'Espíritu salvaje', un programa familiar con poco margen para la improvisación
Las cámaras de Cuatro acompañaron a Unai y Amaia que, junto a sus padres, Andoni y Meritxell, exploraron la naturaleza
Cuatro sigue apostando por las aventuras en las noches dominicales. En esta ocasión, una familia de exploradores le tomó el relevo a Jesús Calleja: la familia Canela-Margarit. Un docu-reality dirigido al público familiar en el que no hay famosos con grandes titulares como en 'Planeta Calleja'.
Las cámaras de Cuatro acompañaron a Unai y Amaia que, junto a sus padres, Andoni y Meritxell, exploraron la naturaleza. Andoni es un prestigioso fotógrafo especializado en periodismo medioambiental y Meritxell es una escritora de libros infantiles con más de 80 títulos en su carrera. La fotografía es uno de los puntos fuertes de 'Espíritu salvaje', Andoni Candela demostró con unas espectaculares instantáneas de los inhóspitos lugares y exóticas especies por qué ha publicado en medios como 'National Geographic', BBC, 'Sunday Times' o 'La Vanguardia'.
El primer capítulo trasladó a los espectadores hasta Sudáfrica, en busca de la fotografía perfecta del rinoceronte blanco. La instantánea no fue fácil de conseguir, la familia se topó con hienas, leones y cebras hasta que al final de la primera entrega, como viene siendo habitual en estos formatos, lograron su ansiado objetivo.
Unai, un guía de 13 años
La responsabilidad de acercar a los espectadores la aventura recayó sobre los hombros de Unai, un niño de tan solo 13 años. Unai es un preadolescente inquieto y extrovertido, con unas cualidades muy por encima de la media de los chicos de su edad. Sin embargo, la narración del joven explorador se hace cargante a medida que transcurre el capítulo.
Seguramente que Unai conquistó el corazón de muchos espectadores, pero durante largos momentos de su narración, la sobreactuación se hizo bastante pesada. El pequeño Callejín parecía más el protagonista del último anuncio de Cola-Cao que un experimentado explorador.
Una aventura encorsetada
Otro de los puntos flojos de 'Espíritu salvaje' fue la rigidez de la aventura. Ir con dos menores de edad a rincones tan peligrosos hace que las extremas medidas de seguridad le resten emoción al viaje. El docu-reality no es un programa de supervivencia, pero cuando los protagonistas se adentran en la sabana, los espectadores esperan algunos contratiempos.
La improvisación no tuvo un hueco en la aventura. Desplazarse hasta Namibia para recorrer la estepa en un todoterreno 'bunquerizado' recuerda a los safaris occidentales. La familia se adentró en un parque nacional con toque de queda incluido.
Al caer las estrellas, la familia abandonó el recinto y cenó salchichas y pasta gracias al Campingaz. En ningún momento la familia se mimetizó por completo con el entorno y nos descubrió anécdotas del terreno. Una descafeinada aventura que no aportó un valor añadido a lo que se puede ver en cualquier canal temático de documentales.
Cuatro sigue apostando por las aventuras en las noches dominicales. En esta ocasión, una familia de exploradores le tomó el relevo a Jesús Calleja: la familia Canela-Margarit. Un docu-reality dirigido al público familiar en el que no hay famosos con grandes titulares como en 'Planeta Calleja'.