¿Debería 'MasterChef' haber expulsado a Verónica Forqué disciplinariamente?

Verónica Forqué se convirtió el pasado lunes en la gran protagonista del arranque de 'MasterChef Celebrity 6', y no precisamente por sus dotes para el cocinado. La veterana actriz arrancó la edición demostrando su buen hacer entre los fogones, tanto que hasta logró convertirse en la capitana de la prueba de exteriores de la segunda entrega del formato de TVE, pero acabó cayéndose con todo el equipo en un reto que, a todas luces, le vino grande.

Forqué no solo dejó mucho que desear en lo que a los platos se refiere, con un cocinado caótico, emplatado irregular y resultado deficiente, sino que, y lo que es todavía más importante, mostró su peor cara en el trato a sus compañeros. La artista arrancó la prueba apartando del cocinado a Eduardo Navarrete sin temblarle el pulso, argumentando que necesitaba evitar que "alborotase el gallinero", y a partir de ahí se le fue por completo de las manos el reto con gritos, malas caras y peores modos.

"No me grites. ¡Te callas, se trabaja callado!", le espetaba a Samantha Hudson a la mínima que abría la boca para consultar cualquier duda con su capitana. "No me vuelvas a decir cuidado, yo sé lo que hago", le soltaba a Vanesa Romero cuando trataba de ayudarla. "¡A mí no me hables así, te callas! A mí no me des lecciones, yo hago lo que me da la gana", le gritaba a Miki Nadal de muy malos modos.

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Estos tres ejemplos no son casos aislados que reflejen la tensión del momento, sino que lo cierto es que son solo la punta del iceberg, como desveló Miki Nadal en 'Zapeando', quien más la sufrió durante toda la prueba: "Verónica Forqué como capitana era enfrentarse a lo más crudo de la realidad. Estas tres horas de grabación son todo el tiempo en esa misma situación, con ella siempre manteniendo esa actitud, mandando callar y tirando muchísimas cosas, mucho más que los espárragos que estuve preparando más de una hora. Fue muy caótico".

Gritos, malos gestos y peores palabras y, sobre todo, un sinfín de desprecios a sus compañeros que en ningún momento fueron afeados por el equipo de jueces del programa, como cabría esperar. Sus compañeros de reto se limitaron a acatar sus indicaciones en un ejercicio de profesionalidad, respeto y educación, esperando quizás alguna respuesta por parte de quienes debían ofrecerla, Pepe, Jordi o Samantha. Nunca llegó.

Es lógico que se busque el espectáculo, pero tiene que haber unos límites

Lejos de darle una reprimenda ejemplar con la que dejar claro que en ningún caso ese comportamiento es aceptable dentro de las cocinas de un restaurante, el 'talent show' enfocó desde el humor el bochornoso espectáculo ofrecido por Verónica, apoyándose en música divertida y en la vis cómica de Miki para pasar por alto el atropello sufrido por el equipo rojo durante toda la prueba. La cara de los participantes era un poema que ni las bromas al respecto durante la valoración final pudieron borrar.

No se trata esta de la primera vez que un aspirante pierde las formas en las cocinas de 'MasterChef', ni será la última, pero sí ha sido la única en la que su actitud no fue reprendida rápidamente por el jurado, siempre firme y con mano dura ante este tipo de comportamientos. Por eso extraña que un episodio tan clamoroso, como los espectadores coincidieron en señalar desde el inicio, no tuviera ningún tipo de consecuencia para Verónica Forqué, que se fue de rositas restándole hierro a lo ocurrido.

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Por respeto a sus compañeros y al público, la actriz debió ser sancionada por el jurado, en un ejercicio de empatía por el equipo que sufrió su actitud con entereza y resignación. Este tipo de comportamientos no pueden tolerarse en televisión, mucho menos en la cadena pública, que debe servir de ejemplo para el resto de canales. Lo mínimo habría sido un fuerte rapapolvo que pusiese fin a su dictatorial forma de dirigirse al resto de participantes, pero una nominación disciplinaria (delantal negro directo en el caso de 'MasterChef') tampoco habría estado de más.

Quizás, y solo quizás, una expulsión fulminante hubiera sido una reacción desmedida por parte de los responsables del programa, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de una de las principales concursantes de la edición, y de una de las actrices más importantes de nuestro país, pero pasar por alto el incidente no se corresponde con los valores que 'MasterChef' ha tratado siempre de trasmitir a sus seguidores. Es lógico que se busque el espectáculo en un tiempo en que cuesta cada vez más atraer a la audiencia a la televisión tradicional, pero en un formato familiar como este tiene que haber unos límites. Sus responsables parecían tenerlos claros hasta el momento, pero Forqué decidió saltárselos a la torera sin ningún tipo de consecuencia. ¿Logrará redimirse en próximas entregas o volverá a mostrar su peor cara en sucesivos cocinados?