La 'futbolización' de la política: entre 'millennials' anda el juego televisivo de Vox

Son los reyes de las redes sociales. En Vox han establecido una estrategia que ya las quisieran para sí en el PSOE, en el PP, incluso, en Ciudadanos. No me atrevería a meter en este saco a Unidas Podemos porque considero que también se les podría bautizar como un partido nativo digital. Y de Más País todavía ni hablamos. Estos de Vox son capaces de incendiar las redes y los medios de comunicación con una facilidad que sobrecoge. Poseen una estrategia que les funciona perfectamente y que les lleva a podio del 'Trending Topic' cada vez que uno de sus miembros participa en una tertulia. Esto es un axioma que ya no necesita demostración. No en vano cuentan con un gran equipo de jóvenes que no alcanza la treintena que conocen, controlan y manejan los códigos del lenguaje digital y de la muchachada en general.

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El mecanismo es el siguiente, cualquiera de sus miembros, ya sea el líder, Santiago Abascal, o cualquier componente de su guardia pretoriana, léase Espinosa de los Monteros (del que nadie ha dicho todavía que si cierras los ojos escuchas a Antonio Resines metido en la piel de Diego Serrano, le falta la escobilla), Javier Ortega Smith o Rocío Monasterio, por no inmortalizar la lista, sueltan una boutade que incendia las redes, ya sea por rechazo o por sincronía, una vez que las redes arden, los medios entran a rebufo de la historia y ya está montado el circo mediático. Ya no hablamos de otra cosa.

"El PNV estuvo pactando con Adolf Hitler, a ver si les ayudaban después de la Guerra Civil. Todo el mundo sabe lo que es el PNV, el que recogía las nueces de los palos que agitaba la ETA. Preocúpese porque, como podamos, haremos todo lo posible para ilegalizarlo".

Los seudodebates no son más que mítines en los que las preguntas resultan secundarias y nadie habla de lo que verdaderamente importa

Sábado 2 de noviembre. 'La Sexta noche'. Javier Ortega Smith se dirigía así a Aitor Esteban cuando el representante de PNV explicaba por qué, el día anterior, le había negado el saludo a Espinosa de los Monteros al finalizar el debate a siete de La 1. Grave error, la educación no hay que perderla jamás, señor Esteban. El saludo no se le niega a nadie. Así los chicos de Vox no habrían tenido argumentos para captar miles de espectadores con el vídeo del desplante. En tiempos de redes y televisión los vídeos los carga el diablo.

Este sábado por la noche, el escudero Ortega Smith acusó al PNV de partido racista, xenófobo y esquizofrénico. Se atrevió a amenazar con "aplicar el Estado de excepción en Cataluña, retomar inmediatamente el control de las calles, iniciar el 155 para el control absoluto de la 'Generalidad', cerrar el grifo a cualquiera de los partidos que está apoyando el golpe de Estado, iniciar a través de la abogacía del Estado la ilegalización de todos los partidos. Porque antes de cualquier otra política está la de preservar la unidad de España y el ordenamiento constitucional". Le recuerdo señor Ortega que gracias a la democracia usted milita en un partido que en su programa aboga por acabar con las autonomías. Algo que, de partida, es anticonstitucionalista. Igual debería repasar el artículo 147 de la Constitución española.

El meteórico ascenso de Vox arrancó en las elecciones andaluzas en las que consiguió el 11% de los votos, lo que le convirtió en el partido bisagra para hacer realidad un pacto de Gobierno PP-Ciudadanos. Recordemos que la imagen más viralizada de la campaña fue un vídeo de Santiago Abascal recorriendo a caballo la sierra andaluza al más puro estilo 'Curro Jiménez' cuya mente gestante fue la de un millennial de 27 años, Manuel Mariscal, el mismo que catapultó a Vox en las redes sociales. Entre millennials anda el juego de Vox. La ignorancia es muy atrevida y a veces meten la pata, como el la imagen de Abascal con el morrión refiriéndose a la Reconquista, no cabe duda de que estamos ante la 'futbolización' de la política. Y ya se sabe: el fútbol en la tele es una mina de oro.

La que se lio el sábado 2 de noviembre en 'La Sexta Noche' no fue más que una más de las que tendremos que vivir en esta campaña anoréxica, en esta campaña de 'truco o trato', cuyos seudodebates televisivos no son más que mítines en los que las preguntas resultan secundarias y nadie habla de lo que verdaderamente importa: la Educación, la Sanidad, el Paro, el Cambio climático… Cataluña, Franco y las barbaridades de Vox están fagocitando los problemas legítimos de este país. Y todavía nos queda el debate de este mismo lunes, 4 de noviembre, el debate de los candidatos, el que se supone será el debate central de la campaña (por cierto, los partidos siguen sin atreverse a apostar por mujeres para el número uno).

Claro que si nos aferramos a esa máxima de que cada uno tiene lo que se merece, probablemente nos merezcamos sostener la clase política más pueril de la historia de la democracia, no hay más que ver cuáles son los programas que alimentan el alma de los espectadores. Tiremos de un día cualquiera al azar. Entre 'realities', 'talents' y televisión basura nos hemos convertido en los abducidos ciudadanos Gamma y Delta de 'Un mundo feliz'. Esa sociedad en la que las emociones se controlaban por medio de drogas.

"Siempre queda el soma, el delicioso soma, medio gramo para una tarde de asueto, un gramo para un fin de semana, dos gramos para un viaje al bello Oriente, tres para una oscura eternidad en la luna". Igual deberíamos desintoxicarnos del soma de la televisión para poder recapacitar, pensar y decidir hacia donde queremos ir como sociedad.