Aciertos y errores de 'Juegos sin fronteras', el 'Grand Prix' internacional de Telecinco (con batacazo de España)

Telecinco saca del cajón este lunes, 23 de marzo, 'Juegos sin fronteras'. Grabado en Italia en septiembre del pasado año, este nuevo espacio de 'prime time' cuenta con seis entregas que rescatan la mítica competición europea entre distintos pueblos del continente que se emitió entre 1988 y 1992 en TVE. En esta ocasión pelearán frente a España por el honor y la gloria los países de Rusia, Italia, Polonia, Alemania y Grecia.

Mediaset apuesta por 'Juegos sin fronteras' frente a la caída de la publicidad en el sector televisivo, desempolvando un formato más propio de otra época. El concurso recupera el ADN del 'Grand Prix', pero sin sus características vaquillas. Caídas, golpes y carreras de obstáculos son los ingredientes con los que la cadena tratará de acompañar al público, apostando por el humor para sobrellevar la cuarentena.

'Juegos sin fronteras' hará las delicias de aquellos que añoran el regreso del 'Grand Prix', pero su resultado es muy desigual

Lara Álvarez y Joaquín Prat capitanean para nuestro país este nuevo concurso ya disponible de forma íntegra en la plataforma MiTele Plus, siendo ellos uno de los grandes aciertos de este formato. Lara demuestra, una vez más, su buen hacer a la hora de abordar pruebas, demostrando el callo que tiene tras cinco años conduciendo desde 'Supervivientes' desde la isla.

Joaquín aporta una vertiente más campechana y cercana con sus comentarios acerca de las dificultades de los participantes en los retos, las caídas y las malas pasadas que les juegan los obstáculos, complementándose muy bien con su compañera. Juntos desprenden química, formando un interesante tándem a tener en cuenta para futuros proyectos.

'Juegos sin fronteras' peca en su arranque de hiperactividad, tanto con sus presentadores como con sus pruebas, empezando con los rostros de Telecinco muy acelerados a la hora de explicar la mecánica del concurso. Como si carecieran del tiempo necesario, los comunicadores pasan de puntillas por las explicaciones necesarias para entender bien el formato y en concreto el primer reto, el cual no se muestra en su totalidad para evitar la repetición de su fórmula. Así, de los seis países en competición, el programa solo muestra la carrera de cuatro de ellos, algo que puede descolocar al espectador y se repetirá en otras pruebas.

Si el objetivo son las risas, los golpes y caídas deben ser más vistosas, el riesgo, por tanto, mayor

Es en las pruebas donde encontramos la cara y la cruz del formato, siendo estas las que evidencian que nos encontramos ante un espacio de otra época. El concurso aprovecha el inmenso plató de los míticos estudios Cinecittà de Roma para desarrollar sus retos en tierra y agua, pero no todas ellas resultan igual de atractivas para el público, lastrando el ritmo y, por tanto, el interés en función de las mismas, con un resultado muy desigual.

No se acierta con la primera prueba, siendo esta la menos vistosa de todas, algo que remonta con 'Paseo por la playa' al tratarse de uno de los retos más míticos del 'Grand Prix'. Tampoco brillan especialmente las pruebas dedicada a los alemanes o a los rusos, lo que resta notablemente a esta primera entrega en la que, además, no brilla en absoluto el equipo español. Tanto Joaquín como Lara ponen al mal tiempo buena cara, pero el batacazo nacional de la mano del grupo de Aranda de Duero es incontestable.

En definitiva, 'Juegos sin fronteras' hará las delicias de aquellos que añoran el regreso del 'Grand Prix', pero su resultado es muy desigual, al menos en su primera entrega. El concurso aprueba gracias a la solvencia de sus presentadores, pero necesita trabajar más sus pruebas si quiere resultar realmente atractivo. No es necesario alcanzar el nivel de exigencia de 'Ultimate Beastmaster' en Netflix, pero la prueba estrella tampoco puede ser un gran parque de bolas infantil. Si el objetivo son las risas, los golpes y caídas deben ser más vistosas, el riesgo, por tanto, mayor.