Medida de auxilio desesperada (e histórica) en la gran final de 'Maestros de la costura'

Los finalistas de 'Maestros de la costura 5' han hecho historia en el concurso de Televisión Española. Palomo Spain, María Escoté y Lorenzo Caprile se han visto obligados a entrar a los talleres para ayudar a dos de los concursantes para que llegasen al final de una de las pruebas más decisivas del programa.

Lili, Pablo y Lluís se han tenido que enfrentar a la consabida prueba de los vestidos de novia. Los tres finalistas se jugaban el pase a la gran final teniendo que emular un traje nupcial de tres de los más prestigiosos diseñadores de toda España en esta disciplina. Para ello, todos ellos han contado con ayuda extra y VIP, como Patricia Conde o Miki Nadal.

"Nunca antes en la historia de 'Maestros de la costura' los tres jueces han tenido que entrar"

Sin embargo, el cronómetro se impuso junto a los nervios por convertirse en duelista con Pablo, el primer clasificado para el duelo final. Fue por ello que los tres jueces tuvieron que dejar su papel como expertos para meterse de lleno en los talleres de Pablo y Lili, ya que iban totalmente a destiempo y con pinta de no terminar el modelo a replicar.

"Pensé que nunca iba a tener que decir esto. Jueces, aprendices, últimos quince minutos de la prueba. Máxima atención, ¡última oportunidad!", chillaba Raquel Sánchez Silva a concursantes, invitados y jueces, antes de dar por finalizada la prueba que, finalmente, ganó con gran éxito Lluís Mengual por emular a la perfección el vestido de novia.

"Voy a calificar esta prueba de la final como inédita, única e irrepetible. Nunca antes en la historia de 'Maestros de la costura' los tres jueces han tenido que entrar en dos talleres y se han quedado hasta el final de la prueba", resumía la presentadora al término de la prueba, destacando una vez más el hecho histórico de los jueces teniendo que ser aprendices por unos momentos.

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Fue también irrepetible, como ha dicho Sánchez Silva, que uno de los finalistas haya tenido que abandonar en numerosas ocasiones por una indisposición de estómago. Algo que también ocurría en el taller de Pablo Bosch, quien intentaba no perder los nervios después de que Patricia Conde derramase un refresco de cola en la tela blanca nuclear de su vestido nupcial.