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Eurovisión 2018: una gala sin sorpresas, pero con muchos sobresaltos
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LA CRÍTICA DE LA FINAL

Eurovisión 2018: una gala sin sorpresas, pero con muchos sobresaltos

Israel se alzó este sábado con el Micrófono de Cristal gracias a la artista Netta Barzilai y su canción 'Toy'. España se tuvo que conformarse con el puesto número 23

Foto: Netta da la cuarta victoria a Israel en Eurovisión con 'Toy'. (Eurovision.tv)
Netta da la cuarta victoria a Israel en Eurovisión con 'Toy'. (Eurovision.tv)

La gala final de Eurovisión en el Altice Arena de Lisboa arrancó, como las semifinales, con la bienvenida de las cuatro presentadoras lusas en negro y plata después de un show musical que incluía acertadamente dos fados y el larguísimo-soporífero desfile de los participantes agitando sus banderas patrias como en los Juegos Olímpicos sobre el colosal escenario -inspirado en el casco de un barco- al son del dj Paquirrín de Portugal. Julia Varela y Tony Aguilar se ocuparon de retransmitir la gala para los pocos españoles que no han viajado al país vecino para vivirla in situ. Los comentarios más acertados fueron los de Paquita Salas en Twitter.

La primera ronda de propuestas arrancó animada gracias al tema 'Under The Ladder' del 'Eduardo Manostijeras' ucraniano (Melovin) y su original puesta en escena. El joven salió de un piano-ataúd para descender a lo George Michael por unas escaleras que después incendió. Tanta parafernalia gusta en Eurovisión ya que en muchos casos distrae la atención de interpretaciones mediocres. No en este.

España actuó en segundo lugar. Para los más supersticiosos (que aseguran que cantar al final de la gala favorece un buen puesto en el pódium) una mala posición. Alfred García vestido de Paco Varela y Amaia Romero de Teresa Helbig nunca han cantado mejor ni han estado más enamorados; de la misma manera que Tita Cervera no ha estado más guapa ni más delgada que en el retrato de Ricardo Macarron que preside el vestíbulo de su museo Thyssen en Madrid. Una actuación mágica pese a la floja propuesta escénica y el inapetente tema 'Tu canción'.

Mucho más acertada, la puesta en escena de Lituania para la balada 'When We’re Old' interpretada por la doliente pero preocupada por estar guapa Ieva Zasimauskaite que ya participó en Eurojunior. Otra de las más pendientes de dar bien en cámara fue Eliana Nechayeva de Estonia que entre gorgorito y gorgorito de soprano sudaba purpurina, literal, sobre un vestido-mapping de 65.000 euros.

Al grupo de los países que creen que pueden obtener el codiciado Micrófono de Cristal enviando a un chico guapo para que los adolescentes forren sus carpetas con sus fotos pertenecen República Checa con el buenrrollista engominado Mikolas Josef y Suecia con su alterego bailongo Benjamin Ingrosso. El ejército de divas estuvo capitaneado por Chipre con la beyoncenesca Eleni Foureira, y formado por la finlandesa Saara Aalto con 'Monsters', el sucedáneo australiano de Jennifer López, Jessica Mauboy, que volvió a mostrar su mejor virtud (la voz) y su peor defecto (no sabe bailar) y Lea Sirk, conocida como Frozen por su trenza ladeada, de Eslovenia.

La canción alemana ('You Let Me Walk Alone' de Michale Schulte) y la austriaca (Nobody But You de Cesár Sampson) dentro de un buen álbum pueden facilitarles a sus intérpretes largas carreras internacionales. Los holandeses Waylon y los húngaros AWS demostraron, una vez más, que los viejos roqueros o heavys nunca mueren o al menos se reinventan fusionándose con otros estilos musicales.

Los mayores fracasos de la noche los vivieron el noruego Alexander Rybak, que ganó Eurovisión en 2009 y esta edición ha quedado en una posición media, y el trío (de seis) moldavo de Ángeles Garó y Maruchis, DoReDos, que se convirtió en el hazmerreír de toda Europa con su escena de 'Matrimoniadas'. Hubo a quién le pareció refrescante, especialmente a la gente joven que no conoció 'Noche de fiesta' de José Luís Moreno.

La anécdota de la noche la protagonizó un espontáneo que logró colarse en la actuación de Reino Unido y arrebatarle el micrófono a la cantante SuRei que se negó a repetir la actuación por considerarla, pese al accidente, digna.

Antes de las votaciones reapareció Salvador Sobral, ganador de la edición anterior, tras someterse a un trasplante de corazón derrochando talento con el tema 'Mano a mano'. La canción 'Amar pelos dois' que le hizo vencedor en 2017 la interpretó junto al brasileño Caetano Veloso consiguiendo hacer olvidar al público que esa noche había cantado alguien más sobre las tablas.

Después de unas reñidas votaciones (confeccionadas a medias entre un jurado experto y la audiencia) el oro fue a parar a las manos de una de las favoritas de todas las encuestas, la israelí Netta Barzilai con su canción antibullying 'Toy' y su canto de gallina; la medalla de plata, a las de la chipriota residente en Grecia Eleni Foureira; y la bronce a las del favorito del jurado, el austriaco Cesár Sampson. España, con 'Almaia', alcanzó el puesto número 23.

La gala final de Eurovisión en el Altice Arena de Lisboa arrancó, como las semifinales, con la bienvenida de las cuatro presentadoras lusas en negro y plata después de un show musical que incluía acertadamente dos fados y el larguísimo-soporífero desfile de los participantes agitando sus banderas patrias como en los Juegos Olímpicos sobre el colosal escenario -inspirado en el casco de un barco- al son del dj Paquirrín de Portugal. Julia Varela y Tony Aguilar se ocuparon de retransmitir la gala para los pocos españoles que no han viajado al país vecino para vivirla in situ. Los comentarios más acertados fueron los de Paquita Salas en Twitter.

Amaia Romero TVE