Fernando Díaz de la Guardia (Canal Sur): "Hay que diferenciar entre 'opinólogo' y experto"

Fernando Díaz de la Guardia, junto a todo su equipo de 'Hoy en día', es el responsable de mantener al día a todos los espectadores de la televisión de Andalucía sobre los temas más destacados de la actualidad. El comunicador charla con EL CONFI TV sobre la complejidad de dirigir y presentar un formato diario de este calibre y se atreve a diferenciar entre el sinfín de 'opinólogos' que últimamente están colapsando los platós de televisión.

Antes de ponerse al frente del espacio más visto de las mañanas de Canal Sur, De la Guardia saltó a Televisión Española para copresentar junto a María Casado 'La mañana', un formato de casi idénticas características al que capotea de lunes a viernes en la autonómica andaluza. Mucho antes, presentó la edición del fin de semana de 'Andalucía directo', 'Tiene arreglo', así como diversos monográficos sobre el 'Caso Bretón' o la Semana Santa.

"En Canal Sur me siento en plena libertad para tratar todos los contenidos del programa"

PREGUNTA. ¿Hay presiones políticas en las televisiones públicas? ¿Sucede en Canal Sur?

R. Me siento un profesional independiente. El programa que dirijo y presento es un retrato de la actualidad, desde el punto de vista de los ciudadanos, que nos trasladan su denuncia, situaciones de conflicto, y últimamente, por desgracia, la actualidad gira en torno a la peor vertiente del ser humano. También comparten con nosotros expectativas felices y situaciones que nos hacen sentir muy orgullosos. Me siento en plena libertad para tratar todos los contenidos del programa, y esa es mi experiencia.

P. ¿Tienes presión por trabajar en una cadena pública en la que siempre se está midiendo la importancia del servicio público?

R. El servicio público es inherente a una televisión pública. Además, debe ser con público, no se entendería un programa de servicio público que no le interesara a los espectadores, pero la premisa es intentar atender aquellas informaciones que se corresponden con lo que consideramos necesario. Durante la pandemia todas las decisiones políticas, o casi todas, tenían una incidencia en la vida del ciudadano, y desde ese punto de vista creo que se hace una labor informativa esencial.

El servicio público es atender al ciudadano, a sus demandas, a sus intereses. Las televisiones públicas, como Canal Sur, tienen mucho sentido cuando abordan la actualidad de cercanía, de proximidad, de aquellas circunstancias que te afectan en lo particular, en tu pueblo o tu barrio, ahí es donde llega Canal Sur y el concepto de servicio público es imprescindible.

P. ¿Consideras que hay saturación de información 'seria' en televisión por las mañanas?

R. Vivimos una época muy singular y diferente a lo que yo en mi generación he vivido, en la que la información se ha vuelto imprescindible incluso para moverte, para lo esencial en la salud. Creo que los ciudadanos tenemos interés en ese sentido, porque nos concierne a nuestro bolsillo o a nuestra salud.

Probablemente, estemos todos saturados de tantísimos estímulos negativos, pero, lógicamente, un programa de actualidad tiene que ser testigo y canal para informar al ciudadano de las novedades en ese sentido.

P. ¿Podría la televisión a la carta terminar por comerse a la televisión en directo?

R. La forma de ver la televisión se ha ampliado muchísimo. La televisión no pudo con la radio y parecía que iba a desaparecer porque surgía otro sistema de comunicación. Vivimos unos tiempos muy transversales en los que todo puede convivir. Es probable que tengamos que adaptarnos a esa realidad del 'clip' y de lo instantáneo, pero pienso que van a poder convivir y creo que tiene todo el sentido que sigan existiendo canales públicos como Canal Sur.

"Lo mejor es el equipo. El presentador sin equipo está desnudo y yo me siento muy arropado"

P. ¿Te han propuesto regresar a TVE en esta etapa en la que tiene fuga de rostros conocidos (Diego Losado, Ion Aramendi...)?

R. Guardo relación excelente con los profesionales con los que compartí una temporada para mí, inolvidable y, de momento, estoy contento en Canal Sur, abordando una tarea que me llena. Primero, por lo que supone conducir un programa de tres horas en directo y, segundo, en la mañana de la televisión de todos.

P. ¿Cuáles son los puntos clave de un magacín informativo en directo como 'Hoy en día'?

R. La cercanía, la proximidad, hablarle a la gente con claridad, no dar por supuesto nada y, por supuesto, tener empatía y diferentes puntos de vista. Es muy importante dar el protagonismo al ciudadano que te está viendo. Para mí, lo mejor de esta etapa es el equipo. El presentador sin equipo está desnudo y yo me siento muy arropado.

P. ¿Qué espacio televisivo te gustaría hacer en la actualidad si tuvieses la oportunidad?

R. Me gustan los programas de debate, porque me gusta enriquecerme de las opiniones de los demás, escuchar diferentes puntos de vista. Centrarnos en un tema que tenga interés, un tema de alcance, de calado, y poder desarrollarlo conociendo los criterios de los expertos, de las voces autorizadas y ponerlo en línea con las preguntas de la calle, de los ciudadanos que tienen sus dudas o su punto de vista opuesto al que se está diciendo. Un programa en el que se pueda interactuar entre el público y los propios contertulios.

P. Ahora, todos los programas de actualidad en televisión cuentan con el denominado 'experto' de todo, ¿qué opinas de esta figura ya implantada en todos los platós?

R. Hay que diferenciar entre el 'opinólogo' y el técnico. Por ejemplo, en 'Hoy en día', que es un programa informativo, más que de opinión, el protagonista es el ciudadano, y a partir de ahí están los especialistas.

Por ejemplo, para hablar de salud tenemos a un médico, un profesional solvente con amplia experiencia y buen comunicador, porque muchas veces el mejor maestro no es el que más sabe, sino el que mejor lo expresa. En este caso, cito al doctor López Trigo. Si hay que hablar de cuestiones legales, contamos con profesionales de la rama de la abogacía. Y si vamos a otros temas que pueden parecer más extraordinarios también busco la voz de la experiencia y del que se dedica a la materia en cuestión.

Creo en la experiencia y el criterio del profesional, del técnico, y huyo del contertulio transversal que opina absolutamente de todo desde una valoración categórica, elevándolo a la categoría de ley, lejos de un debate donde se pueda consensuar o discutir para que el espectador, enriquecido por diferentes opiniones, saque una conclusión.

P. Por cierto, ¿participarías en algún reality tipo 'Supervivientes' o 'MasterChef Celebrity'?

R. No me veo en ese papel. Me gusta estar más al otro lado, ser yo el que busque las respuestas a través de las preguntas y ceda el protagonismo a quien es noticia o a quien considero que necesitemos escuchar, porque considero que su testimonio es enriquecedor y nutre a los demás.

P. Profesionales como Paz Padilla abandonaron un programa en directo por la presión con la que se vive en este tipo de formatos. ¿Resulta realmente tan estresante estar delante de las cámaras?

R. Desconozco el caso de Paz Padilla, pero es cierto que vivimos con muchísimo estrés. Efectivamente, el presentador vive rodeado del estímulo de la inmediatez, de la novedad de una serie de factores técnicos que el espectador supone, pero que entiendo que no vive. Las indicaciones por pinganillo, en caso de mi formato, por una novedad que hay que atender, la relación con las máquinas, con las cámaras y sus operadores en el plató, estar en el foco... Y a todo eso súmale ser el director del programa, como es mi caso.

Cuando el programa termina empieza el siguiente. Por mi vocación, estoy siempre en alerta y en conexión con la actualidad, intentando también mejorar mi trabajo y el de los demás, en definitiva el del programa. Hay que afrontar también la propia emisión en directo de tres horas de programa, y cuando se acaba vuelves a empezar. Es una línea de tiempo que es incesante y tiene una carga emocional añadida, pero me siento un privilegiado y disfruto de mi vocación. Este reto lo afronto con gusto, alegría y siempre con respeto, con ese pellizco añadido de la emoción, de estar en la tensión adecuada, porque cuando eso se pierde llega el error sin ninguna duda.