'Pasapalabra': "Con menos nivel restaríamos relevancia e importancia al rosco"

'Pasapalabra' continúa como el programa diario más competitivo de la televisión. El concurso promedia en estos momentos un fantástico 21,9% con 2,1 millones de espectadores, por lo que cerrará septiembre líder absoluto por décimo tercer mes consecutivo. Ni siquiera el 'reality' de Telecinco, 'Secret Story', ha sido capaz de hacerle sombra a partir de las 20:00.

"No nos esperábamos un éxito semejante", nos confiesa Borja Pérez, coordinador de guion del programa. "Estar por encima del 20% cada día es una burrada", así que alcanzar una media del 25% como sucedió en la recta final de Pablo Díaz es simplemente un sueño: "Es algo que no entra en tu imaginación".

"En otros formatos, nadie elige sus preguntas"

Pero a lo largo de estos 16 meses, 'Pasapalabra' no ha estado exento de críticas. Sucedía cuando estaba en Telecinco y sucede ahora también en Antena 3. Los favoritismos, la supuesta desigualdad de los roscos y, sobre todo, la dificultad para llevarse el bote son solo algunas de las críticas más vertidas contra el formato de Roberto Leal.

P. 'Pasapalabra' lleva 21 años emitiéndose en España. ¿Cómo se las arregla el equipo para esquivar las repeticiones y sorprender siempre a los concursantes?

R. Al final, el diccionario es finito y sí que hay palabras que se repiten cada cierto tiempo. Lo que se intenta es que se repitan cuanto menos posible. Hay ciertas letras que son muy complicadas porque no tenemos muchas palabras en nuestro diccionario como, por ejemplo, la J o la Z. Algunas palabras se repiten con más frecuencia de lo que nos gustaría.

Nosotros tenemos varias bases de datos y lo que cuidamos siempre es que las palabras que se repitan lo hagan con la mayor distancia posible en el tiempo. En ocasiones, las palabras tienen muchas acepciones, así que rebuscamos en ellas para referirnos a una palabra que ya haya salido en el rosco. Buscamos definiciones o significados diferentes para una misma palabra.

P. Durante estos años, el concurso ha estado en manos de varias productoras e incluso se ha emitido en dos cadenas diferentes. ¿Cada nueva etapa significa arrancar de cero?

R. Cuando tú te vas de un programa o una productora dejas todo detrás. Gran parte de la información se pierde, pero como llevas un bagaje es más fácil arrancar de nuevo. A nosotros nos encantaría tener muchos de los datos que han salido estos años, pero no los tenemos.

P. Por lo tanto, no tenéis las bases de datos de los años en los que 'Pasapalabra' se emitió en Telecinco.

R. Nosotros ya no trabajamos con esas bases de Telecinco. Hicimos una de cero al arrancar en Antena 3. Tenemos cosas, pero la base como tal no. Así que seguramente habremos preguntado a los concursantes cosas que ya hemos preguntado en etapas anteriores. Es algo inevitable.

P. 'Pasapalabra' es un formato de un enorme éxito y como tal no está exento de las críticas. ¿Cómo lleváis que constantemente se ponga en cuestión el trabajo que hacéis en el programa?

R. Es normal, nosotros lo entendemos. Cuando un programa tiene tanto éxito como 'Pasapalabra' estás sujeto tanto a críticas positivas como negativas. Además, esta sea quizás la etapa de mayor éxito de nuestra historia. Sé que una de las críticas más habituales se centra en la dificultad de los roscos o en la supuesta diferencia que, según algunas personas, se da entre los roscos de los concursantes. Pero lo cierto es que es un trabajo que nosotros hacemos con mucho detenimiento.

Un rosco, desde que el guionista se pone a rellenar las palabras hasta que llega a Roberto Leal, puede llevar unas 10 o 12 horas de trabajo. Y hablamos de un solo rosco. ¿Por qué? Porque se mide mucho que sean los más equilibrados posibles. Hay un punto subjetivo que es imposible de solucionar, dado que uno puede tener conocimientos de determinadas materias y puede parecer más fácil, pero desde el equipo de 'Pasapalabra' el objetivo es siempre mantener la igualdad en los roscos. Yo creo que lo conseguimos en la mayoría de las ocasiones. Escuchamos y aceptamos las críticas, pero tampoco les podemos dar mayor importancia.

"Hacemos los roscos tan igualados que daría igual la elección de uno u otro"

P. 'La silla azul' ha cumplido este verano seis años en 'Pasapalabra'. Se trata, sin duda, de la prueba más temida para los concursantes veteranos. Aseguran muchos de ellos que la dificultad se complica a partir de la décima pregunta...

R. En las preguntas de 'La silla azul' buscamos la misma dificultad entre ellas, algo que también hacemos con los roscos del programa. Es cierto que cuanto más avanzas, más probabilidades tienes de que te toque una pregunta de mayor nivel, dado que 'La silla' no puede durar una hora. Intentamos jugar un poco. Las primeras preguntas son fáciles, pero el nivel de dificultad va subiendo progresivamente hasta que se decide quién es el ganador.

El nivel determinante puede llegar en la pregunta 12, en la 10, en la 8... Vamos variando, pero está claro que no la ponemos en la tercera, porque sería muy pronto. Lo que te puedo decir es que no está tan medido como creen los concursantes.

P. El concursante aspirante es el que elige el sobre de 'La silla azul', de cara al espectador. ¿Por qué no sucede lo mismo con los roscos? Ya sabemos que, en ese caso, los roscos están en la tablet del presentador.

R. La verdad es que no es algo que me corresponda a mí. Es la dinámica que se sigue desde hace muchos años y no sabría decirte el motivo por el que se hace así. Creemos que es un debate que siempre va a estar sobre la mesa, pero que no tiene mucho sentido. Hacemos los roscos tan igualados que daría igual la elección de uno u otro. Pero ten en cuenta que tampoco se eligen los paneles del resto de las pruebas. Resulta curioso porque nadie en otros concursos nadie elige habitualmente las preguntas y a nosotros se nos critica eso.

P. Tienes razón, nadie en otros concursos tiene opción alguna de elegir sus preguntas, pero siendo una de las críticas más recurrentes... sería sencillo acabar con ella.

R. No sé... 'Pasapalabra' es un formato que lleva muchos años en televisión y son cosas que vienen ya establecidas. Realmente no es algo que nos preocupe porque el trabajo está hecho de forma muy equilibrada.

P. Hablemos de los 'cerrojos'. ¿Qué puedes decirme de esos palabros con los que intentáis descolocar a los concursantes?

R. Los cerrojos son las preguntas difíciles, esas que quieren 'abrir' y acertar para hacerse con el bote del rosco. El nivel en esta etapa, desde que empezamos en Antena 3, es bastante alto. El rosco cuenta con una serie de preguntas, a las que las concursantes llaman 'cerrojos', que dictaminan si se llevan o no el bote. Para ellos descifrarlas es todo un reto. Los concursantes han abierto muchos de esos 'cerrojos'.

P. ¿Esperabais un éxito tan arrollador como el que está registrando 'Pasapalabra'? Ni siquiera en su mejor etapa en Telecinco anotó un resultado tan positivo.

R. Cuando se da un cambio de cadena y presentador en un formato uno nunca sabe cómo puede a funcionar. A veces, esos cambios perjudican al rendimiento del espacio. La verdad es que no nos esperábamos una acogida tan grande. Estar diariamente por encima de un 20% es toda una burrada, así que nuestra pelea ahora es mantener esos datos.

P. ¿Cuántas personas os encargáis del guion? ¿Cómo os repartís el trabajo?

R. El equipo está formado por cuatro guionistas y yo, que soy el coordinador de guion. También tenemos a una lingüista, aunque no forma directamente parte del equipo de guion. Los guionistas lo que hacen es elaborar todas las pruebas del programa ('Una de cuatro', 'Sopa de letras', 'El rosco'...). Todo ese material pasa por mis manos y yo voy organizando el trabajo, montándolo para elaborar un guion completo y darle así la estructura final. Además, soy un nexo entre mi departamento, nuestra lingüista y dirección, que también se encargan de revisar los roscos del programa.

P. Revisáis mucho las pruebas, pero en alguna ocasión se os ha colado algún fallo en antena que ha dado mucho de qué hablar...

R. Tuvimos un fallo técnico en uno de los paneles de la 'Sopa de letras'. Había una palabra que no teníamos contemplada, un santo... No podían mostrarse cuatro santos, así que lo que se hizo fue modificarlo posteriormente para que solo tuviese tres. Sin embargo, el error salió en el montaje final. Se le dio mucha importancia, pero no la tuvo y no afectó al concurso. No fue relevante, aunque se le dio demasiada relevancia. Trabajamos para que no vuelva a ocurrir.

P. Últimamente la gente se fija mucho en esas definiciones de cosas comunes que, sin embargo, desconocemos su nombre. ¿Es algo en lo que estáis haciendo especial hincapié?

R. No es algo premeditado, es algo que siempre ha estado presente en el rosco. Nos gustan mucho ese tipo de preguntas porque son cosas que puedes visualizar, sabes cómo son y, sin embargo, desconoces su nombre. Por ejemplo, la rodaja de limón que viene en los refrescos tiene su nombre, aunque nunca pensarías que lo tiene. Se llama 'luquete'. Me parecen que son palabras muy bonitas porque la gente aprende. Nuestro diccionario es muy rico, hay palabras que han caído en desuso y es bonito darles esa importancia, aunque no es nada fácil encontrarlas. En realidad, son preguntas difíciles.

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P. Son preguntas que invitan a jugar a los espectadores...

R. El programa empieza con la silla azul, que es una prueba que tiene su dificultad, pero el resto las pruebas, desde el 'Una de cuatro' al 'Dónde están', son más amenas, más divertidas. Con el rosco nos podemos más serios, aunque hay preguntas de todo tipo: hay fáciles, más cotidianas, y luego hay otras preguntas que las sabes o no, y que pueden suponer un reto para el espectador. Es uno de los puntos claves del programa y también del rosco.

P. ¿Os sorprende cuando, de repente, los concursantes hablan de cosas como el 'Teorema de Mangut'?

R. Cuando un concursante como, por ejemplo, Pablo dice algo... es por algo. Hay gente que estudia mucho, y no solo el diccionario o la enciclopedia, también estudian el programa y buscan técnicas para adelantarse al trabajo de los guionistas. Es parte de un juego. El llamado 'Teorema de Mangut' no siempre funciona, no es una ley del programa.

P. ¿Baraja el programa algún tipo de cambio? A nivel internacional hay giros muy interesantes...

R. Nosotros valoramos mucho las cosas, pero cuando se hacen cambios en el programa tenemos que estar muy seguros de lo que hacemos. Siempre hay que meter mejoras que puedan contribuir positivamente al programa, pero por ahora no tenemos prevista ninguna modificación.

P. Pablo se llevó el último bote de 'Pasapalabra' después de dos años y medio de sequía. ¿No crees que eso refleja la enorme dificultad que hay últimamente en el rosco?

R. Lo que ha pasado con 'Pasapalabra' es que los botes que se daban hace 8 años tenían un nivel más bajo. El nivel ahora ha ido subiendo porque los concursantes se han ido haciendo mucho más expertos. Con un nivel más bajo daríamos más botes, pero al mismo tiempo le restaríamos importancia o relevancia al rosco. Quien gana el bote es realmente un concursante 10, brillante, excelente... El de Pablo Díaz fue un bote muy bonito, un bote histórico. Fue historia de la televisión, el que más expectación ha creado en estos 21 años de 'Pasapalabra'.