacer para cambiar nuestra vida", explica el terapeuta, que además señala cómo esta frustración puede generar una envidia muy difícil de gestionar para el espectador.

'Reality shows' irreales, basados en el exceso

Por nuestros ojos han pasado una infinidad de distintos formatos, la oferta de telerrealidad cada vez es más amplia y el espectador también exige más. "Estamos en un momento en el que el formato está por encima de los concursantes. Si ahora vieses la primera edición de 'Gran Hermano', te parecería una cosa muy aburrida y tediosa, pero en su momento era algo trepidante. Ese modelo ya no es válido", afirma Juan Sanguino.

Sanguino: "Lo que se lleva en los 'realities' es que sean lo menos reales posible"

La audiencia ha evolucionado y con ello también la telerrealidad. El periodista destaca cómo lo cotidiano ha sido relegado de estos formatos: "El concepto de 20 personas en una casa, conviviendo, ya no se mantiene. Ahora las personas anónimas siguen funcionando cuando están sometidas a un formato muy potente. Queremos cosas más retorcidas, más imprevisibles y más sorprendentes. Todos los 'realities' que tenemos en la actualidad se basan en situaciones que no se parecen en nada a la vida real".

placeholder Amanda Portillo, Meilan Kao y Zaida Márquez en 'First Class'. (Netflix)
Amanda Portillo, Meilan Kao y Zaida Márquez en 'First Class'. (Netflix)

El escritor también señala que otro de los ingredientes para que un 'reality' tenga éxito en la actualidad es el exceso de emociones, riquezas o extravagancia que es capaz de mostrar. La telerrealidad protagonizada por personas de clase alta reúne todas estas características. Nuestro morbo por observar este derroche de sentimientos es algo que siempre ha sido primordial para que un 'reality' triunfe y Enric Soler tiene muy claro el por qué: "Pertenecemos a una sociedad emocionalmente reprimida. En este tipo de programas se somete a sus participantes a unas condiciones extremas, para exprimir al máximo sus emociones".

Foto: Tamara Falcó. (Netflix)

"En muchos de esos programas es como si se ofreciera la posibilidad de mirar por el hueco de la cerradura lo que ocurre en el interior de un psiquiátrico, pero sin ningún profesional al cargo. ¿Quién no hubiera tenido curiosidad por ver un psiquiátrico por dentro, cuando existían en su concepción más clásica?", pregunta el especialista, haciendo ver la curiosidad que este tipo de programas despiertan en la audiencia.

Convertir tu vida en arte

A pesar del gran perjuicio que puede suponer para estos personajes abrir la caja de las emociones, recuperarse del trauma vivido y afrontar el estadillo de popularidad (y la posibilidad de perderla), algunos han encontrado un verdadero negocio en estos programas. Kim Kardashian empezó llevándole el bolso a Paris Hilton, pero a raíz de 'Keeping Up With The Kardashians', ella y su familia pasaron de tener una pequeña tienda de ropa en un centro comercial de California a ser diseñadoras, blogueras, empresarias, modelos o defensoras de los derechos humanos.

placeholder Imagen promocional de 'Las Kardashian'. (Hayu)
Imagen promocional de 'Las Kardashian'. (Hayu)

Gracias al 'reality', Kim Kardashian ha podido crear un imperio que supera los 1.800 millones de dólares. Su popularidad y su fama no son estancos. Es habitual que la 'influencer' protagonice una polémica cada tanto tiempo. Sus palabras y actos son capaces de crear olas de críticas hacia su figura. Sin embargo, con esta dinámica la 'celebrity' ha inventado un juego en el que su vida y su propia persona son su arte.

"Las estrellas de telerrealidad necesitan crecer constantemente. Nunca pueden quedarse paradas. Ellas tienen que estar en la tele o en los móviles de forma activa. Cuando Kim Kardashian dice una burrada, sabe perfectamente lo que está haciendo. Sabe que con eso va a recibir un golpe a su popularidad. Sin embargo, su fama es tan grande, que su popularidad global no se va a resentir. Es parte del juego, ella es muy inteligente y sabe que no hay mala publicidad", explica Juan Sanguino.

De marca España

Personajes televisivos como las Kardashian han demostrado que pueden prosperar y aumentar su relevancia con este tipo de formatos. Quizás por eso cada vez son más los españoles de clase alta que deciden protagonizar estos 'realities'. Támara Falcó, Georgina Rodríguez o el elenco aristócrata de 'First Class' han abierto las puertas de sus vidas a los telespectadores y, con ello, están rompiendo la opacidad que siempre había caracterizado a los ricos de nuestro país.

Juan Sanguino: "En España, el rico de verdad no es tan exhibicionista"

"En Estados Unidos la gente más millonaria sale en 'realities' como 'The Real Housewives'. En España el rico de verdad no es tan exhibicionista. Hay un cierto pudor a la hora de mostrar, porque piensan que pueden irritar a la gente y se les puede volver en contra. Al verdadero rico español no lo conocemos. Sin embargo, esto ahora está cambiando un poco generacionalmente, porque hay hijos e hijas de empresarios que se han hecho 'influencers', modelos, etc. En general, los 'milennials' son muy exhibicionistas y los hijos de los ricos también lo son", argumenta Sanguino, acerca de este cambio en las clases altas de nuestro país.

Sea quienes sean sus adinerados protagonistas, estos 'reality shows' seguirán evolucionando y descubriéndonos necesidades que no sabíamos que teníamos. Este tipo de formatos, no solo nos acercan a las excentricidades, delirios y caprichos de los más ricos, sino que también nos demuestran que sus protagonistas no dejan de ser personas que sufren infidelidades, lloran, enferman o tienen problemas familiares. Para nuestro consuelo, y a pesar de la gran diferencia en el número de ceros de nuestras cuentas bancarias, nuestras vidas no son tan distintas a las de ellos.

Definitivamente, nos interesa la vida de los ricos. Basta con revisar el amplio catálogo de 'reality shows' protagonizados por estos personajes de clase alta para comprobar que el interés que despiertan entre los espectadores es alto, muy alto. En los últimos años, este tipo de ofertas se han convertido en una apuesta segura para las principales plataformas audiovisuales. Algunos como 'The Real Housewives' o 'Keeping Up With The Kardashians' llevan años en emisión, produciendo numerosas temporadas y sucesivos 'spin-offs'.

Tamara Falcó
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