'Sálvame' deja en ridículo a Lydia Lozano con un test de cultura general al estilo 'Supervivientes'

"Tenemos mucho que perder y poco que ganar". Con este premonitorio mensaje reaccionaba Antonio Montero a la propuesta de 'Sálvame' de someter a sus colaboradores a un test de cultura general al más puro estilo 'Supervivientes'. Y así fue, ya que en líneas generales pocos se salvaron de la quema, con Lydia Lozano siendo ridiculizada por su falta de conocimientos.

Nueve fueron las preguntas realizadas por Jorge Javier Vázquez a sus compañeros, con Lydia respondiendo solo a cinco de ellas, y no muy bien en todos los casos. "Estoy muy nerviosa" y "me he quedado en blanco" fueron las excusas más repetidas por la periodista, incómoda en todo momento ante este resto.

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N. Costas

Nombrar dos Premios Nobel españoles, el río más caudaloso del mundo, el nombre de la enamorada de Don Quijote o la ciudad en la que se sitúa la Casa Blanca fueron sus aciertos, aunque para escribir Washington tuvo más de un problema, algo en lo que la dirección del programa hizo hincapié durante el resto de la tarde, poniendo en evidencia a Lozano.

También acertaría el nombre del Vicepresidente Segundo del Gobierno, aunque en esta ocasión fue pillada copiando a su compañero Miguel Frigenti: "Dudaba entre él y Carmen Calvo", comentaba tras la pillada, negando haber podido leer las pizarras de sus compañeros tras haber sido enviada a la grada del público para evitar que utilizase el móvil o echase un vistazo a las respuestas de quienes estaban a su lado.

Mucho peor le fue ante otras cuestiones de diferentes índoles, sonrojando tanto al presentador como a Kiko Matamoros al no saber identificar la capital de Dinamarca ("Olso" fue la respuesta de Antonio David), el autor del Guernica, dónde se encuentra el hueso más pequeño del cuerpo humano o el nombre del Primer Ministro ingles: "Sabía que había padecido el coronavirus pero no me venía el nombre. Estaba con Boris Becker en la mente, el tenista, y no me salía otra cosa", decía Lydia Lozano tratando de excusarse ante la última pregunta. Parra las anteriores, poca excusa más allá de quedarse en blanco, una justificación que empleó para no meter más la pata con llamativos errores.