La niñez de Las Campos: "Dormíamos juntas en la misma cama, éramos muy miedosas"

Carmen Borrego y Terelu Campos se han sentido muy cómodas en su entrevista con Bertín Osborne en 'Mi casa es la vuestra' en Telecinco y han desvelado detalles de su infancia hasta ahora desconocidos para el público.

[El impactante posoperatorio de Carmen Borrego tras sus retoques estéticos]

Las Campos eran unas niñas muy miedosas, por lo que a pesar de que en la habitación dormían en camas separadas, las juntaban para no sentirse solas y acababan durmiendo las dos en la misma. La culpa, según ellas, era de una vecina que les contaba historias horribles como que las muñecas se levantaban por las noches, se despertaban y les podían hacer cosas. "Si te dicen eso con 7 años, te mueres de miedo", cuenta Carmen.

Al final, acababan durmiendo las dos en la cama con sus padres para estar más seguras, aunque Terelu lo recuerda como algo muy agobiante ya que era ella la que dormía en medio de sus padres y no le gustaba demasiado. De mayores han repetido la experiencia y tampoco les ha hecho mucha gracia: "Esta mujer para dormir es un monstruo", afirma Carmen.

La relación con su familia

La casa de Bertín está situada en Marbella (Málaga) que es donde ellas vieron por última vez a su padre. Lo recuerdan como alguien "muy trabajador, mataba por nosotras aunque su carácter no era de alguien cariñoso. Se sentía acomplejado por mamá y es algo que nunca he entendido porque nunca le hizo sentir así", asiente Carmen.

"Cuando murió se me acabó la juventud, maduré a pasos forzados. Siempre hemos sido una piña pero en sese momento nos unimos más. Teníamos claro que no íbamos a permitir que se culpara a mi madre de su muerte porque no es así. Mi padre debía tener un mundo interior que no conocíamos. Siento que ha debido sufrir muchísimo, es algo que he aprendido con el paso de los años", relata Carmen. "Tenía la oportunidad y todos los ingredientes para ser feliz. Nunca tuvimos la oportunidad de tener una conversación con él", afirma Terelu.

Su madre, María Teresa Campos, siempre ha sido más estricta con ellas y aunque de jóvenes han llegado a negar que son hijas suyas cuando les preguntaban por la calle, no pueden vivir sin ella y lo han pasado muy mal cuando ha estado ingresada en el hospital por una obstrucción intestinal.

Además de hablar de ellas y de la relación que tenían con sus padres, han recordado con mucho cariño a su abuela materna Concha. Cuando eran pequeñas y volvían del colegio, allí estaba su abuela en casa para cuidarlas mientras sus padres trabajaban. "Nos encantaba quedarnos en su casa, era maravillosa. Por la noche en invierno te planchaba la cama para que estuviera calentita. Siendo una niña en la cocina me daba un sorbito de cerveza, ahora por hacer eso te pondrían una denuncia, pero antes las cosas eran más naturales", recuerda Carmen. Terelu recuerda que "cuando tenía la regla, le decía que me dolía mucho la tripa y me daba una manzanilla con ginebra. Eso te lo quitaba inmediatamente, me cogía un colocón que no me acordaba del dolor".

“Siempre hemos sido muy malas para comer, mi madre dice que estamos vivas gracias a la sopa y el colacao, era lo único que comíamos”, relata Carmen. Si la abuela les daba un potaje de judías blancas con arroz, se lo comían, si se lo daba su madre María Teresa, no lo querían. Ambas recuerdan cómo dejaban de comer en cuanto su madre aparecía por la puerta para hacerla rabiar.

No solo hacían de rabiar a María Teresa con la comida sino con todo. Una anécdota que cuentan a Bertín con mucho cariño es de un día que su cuidadora se subió a tender la ropa al patio, echaron el cerrojo y la dejaron encerrada. La chica llamó desesperada a María Teresa, que llegó corriendo para que las niñas abieran, pero ellas siguieron jugando sin hacer caso. Tuvo que llegar su abuela Concha para sacar a la cuidadora del patio porque a ella sí le hacían caso.