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Ni Austria ni Francia: soy fan de Eurovisión y esta es la canción que debería ganar la final de 2025
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FESTIVAL DE EUROVISIÓN 2025

Ni Austria ni Francia: soy fan de Eurovisión y esta es la canción que debería ganar la final de 2025

Como eurofan, y vistas las 26 actuaciones de los países que participarán en la final de Eurovisión 2025 de este sábado, 17 de mayo, esta es mi apuesta para este año y no es la favorita del público y las casas de apuestas

Foto: Claude, el representante de Países Bajos, con su 'Cest la Vie' (EFE/EPA/Ramon Van Flymen)
Claude, el representante de Países Bajos, con su 'Cest la Vie' (EFE/EPA/Ramon Van Flymen)

La cuenta atrás para la noche más esperada por los eurofans está en marcha. Tras calentar motores con la celebración de las dos semifinales, que dieron alguna que otra sorpresa y más de un disgusto (dejando en la cuneta a más de un favorito), apenas faltan unas horas para que dé comienzo la gran final del Festival de Eurovisión 2025.

Este año el certamen regresa a Suiza, el país que albergó en 1956 la primera edición del festival televisado más mediático del planeta. Lugano fue la ciudad anfitriona. Y Lys Assia, la representante helvética, se alzó con la victoria con su canción Refrain. Pero de todo eso han pasado 69 años y, gracias a Nemo y su triunfo en Malmö con The Code (Celine Dion y su Ne partez pas sans moi, mediante), Basilea se ha convertido en el epicentro del eurovisismo

Conocidos ya los 20 países que pasaron el corte de las semifinales y que se unieron por gracia del televoto a los cinco miembros del Big Five y al país anfitrión, los 26 representantes que han obtenido plaza para la final ofrecerán un espectáculo que, a priori, no parece que pase a los anales de la historia de Eurovisión como una de las mejores finales vistas en los últimos años. Y no lo digo por el nivel de los artistas y sus actuaciones, sino porque una vez más vuelve a ser más de lo mismo. Cero sorpresas, aunque con honrosas excepciones.

Bulto y ruido

Para perplejidad de muchos, países como Australia (con su divertido y pegadizo Milkshake Man), Bélgica (con su histriónica Strobe Lights) o Chequia (que con su Kiss Kiss Godbye parecía tener asegurado su puesto) no obtuvieron el favor del público, a pesar de que podrían haber dado mucho juego en la terna final. Sin embargo, tuvieron que decir adiós al sueño eurovisivo, junto a Azerbaiyán, Chipre, Croacia, Eslovenia, Georgia, Irlanda, Montenegro y Serbia.

Por el contrario, Lituania y Ucrania ganaron una plaza, a mi parecer, poco merecida. Son canciones planas y pasarán totalmente desapercibidas. Incluso me atrevería a señalar a Kyle Alessandro, el representante de Noruega (de padre madrileño y cuyos veranos los disfrutaba en Fuengirola) al que le tembló la voz y le costó defender una puesta en escena aburrida y demasiado vista entre fuegos de artificio.

Sin pena ni gloria pasarán las apuestas de Alemania y Suiza, miembros del Big Five. Así como las de Albania, Polonia y Portugal. No son temas que uno se pondría en la lista de reproducción de Spotify. Unas por ser poco arriesgadas, por su falta de impacto escénico y por resultar soporíferas. Otras por tener ritmos muy pasados de moda o demasiado autóctonos y estrambóticos. Vamos, que su presencia hace bulto y ruido. Incluso, la tan mediática canción de Malta tampoco me convence en absoluto, aunque seguramente obtenga más puntos de los que me gustaría.

Diversión y buena música

En el apartado de las canciones simpaticonas podría nombrar a las letonas Tautumeitas, las Flos Marie patrias, que defienden una canción que a veces me hace recordar el estribillo de Aquarius. El tema de los hermanos Matthíasson por Islandia funciona bastante bien, igual que el del trío británico Remember Monday, que bien podría estar sacado de un musical.

Mención aparte merece Tommy Cash y su inclasificable Espresso Macchiato. Al ver su divertida actuación no puedo evitar pensar en nuestro Rodolfo Chikilicuatre. Sin duda, una canción así hace su función social en Eurovisión y saca más de una sonrisa… y además no quedará nada mal en la tabla de resultados. Buen puesto asegurado. En la misma línea, la pegadiza Tutta L'Italia de Gabry Ponte por San Marino, aunque no con tanto gancho como el estonio. Todo hay que decirlo.

Entre las que me gustan, pero que no ganarán está Klavdia, la representante de Grecia, que con sus grandes gafas me recuerda a la icónica Nana Mouskouri, y que acude a la cita eurovisiva con Asteromáta, una apuesta sencilla que va creciendo en el escenario. La estética glam y el rock trasnochado del italiano Lucio Corsi y su Volevo Essere Un Duro también me convence. Con una propuesta artística diferente que no ganará, pero que ahí está con su armónica, el único instrumento que se toca en directo en todo el festival.

Israel con Yuval Raphael trae un tema muy eurovisivo y con los apoyos que cuenta (la empresa cosmética Moroccanoil, patrocinador de Eurovisión, es de origen israelí) seguro que pica alto, aunque no debería, de ninguna de las maneras, participar en un evento blanco y alejado de conflictos bélicos. El país tendría que haber sido descalificado, como ya se hiciera con Rusia cuando invadió Ucrania. Pero los intereses económicos priman sobre las vidas de la población gazatí.

El Top 10

El Survivor de Armenia llega con energía e ímpetu. Su número, en el que PARG aparece descamisado, con cuerpo de gimnasio y el pecho tiznado, levanta del asiento a los eurofans y eso le llevará a obtener una buena clasificación. La cantante y multinstrumentista Laura Thorn intentará dar la victoria a Luxemburgo con La Poupée Monte Le Son, un claro homenaje a France Gall y su Poupée De Cire, Poupée De Son, con la que la cantante, ya fallecida, ganó el certamen en 1965.

La danesa Sissal pisa fuerte sobre el estadio St. Jakobshalle y luce empoderada con su Hallucination. Con un show minimalista pero efectivo, centra su presencia escénica en sus habilidades vocales, su autenticidad y un ritmo muy bailable. Sin embargo, el duelo de rubias escandinavas, se lo lleva de calle la finesa Erika Vikman y su Ich komme que llega rotunda con una apuesta original con influencias electrónicas y letras provocadoras. Una actuación audaz y memorable y que promete muchas alegrías a Finlandia.

La francesa Louane, cantante, actriz y ganadora de un premio César por su participación en la película La Familia Bélier, defiende Maman, una balada dedicada a su madre fallecida y con la que busca la sexta victoria para el país galo. En medio de una tormenta de arena, la canción toca la fibra con una inusitada sensibilidad, y estará en el Top 5.

Junto a Francia y Finlandia, en el Top 5 también estarán Austria, Suecia y Países Bajos, tres países que están en lo más alto de las casas de apuestas. El austriaco JJ, de ascendencia filipina, despunta por sus capacidades vocales y su calidad técnica, muy cercanas al circuito operístico y el pop electrónico. Sin duda, su Wasted Love será del gusto del público.

KAJ, el trío finlandés que representa a Suecia con su Bara Bada Bastu nos invitan a la sauna entre acordeones y una actuación tan innovadora como pegadiza con elementos teatrales y humorísticos. Es el claro favorito, pero mi corazón este año va con el neerlandés Claude, nacido en Congo, y su C'est La Vie. Su pop melódico, su carisma y una melodía en francés que te hace tararearla a cada rato, me parecen la opción perfecta para alzarse este año con el micrófono de cristal. Sería un broche perfecto tras la descalificación del año pasado de Joost Klein y su fantástico Europapa.

Y no, no me olvido de Melody. Intensa e impostada a partes iguales, la sevillana trae una performance redonda. Baila, canta y se come el escenario con Esa Diva, una apuesta con tintes flamencos y arreglos electrónicos que ha ido escalando puestos, pero como otros años, no creo que nos de la victoria. Europa es Europa y vota como vota. Estar en el Top 10 sería para estar más que contentos, aunque las encuestas la posicionan en la mitad de la tabla. Esta noche saldremos de dudas. Suerte a todos y disfruten de la música y el espectáculo eurovisivo.

La cuenta atrás para la noche más esperada por los eurofans está en marcha. Tras calentar motores con la celebración de las dos semifinales, que dieron alguna que otra sorpresa y más de un disgusto (dejando en la cuneta a más de un favorito), apenas faltan unas horas para que dé comienzo la gran final del Festival de Eurovisión 2025.

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