"Me parece aberrante": Ana María Aldón, al límite por una pregunta de Diego Arrabal

"Me han llegado informaciones, y van a salir a la luz, sobre tu pasado, un pasado que tú no has contado y que no te gustaría que se hiciera público". Con esta afirmación el domingo anterior, Diego Arrabal ponía a Ana María Aldón en el disparadero en 'Viva la vida'. Tras esto, a lo largo de toda la semana se han disparado las especulaciones, con Lydia Lozano poniendo sobre la mesa en 'Sálvame' que el padre podría haber obligado supuestamente a la colaboradora a llevar dinero a casa.

Esta insinuación dejaba en 'shock' a la mujer de Ortega Cano, que la descubría en directo este domingo, 24 de abril: "Es muy grave lo que están insinuando, casi más grave que afirmarlo. Esto ya no es un juego. Estoy pensando en demandar porque no pueden decir algo así", acertaba a reaccionar al escuchar las palabras de sus compañeros de cadena.

Sin embargo, era el propio Arrabal quien daba un paso al frente para hablar claro sobre estas insinuaciones: "Teniendo a Ana María aquí de compañera, a lo mejor yo soy el menos indicado para hacerlo, pero lo voy a hacer. Espero que no te moleste. Yo te voy a preguntar directamente. Lo pregunto porque se ha dicho eso y está sobre la mesa. En tu pasado, ¿en algún momento has tenido que ejercer la prostitución?".

La pregunta hacía estallar como nunca a Aldón: "Nunca, jamás lo he hecho. Me parece aberrante esta pregunta. Tu pregunta me duele mucho más que todo lo que he escuchado. Que yo tenga que responderte a esta pregunta me duele mucho, porque si lo hubiese tenido que hacer sería algo que tendría que contarlo yo. Te respondo con todas las de la ley, jamás he hecho eso. Nunca. Cada vez que quieran sacar una información falsa y dañina como esa, si tengo que defenderme, no estoy preparada para vivir en este mundo".

Las lágrimas en los ojos de la colaboradora conmovían a Emma García: "Era una pregunta que había que hacer. Has sido contundente y así has desterrado todo tipo de rumores y especulaciones". "Viene por parte de alguien de la familia de tu marido", apuntaba entonces Marisa Martín-Blázquez. "Llegaré hasta esa persona", decía firme Ana María, dando pie a que sus compañeros trataran de indagar sobre la identidad de esa persona.

"Me parece una auténtica barbaridad que se juegue con todo esto", aseveraba Ana María Aldón, todavía notablemente afectada, motivo por el cual la presentadora daba la cara por ella: "Cuando la miras a los ojos y ves que está sufriendo... yo lo paso fatal. Pienso que no te lo mereces. Lleva 10 años al lado de Ortega Cano, en los peores momentos del maestro. Ha dado la vida por él. No se lo merece, porque Ana María además es un encanto. Yo sé que por dentro está rota, pero tienes todo nuestro cariño, de verdad y de corazón".

Diego optaba entonces por disculparse con su compañera: "Siento mucho por dónde ha derivado esta información, en ningún momento yo iba por esos derroteros cuando te dije lo que te dije la pasada semana. Sé que aquí te haces la dura, pero fuera de cámara te vienes abajo". "Porque tengo corazón y soy persona. Además de que mi salud mental tampoco la tengo muy boyante", agregaba Ana María antes de abrirse en canal nuevamente.

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Aldón se desgarraba, derrumbándose: "Si me he planteado dejar la vida, imagínate la televisión. La tele es un granito de arena en mi vida. Cuando tú te planteas dejar la vida, lo dejas todo, sangre de tu sangre. ¿La tele que es? No es nada. A mí me daría igual volver a mi frutería, a mi tienda, a mi gente. Yo no tendría ningún problema. A mí se me ha brindado una oportunidad y me siento bien aquí, me ha ayudado muchísimo además. Pero no voy a tirar mi vida por la tele. El problema está en cuando tú quieres dejar la vida, no la tele. Yo volveré a luchar, sigo queriendo vivir".

Emma García volvía a arroparla, levantándose para abrazarla al ver su estado de nervios, con lágrimas en los ojos. Arrabal volvía a sentirse culpable, disculpándose nuevamente: "Quiero pedirle perdón públicamente por si algo le ha sentado mal, pero aquí tienes a un compañero", remataba con otro abrazo antes de pasar a abordar otros asuntos.