La sociedad sí necesitaba ver la reacción de Carlota ante el presunto abuso sexual en 'GH'

Vaya por delante que no pretendo encajarme la toga y entrar a sentenciar los hechos, para eso ya están sus señorías. Cuando llegue la hora, aplicarán la ley a quien corresponda. No voy a entrar a preguntarme por qué el 3 de noviembre de 2017 los responsables de la casa de 'Gran Hermano' dejaron que se cometiera una presunta violación o unos presuntos abusos sexuales, ya sabemos que para esto el Código Penal anda pelín obsoleto y algunos miembros de la judicatura aún más.

[Vídeo | 'GH' siguió grabando a Carlota Prado tras mostrarle su presunto abuso sexual]

Como todo el mundo sabe, y si no lo saben se lo recuerdo, el suceso más negro de la historia de 'GH' se cerró expulsando al presunto abusador y dando a la víctima la opción de irse un tiempo y volver, o ausentarse definitivamente. Carlota Prado escogió la primera opción. José María López fue expulsado de la casa, salió con el rabo entre las piernas, nunca mejor dicho y con una denuncia en su currículo.

Todo esto pasó hace exactamente dos años. Como he dicho, no voy a entrar a juzgar, pero, ¿por qué no lo pararon? ¿Por qué la persona responsable de la casa no frenó en seco al bárbaro que estaba presuntamente abusando de una joven presa del alcohol, una joven que estaba tan inconsciente que casi rozaba el coma etílico? Con tanta cámara inteligente, quien no os dice que el turno de noche andaba relajado y a otra cosa mariposa. Yo no estaba allí, pero sé como es la casa por dentro y las cientos de cámaras que por allí pululan son tan inteligentes que incluso graban por sí solas.

Cuando el que barre la mierda lo hace desde la sección de televisión, nos permitimos el lujo de insultar y nos erigimos en maestros de la moral

A pesar del tiempo transcurrido, es ahora cuando nos llevamos las manos a la cabeza. Mi compañero Berto Molina entrevistó en exclusiva a Carlota Prado e incluso desveló el auto judicial, pero eso no ha valido de mucho. A pocos les ha importado, pero a la mayoría ni se le han puesto los pelos de punta. Han tenido que publicarse las imágenes de la víctima en el 'confesionario' de 'Gran Hermano' viendo lo que había olvidado gracias al exceso de alcohol, las que ahora han revuelto la plaza pública de las redes sociales. Salen las imágenes y nos escandalizamos como si hubiéramos descubierto el suceso de golpe y porrazo. Nos asombramos y tiramos a dar en la línea de flotación del mensajero. Trending Topic de palos.

Sí, me reitero, no voy a juzgar a nadie, pero confieso que estoy estupefacta. Me molesta y quiero denunciar esa doble moral que manejamos en este país, esa ley del embudo que permite a unos levantar las alfombras de las casas a costa de lo que sea, pero cuando el que barre la mierda lo hace desde la sección de televisión, a la que nadie quiere ir pero a la que todos le hacen la pelota porque es la que de verdad mueve montañas, entonces nos permitimos el lujo de insultar, nos erigirnos en maestros de la moral, y la liamos parda.

Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques, lo demás son relaciones públicas, propaganda

Vamos, que si desde la sección de Tribunales, especialistas en filtrar sentencias, llega un redactor y consigue, como ya ha pasado, las grabaciones, por ejemplo, de Villarejo en una comida privada donde se dicen todas las barbaridades que te puedas imaginar, eso no está mal, es periodismo. Se publican sin problemas, levantamos la mierda de quien sea y un aplauso para el mensajero. Y si te atreves a decir algo te sueltan la máxima esa que sabemos todos: periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques, lo demás son relaciones públicas, propaganda.

['GH' y su trato a Carlota Prado tras los supuestos abusos: "Fue otra agresión"]

Si tiro de memoria y le doy vueltas a mis más de 10 años en la sección de local de un periódico de autor de tirada nacional, no tendría dedos en la mano para contar la de veces que se publicaron a cinco columnas imágenes sórdidas de sucesos, asesinatos, reyertas y accidentes de tráfico sin pensar que aquellos muertos tenían una familia, gente que los quería. No, entonces se le daba una palmadita al redactor que traía la información más sórdida y otra al fotógrafo. Periodismo, decían. No digamos si el protagonista de la historia vive lejos de nuestras fronteras, es víctima de una guerra, de una hambruna o de un atentado. Ahí jamás hay miramientos, se publica la imagen y punto. Total, son de acullá. Esos no duelen a nadie.

Periodismo no es repetir lo que todos hablan, sino desvelar aquello que nadie conoce, Ramón Salaverría dixit. Pues eso, que para una vez que llega un auto judicial a las manos de un redactor de televisión, para una vez que se puede barrer la mierda y desvelar lo que un día se trató de silenciar en la pequeña pantalla, como viene de la sección de televisión se asocia a la basura, al morbo y a la falta de escrúpulos. Vale, admitimos pulpo. Si queréis lo compro, pero lo compro para todo.

¡Ah! Pero no os olvidéis que, en este caso, la víctima ha dado la entrevista libre y sin ser coaccionada, además ha mostrado en público su consentimiento y su apoyo a la publicación de las imágenes. ¿Podrán decir lo mismo aquellos que invaden la intimidad de muertos, víctimas y accidentados? ¿Y aquellos que roban grabaciones privadas? Señores, o todos moros o todos cristianos.