Machaca a su cita en 'First Dates crucero' con desprecios y zascas

Rocío y Juan han protagonizado una de las peores citas de esta primera edición de 'First Dates crucero'. La tensión podía palparse desde el primer encuentro, ya que ella nada más verle soltaba un descriptivo "¡ay, madre!", señal inequívoca de que no le había entrado por el ojo. Y es que ella llegaba presentándose como "un pibón" que tiene "chicos a patadas".

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Rocío no se cortaba a la hora de valorar a su cita ante las cámaras del programa: "Me esperaba algo más, porque yo lo valgo, a todos lo niveles". Pero lo peor no es que hiciese estos comentarios en la intimidad, sino que frente a Juan tampoco se mordía la lengua. "No he tenido ninguna vibración, y no podré tenerla", le espetaba antes incluso de sentarse a cenar. Toda una declaración de intenciones de lo que estaba por llegar.

Al poco de situarse en la mesa, Rocío volvía a cortarle las alas a Juan, por si no le habían quedado claro ya las pocas posibilidades de éxito en la velada: "Lo siento, la forma de pensar es coincidente con mi manera pero no amor. Amor no. Con respecto a ti, como pareja y eso, no me veo".

"Ah no, no me preocupa demasiado. De verdad que no", respondía él tratando de salir del paso antes de buscar algún tema de conversación que pusiese fin a la tensión entre ambos, sin éxito.

"Creo que a Juan sí le he gustado desde el minuto uno. Otra cosa es que le haya dado en todo el ego", valoraba Rocío en otro de sus confesionarios, antes de volver a la carga frente a él: "Me veo muy jovencita para ti. Yo salgo con hombres de mi edad o más jóvenes".

"¿Cuántos años tienes?", le preguntaba entonces Juan. "47", respondía ella. "Ay, qué jovencita", apostillaba con humor él, que solo tenía cinco años más que Rocío. "Sí, eres mayor para mí, y no te insulto ni quiero molestarte", agregaba entonces ella, tratando de minarle la moral. Juan tiraba entonces de ironía frente a la cámara: "No sé dónde se habrá mirado ella, en qué espejo".

Rocío continuaba con su mala actitud en la cena: "No hay nada que le siente peor a un hombre que el rechazo. Tú no eres para mí". Ante la sucesión de ataques, Juan se desquitaba en la intimidad del confesionario: "Hacía años que no me pasaba estar con una persona así, y conozco a muchísimas personas cada año. Su frecuencia y la mía son completamente diferentes".

Ella, en cambio, se jactaba de sus ataques: "Anda, que le he metido caza zasca al experimentado porque yo hablo siempre desde el corazón". "No me gustas como hombre", volvía a repetirle a Juan, unas palabras que hacía que él perdiera la paciencia: "Cariño, como pareja, no te preocupes que, entre tú y yo, tampoco eres mi tipo. Pero desde el primer momento que te he visto. Si vamos a ser sinceros, tenía que decírtelo". Con una cena como esta, normal que los dos terminaran descartando una segunda cita.