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Marie Kondo: el fin del caos y el Nuevo Orden llegan a tu casa para dominar el mundo
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Marie Kondo: el fin del caos y el Nuevo Orden llegan a tu casa para dominar el mundo

En 'Tidying Up with Marie Kondo' (Netflix), la experta organizadora ayuda a sus clientes a ordenar su hogar haciendo algunos cambios y los inspira para alcanzar la felicidad

Foto: La organizadora Marie Kondo. (Denise Crew/Netflix)
La organizadora Marie Kondo. (Denise Crew/Netflix)

Llueve en Lakewood, California. Las gotas caen pesadamente sobre las hojas amarillas de los árboles que adornan la apacible urbanización de casas unifamilares. De un coche negro desciende una diminuta figura sonriente, y se adentra en el jardín de una de las residencias a grandes zancadas. Es Marie Kondo. Viste un atuendo formal e infantil, como lo haría la delegada de clase de algún curso de secundaria. En contraste, tras ella, enfundada en un traje oscuro, su ayudante, que la protege de la lluvia (y quizá del mundo exterior) con un gigantesco paraguas, que se antoja pesado y aparatoso. En la otra mano, una gruesa libreta de la que sobresalen separadores de colores.

"¡Me encantan los paraguas grandes!", exclama entusiasmada la protegida al llegar a la puerta. "Sí", contesta lacónicamente su ayudante, mientras trata de cerrarlo. Así aparece por primera vez en nuestras pantallas la figura del momento, y así arranca 'Tidying Up With Marie Kondo', el fenómeno social del que todo el mundo habla.

Marie Kondo está ofreciendo la felicidad, a través de un orden formal y vital

Hace tan solo unos meses, Netfix contactó con la autora del superventas 'La magia del orden', para proponerle protagonizar su propio formato: un 'reality show', de ocho capítulos, en el que difundir y explicar su método 'KonMari', un sistema innovador que divide los objetos en unas categorías algo chocantes (ropa, libros, papeles, Komono —categoría miscelánea— y objetos de valor sentimental). Hasta aquí, nada que parezca justificar el 'boom' social y mediático que están viviendo este 'reality' y su protagonista.

placeholder Marie Kondo, en 'Tidying Up'. (Denise Crew/Netflix)
Marie Kondo, en 'Tidying Up'. (Denise Crew/Netflix)

Fórmula repetida

Por nuestra experiencia televisiva ya ha pasado Chicote, irrumpiendo en restaurantes caídos y avivando los fogones entre gritos y directrices; o una 'Supernanny' (la magnífica Rocío Ramos en su versión española), entrando en las casas como un ángel anunciado, y terminando con los berrinches cual exorcista de infantes. Formato televisivo que hemos visto repetidamente en fórmulas como 'SOS adolescentes' o 'Hermano mayor'.

En todos los casos, el desenlace es siempre el mismo: la figura salvadora descubre errores en nuestras dinámicas de vida que tienen origen o consecuencia en problemas más profundos. Una vez detectados y superados, se producen la magia y la salvación. Da igual si se trata de Jaime y Patricia, que ya podrán dormir la siesta porque los gemelos no gritan, o si César Millán consigue que nuestro teckel deje de morder los tobillos al vecino. La familia llora agradecida, el salvador deja germinar su semilla de sabiduría y se va.

Muy bien, ya visto. Ordenar y tirar tampoco parece un tema precisamente apasionante. Pero, entonces, ¿por qué Netflix ha apostado por este proyecto y por qué ha dado nuevamente en el clavo? ¿Realmente es para tanto?

¿Qué me estoy perdiendo?

En cuestión de semanas, la diminuta japonesa de 34 años de edad y madre de dos hijos ha revolucionado la escena mediática internacional. Las redes sociales arden y parece imposible escapar al aluvión de referencias y comentarios a favor o en contra de la gurú del orden y su serie 'Tidying Up With Marie Kondo' (en España, 'A ordenar con Marie Kondo').

Puede que el hecho de que una figura tan pequeña y naíf como Marie nos llame al orden y nos dé directrices sobre qué priorizar o de qué debemos desprendernos nos haga gracia. Y, desde luego, se presta al 'meme' procaz y al comentario jocoso. Sí, eso también funciona, pero mucho cuidado: sería un gran error subestimar a esta "ninfa del orden" o "hada de la basura" (como ya se la denomina en las redes sociales), o juzgar esta serie como una moda inexplicable.

Como Alberto Chicote, Rocío Ramos ('Supernanny') o Jero García ('Hermano mayor'), Marie Kondo deja germinar su semilla de sabiduría y se va

Su calado tiene un origen estudiado minuciosamente. Marie Kondo está haciendo mucho más que entrar en los hogares familiares para poner fin a sus problemas de orden y limpieza en casa. Está ofreciendo la felicidad, a través de un orden formal y vital. En el primer minuto de programa, a modo de introducción, se afirma que "Marie Kondo se ha dedicado a inspirar al mundo para que escoja la felicidad a través del método KonMari". Así, tal cual, como si de un telepredicador se tratase.

placeholder La gurú del orden Marie Kondo. (Netflix)
La gurú del orden Marie Kondo. (Netflix)

Nadie se sorprende ya si afirmamos (con muchos matices) que el mundo moderno abre un nuevo escenario donde la idea de un concepto divino, la religión e incluso la filosofía con respecto a las cuestiones trascendentales de la existencia se han ido evaporando. En su lugar, se ha dado paso a un nuevo pensamiento colectivo donde la ética se fusiona con una filosofía infinitamente más tangible, formando reglas de vida, que pueden ordenar nuestras conductas en un plano vital inmediato. El 'carpe diem' convive con 'be water, my friend', 'just do it' con 'ni un paso atrás', y 'busca tu centro' con 'recicla'.

En esta nueva realidad, cada acto trivial, cada rutina, viene adornado con una capa de identidad, con una 'minitrascendencia' que otorga un poso especial, perfectamente etiquetable para el consumo. En esta nueva realidad, lo espiritual se toca, tiene sabor, huele a triunfo, y cualquier actividad cotidiana u objeto tangible son susceptibles de conectarnos con un trocito de filosofía.

placeholder Marie Kondo, en su nuevo espacio de televisión. (Netflix)
Marie Kondo, en su nuevo espacio de televisión. (Netflix)

¿Es una tomadura de pelo?

¿Pueden las personas alcanzar la felicidad a través del orden? Todo el mundo conoce ya el Feng Shui, y si bien lleva implícitos principios de armonía, no parece revolucionar el sistema de vida occidental. Por otro lado, el Oosouji es una tradición milenaria japonesa para empezar el año nuevo con buen pie, dejando atrás cargas físicas y mentales, y que aprovecha la necesidad de tirar y limpiar para expulsar las malas influencias de nuestras vidas. ¿Qué ofrece entonces Marie Kondo?

La diminuta profeta, a través de su evangelio, el método KonMari, está cuestionando principios modernos, como el consumismo o el espacio para la afectividad, a través de los compartimentos que debemos dedicar a las distintas esferas personales. "Si no te hace feliz, tíralo". En confrontación con el comportamiento de consumo bulímico, nos obliga a cuestionarnos hasta qué punto estamos mediatizados en nuestra necesidad de comprar.

placeholder Imagen del programa 'Tidying Up With Marie Kondo'. (Denise Crew/Netflix)
Imagen del programa 'Tidying Up With Marie Kondo'. (Denise Crew/Netflix)

La mesías del consumo por felicidad, un concepto mucho más libre que el de 'tendencia o moda', puede dejar en cuestión muchas necesidades generadas de forma artificial. Más aún, esta confrontación de la realidad de consumo se hace desde una perspectiva de consciencia sobre una actividad (comprar) que se ha vuelto programática y desligada de la necesidad real de poseer. Todo ello, desde una visión tan pura e infantil que aturde.

Descubriendo nuestra identidad

Yo en el mundo o el mundo en mí. Y nos ponemos místicos. Estamos viendo cómo ordenar camisetas, y de pronto nos sorprendemos pensando que el universo es desordenado y ajeno, pero a medida que lo vamos haciendo nuestro y lo ordenamos, aprendemos cómo vivir y qué lugar debe ocupar cada aspecto de la vida en nosotros. Y, quizá también por ello, qué lugar ocupamos nosotros mismos en el mundo.

En menos de dos programas, estarás deseando poner tu vida patas arriba

Por otro lado, en el método KonMari se acepta la interacción espiritual humano-cosa en un plano de igualdad, la emotividad, el afecto que nos une a lo material. "Te quiero, pantalón; y sé que tú a mí, porque eres cómodo y me sientas muy bien... ¿Buscamos algún sitio más íntimo?".

La importancia de ser consciente de aquello que hemos hecho nuestro comienza por relacionarnos con lo que tenemos. Se trata de colocar cada cosa en su lugar, y recuperar nuestro sitio descubriendo, a través de ese orden, nuestra propia identidad. Una filosofía cercana a la religión que en algún libro de Isaac Asimov podría hacer adeptos incluso entre inteligencias artificiales evolucionadas. Quién sabe cúanto tardaremos en dirigirnos a nuestro aspirador y cuestionarnos si está conforme con el lugar que ha obtenido ordenando nuestra vida. "¿Eres feliz, Roomba?".

placeholder Marie Kondo, en acción. (Denise Crew/Netflix)
Marie Kondo, en acción. (Denise Crew/Netflix)

Marie exuda profundidad en la superficie y mientras golpea con su varita tu estantería intenta conectarte con un nuevo 'orden espiritual' y hacerte partícipe de su causa... o adepto a su secta. En cualquier caso, en menos de dos programas, estarás deseando poner tu vida patas arriba.

"Me gustaría saludar a la casa. ¿Os queréis unir? Lo podéis hacer mentalmente; le vamos a comunicar a la casa lo agradecidos que estamos por protegernos, y que vamos a iniciar un proceso de limpieza. Cerrad los ojos". Marie Kondo invita, como una suma sacerdotisa, en el primer capítulo de la serie a sus primeros feligreses, la familia Friend. Se arrodilla sobre el suelo del salón y, juntos, como las antiguas familias ante el rosario, con los ojos cerrados, le rezan a su casa.

Llueve en Lakewood, California. Las gotas caen pesadamente sobre las hojas amarillas de los árboles que adornan la apacible urbanización de casas unifamilares. De un coche negro desciende una diminuta figura sonriente, y se adentra en el jardín de una de las residencias a grandes zancadas. Es Marie Kondo. Viste un atuendo formal e infantil, como lo haría la delegada de clase de algún curso de secundaria. En contraste, tras ella, enfundada en un traje oscuro, su ayudante, que la protege de la lluvia (y quizá del mundo exterior) con un gigantesco paraguas, que se antoja pesado y aparatoso. En la otra mano, una gruesa libreta de la que sobresalen separadores de colores.

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