Javi Martín ('CQC'): "Quería quitarme la vida y me dieron cita para después de tres meses"

Afrontar el diagnóstico de una enfermedad o trastorno mental no suele ser fácil, sobre todo, debido a los prejuicios y a la discriminación que, en ocasiones, traen consigo. Afortunadamente, empiezan a derribarse tabúes y la sensibilidad hacia la salud mental cada vez es mayor. En España, a mediados de 2020, había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo, según los datos de la encuesta europea de salud difundida por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado mes de abril. De todas ellas, 230.000 personas sufrían una depresión grave.

Aun así, la salud mental sigue siendo la gran olvidada de nuestro sistema sanitario, tal y como puso este miércoles de relieve 'El intermedio'. Para abordar este tema, Andrea Ropero entrevistó a Javi Martín, compañero de Wyoming en 'CQC'. El actor y presentador fue diagnosticado con trastorno bipolar hace diez años; algo que él mismo ha relatado en los últimos meses en diversos platós de televisión. "Yo pensé en suicidarme durante muchísimo tiempo y el problema es que yo vivo en una casa que tiene una terraza en la séptima planta. Tenía el demonio en casa".

En esta charla, Martín denunció la falta de recursos que hay en salud mental: "Una de las veces que salí del psiquiátrico, quería quitarme la vida y me dieron cita para tres meses después. Hay una cosa que no entiendo porque eso no ocurre con otras cosas, una vez me rompí las costillas y me atendieron a las tres horas, pero cuando te quieres quitar la vida... te pueden atender en tres o hasta en seis meses".

Según el actor, resulta complicado darse cuenta de lo que a uno le ocurre y mucho más aceptarlo, y precisamente por ello resulta incomprensible que cuando una persona se decide a pedir ayuda la pongan en una lista de espera interminable. Lo más grave es que esa ayuda no llegará en muchos casos.

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"Yo le digo a la gente que vaya al psicólogo y al psiquiatra, pero tenemos muy pocos psicólogos en la sanidad pública en España". Y ese fue el problema con el que se encontró Javi Martín, así que decidió asumir ese coste de su bolsillo porque era un gasto que él sí podía permitírselo: "Yo pagaba 70 euros la psicóloga y 100 euros el psiquiatra a la semana", algo que no muchos ciudadanos pueden permitirse. "Es muy duro decirlo, pero cuánta gente se habrá quitado la vida por no poder acceder a un psicólogo...".

Después de un tiempo viendo las cosas de manera distorsionada y pasando del estado maniaco, "con mucha energía y haciendo muchas locuras", a la depresión más profunda, Javi Martín ingresó primero en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid) y más tarde en el Clínico, que era mucho más amplio, "pero hace faltan más recursos y más camas".

Según reconoció el actor a Ropero, "todo lo que sea salud mental tiene muchísimo estigma", de ahí el miedo que surge ante un diagnóstico en ese sentido. "Me costó muchísimo entender que tenía que tomarme las pastillas y me negaba o mentía, diciendo que ya me las había tomado. Cuando tuve la depresión, por ejemplo, me costaba mucho tomar ansiolíticos hasta que descubrí que me quitaban esa sensación de angustia y ansiedad".

"Parece que nos cuesta tomarnos una pastilla", recalcó Javi Martín. "Es como una especie de derrota. Nos cuesta admitir que la química nos va a ayudar muchísimo, porque nuestro cerebro tiene desconexiones neuronales o la química que no funciona bien, y las pastillas te ayudan a llevar una vida mucho más estable".