Madonna la lía en Eurovisión 2019: cuela una bandera de Palestina en su actuación

La actuación de Madonna en el preámbulo del recuento de votos de Eurovisión 2019 era uno de los momentos más esperados, y no decepcionó. La artista intervino brevemente tras el repaso a las actuaciones para dar la enhorabuena a todos los participantes por sus propuestas en el Festival, mostrándose además muy contenta de formar parte de un programa que pone en valor "el poder de la música para unir al mundo", algo que ella ha llevado por bandera a lo largo de toda su trayectoria.

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Tras estas palabras, Madonna dio comienzo a su espectáculo. 'Like a prayer' fue el primero de sus temas, envuelto en una impresionante escenografía que simulaba una inmensa catedral. Madonna se erigió sobre un gran coro de 'sacerdotes' integrado por más de 60 personas, pero estuvo lejos de dar la talla a nivel vocal, notablemente por debajo de lo esperado.

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Tras la interpretación de su himno, la estadounidense presentó su single 'Future', de su último disco 'Madame X', un tema para el que la 'performance' mutó rápidamente a un escenario en llamas de la mano de Quavo, con quien lleva a cabo este dueto.

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Arropada por su compañero, Madonna mejoró notablemente su actuación, pero el balance general estuvo lejos de cubrir las expectativas, con una pobre propuesta que se vio eclipsada por la camiseta que una de sus bailarinas logró colar a la seguridad de Israel: una bandera palestina en la espalda de su atuendo, un gesto acorde al mensaje de paz que los artistas trataron de transmitir con su canción ya que esta joven iba abrazada a un bailarín con la bandera de Israel también en su espalda.

Un gesto de hermanamiento que, como es lógico, no pasó en absoluto desapercibido para los espectadores del Festival. Aunque su voz no estuviera a la altura, está claro que Madonna sigue siendo la reina de la provocación. A eso no le gana nadie.

Su caché: 1,25 millones de dólares

La actuación de Madonna ha sido uno de los temas más comentados en los últimos meses, y no solo por la lectura política de actuar en Eurovisión el año en que se desarrolla en Israel, sino más bien por el elevado caché de la artista: más de un millón de dólares.

El responsable de costear esta actuación de nueve minutos en el intervalo de las votaciones ha sido el multimillonario canadiense-israelí Sylvan Adams, con quien fraguó un acuerdo hace meses. Sin embargo, no fue hasta el pasado jueves cuando ambos llegaron a un acuerdo con la UER, tras unas complicadas negociaciones fruto de las altas exigencias de la cantante para desarrollar su show (derechos sobre la retransmisión, iluminación propia, 40 coristas y 25 bailarines...).

Según el filántropo de origen canadiense, "Madonna no es solo un regalo para Tel Aviv, es un regalo para Eurovisión porque el certamen es muy conocido en Europa y en esta zona, pero no en Estados Unidos y Norteamérica. Su participación hará que todo el mundo oiga hablar del festival".