¿Quién mató al 'Mississippi'? El divorcio venenoso que reventó la tele en España
Pepe Navarro se inventó el 'late night' canalla en los noventa. Dos veces hizo el programa nocturno más visto y más loco. Las dos veces acabó en psicodrama. ¿Qué pasó?
Cosas que pasaron en los noventa y no tienen fácil explicación...
En ‘El Corte Inglés’ había toneladas de un libro gordo y amarillo llamado ‘ETA nació en un seminario’, de Álvaro Baeza, ‘historiador’ del que poco se sabía hasta que empezó a salir en ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, donde le contaba a Pepe Navarro historias asombrosas: que había estado reunido esa semana con la cúpula de ETA y con la del Ministerio del Interior (por separado), y que ningún plan secreto de la lucha terrorista o antiterrorista le era ajeno.
El ‘experto’ en ETA hablaba en tono arrogante. Navarro le miraba con cara de tomárselo relativamente en serio, pero Baeza funcionaba como personaje. Funcionaba tan bien, de hecho, que el ‘Mississippi’ dejó de llamarle... y le sustituyó por un cómico que le imitaba: El Enterao.
“¿Que qué pasó con Baeza? No lo sé bien; solo sé que un día alguien dijo en la redacción: ‘Hay que empezar a parodiar a este tío, y creamos un personaje llamado El Enterao. Un ‘tolosa de la vida: todo lo sabía”, recuerda Ángel Ayllón, guionista del ‘Mississippi’.
En efecto, hay que tener mucho desparpajo para convertir a tu ‘experto’ en ETA en el iluminado que pontifica sobre zulos con las palomas del parque. Eran las cosas del ‘Mississippi’.
En el ‘Mississippi’ había sitio para destapar a los GAL, pero también para un señor que se lo hacía con un caballo
¿Qué quiere decir esta historia sobre Baeza y El Enterao? Que en el ‘Mississippi’ cabía de todo. Un poco de amarillismo sobre ETA por aquí, un poco de risas a costa del oportunista que hacía amarillismo sobre ETA por allá. Todo eso a la vez... y mucho más. Sucesos escabrosos, investigaciones periodísticas, cómicos desatados, conspiraciones absurdas o reportajes sobre prácticas sexuales inimaginables.
En el ‘Mississippi’ había sitio para destapar a los GAL, pero también para un señor que se lo hacía con un caballo. Que se dice pronto.
Así pasábamos las medianoches los universitarios entonces: viendo el ‘Mississippi’ fascinados. Eran los noventa, refugio al que ahora (por lo que sea) quieren volver los nostálgicos.
Este otoño se cumplen 25 años del 'Mississippi'. Sus ecos vuelven a escucharse tras el éxito de ‘Veneno’, serie de los Javis sobre el personaje más huracanado del ‘Mississippi’, en la que Pepe Navarro hace un cameo. De 'Veneno' (Atresmedia) se está hablando bien en EEUU tras su estreno en HBO. Efecto colateral: revival Navarro.
Madrugadas en la tele
Hablar de programa pionero (para bien y para mal) es quedarse corto, pues el ‘late night’ en España era territorio virgen hasta que Pepe Navarro lo colonizó, tras años intentando convencer a los ejecutivos televisivos de que, al igual que los estadounidenses, los españoles podían quedarse a ver la tele hasta la madrugada… si uno le echaba un poquito de picante.
En efecto, si el ‘late night’ estadounidense estaba dominado por el humor, Navarro se sacó de la manga una versión canalla: un cruce heterodoxo entre los chistes de Chiquito de la Calzada, la pegada del ‘Interviú’ y el gusto por husmear en el vicio ajeno de un tabloide británico. Y ocurrió el milagro: de la nada salieron millones de espectadores nuevos.
Fue una época salvaje de innovación e improvisación, con las nuevas cadenas privadas testando hasta dónde podía llegar la televisión comercial en España, guerra sin cuartel por la audiencia que generó una sucesión de programas entre la genialidad y el juzgado de guardia. Los años del desbarre.
‘Esta noche cruzamos el Mississippi’ (Telecinco) fue un experimento sobre los límites de la tele comercial en el que cabía todo. Con Pepe Navarro surfeando los volantazos temáticos de un programa que saltaba del chiste al asesinato en un parpadeo.
Historia oral
Hablamos con tres antiguos trabajadores de ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’: el guionista cómico Ángel Ayllón, la reportera Machús Osinaga y un tercero que prefiere no dar su nombre (y al que llamaremos, en homenaje al humor del programa, Testigo protegido).
Ángel Ayllón: La franja del 'late night' estaba por explorar. Pepe [Navarro], que era bastante listo, vio la oportunidad de exportar el ‘late’ americano, pero lo españolizó mucho. Una de las claves de su éxito fue mostrar territorios televisivos ocultos hasta entonces. Otra, mezclar con naturalidad provocación y humor. A veces parece que el ‘Mississippi’ era solo la Veneno, pero hubo mucha comedia.
Una de las claves de su éxito fue mostrar territorios televisivos ocultos hasta entonces
Pepe, que manejaba muy bien los tiempos, sabía cuándo ponía anuncios la competencia. De ahí los cortes abruptos del ‘Mississippi’. Cuando Antena 3 se iba a publicidad, metía rápidamente algo de humor. Era la curva Pepelu (personaje interpretado por Carlos Iglesias que parodiaba a Terelu). Pepelu y Lucas Grijander subían más la audiencia que los contenidos sociales o periodísticos.
Testigo protegido: Navarro copió la estética de los programas americanos, pero la rellenó de contenido 100% autóctono: crónica social y sucesos; corazón e hígados.
Ángel Ayllón: Era todo muy nuevo. Se podían probar muchas cosas. No había tantas urgencias con la audiencia. El ‘Mississippi’ dio palos de ciego al principio, estuvo en la cuerda floja, hasta que dio con la fórmula.
Testigo protegido: El programa empezó flojo de audiencia, hasta que Pepe Navarro empezó a hacer lo que mejor sabía hacer: mierda.
Ángel Ayllón: Los invitados esperaban fuera de plano, sentados en unas sillas entre el tiro de cámara y el público. Cuando bajabas a plató en directo, te quedabas mirando la imagen de los invitados esperando su turno… y flipabas con la mezcla: La Veneno, el actor porno enano Holly One, el comisario José Amedo. Todos allí sentados, muy serios, pegaditos. Era una fauna muy variada.
Machús Osinaga: Cuando te cruzabas por la redacción con el comisario Amedo, te entraba tensión de glúteos, era un señor muy inquietante. Todo era un locurón.
El programa empezó flojo de audiencia, hasta que Pepe Navarro empezó a hacer lo que mejor sabía hacer: mierda
Testigo protegido: Juan Ignacio Blanco, el criminólogo de Alcàsser, se inventaba absolutamente todo lo que decía en el programa.
Ángel Ayllón: Hacíamos un poco todo lo que se nos pasaba por la cabeza. El gamberrismo era fundamental. El trabajo de los guionistas era proponer gamberradas. Pepe compraba algunas y rechazaba otras.
Machús Osinaga: Mi misión era salir a la calle de noche y grabar lo peor/mejor de cada casa. Intercambios de parejas, tríos, travestís enanos, personas que hacían cosas extrañas con sus penes. Como a Pepe le hacían gracia mis caras de estupefacción cuando entrevistaba a las criaturas de la noche, fue forzando más y más la situación. Cada noche aparecía un personaje sexualmente más extravagante que el anterior. La gente no hablaba de otra cosa por la mañana en los bares.
La gente no hablaba de otra cosa a la mañana siguiente en los bares
Testigo protegido: ¡Sacábamos hasta sexo con animales! Cuando salía la Veneno, o los del crimen de Alcàsser, la sensación en plató era que podía liarse parda en cualquier momento.
Ángel Ayllón: Cuando vas tan a tope… es fácil que se te acabe nublando un poco el juicio. Los guionistas cómicos vivíamos en una burbuja, no sabíamos muy bien qué contenido iba cada noche, aunque a veces preguntabas. 'Oye, ¿qué va hoy?', y te decían: 'Pues va uno que hace no se qué con el pito'. Ah, pues vale.
Machús Osinaga: Teníamos la sensación de estar haciendo historia de la televisión cada noche. Fue algo irrepetible.
Ángel Ayllón: No recuerdo haber trabajado nunca con tanta libertad. El 'Mississippi' chocaría hoy con las cadenas; no se podría hacer por un simple motivo: ahora hay muchos filtros y antes no teníamos casi ninguno, más allá del subdirector Ángel García y Pepe Navarro. Ahora en la tele pasas por 1000 filtros: la producción delegada, la producción ejecutiva, la cadena, la madre que los parió a todos, y al final dices, coño, ¿cómo voy a lograr colar así un chiste? ¡Con que haya uno al que no le guste el chiste ya la has liado! Pepe era el dueño y señor del programa; entiendo que sí le supervisaban, pero a niveles muy altos.
Testigo protegido: Siempre escogíamos el tema más bruto posible para el programa. No sé cómo no acabamos todos en el psiquiatra.
El divorcio
La alta supervisión de Pepe Navarro en el ‘Mississippi’ corría a cargo de Maurizio Carlotti, consejero delegado de Telecinco, y Mikel Lejarza, director de producción propia, a los que la combinación de audiencia alta y escándalo semanal típica del ‘Mississippi’ les acabó estallando de un modo inesperado.
Con el ‘share disparado (picos de más del 50% en ocasiones) y la competencia desconcertada, una serie de inesperados pasos en falso iban a acabar con el ‘Mississippi’...
Cuando quedaba poco más de un mes para que acabara la segunda temporada, y todo apuntaba a una renovación al alza, Telecinco inició una errática negociación con Navarro: si quería continuar, debía aceptar una larga lista de exigencias, desde el cambio de nombre al afeitado de contenidos controvertidos. ¿Era una estrategia de negociación para que Navarro no se subiera a la parra tras la borrachera de audiencia? Si lo era, salió mal, y en todo caso, había algo más.
A la madre de uno de los nuevos accionistas de Telecinco le espantaba tanto el programa que pidió la cabeza de Pepe Navarro
El Grupo Correo acababa de entrar en el accionariado de Telecinco. Uno de sus principales ejecutivos recelaba del ‘Mississippi’… influenciado por su escandalizada madre. En efecto, a la mamá de uno de los nuevos accionistas le espantaba tanto el programa que pidió a su hijo la cabeza de Navarro, y Telecinco procedió a apretar las tuercas al presentador. El ‘madregate’ no solo no era una broma, sino que iba a cambiar sin querer la historia de la televisión en España.
Navarro se quedó tan decepcionado que reconsideró la millonaria oferta que le había hecho Antonio Asensio, dueño de Antena 3, que llevaba tiempo cortejándole, según contó el presentador en sus memorias. Cuando Telecinco quiso reaccionar, dando otra vez carta blanca a Navarro, ya era tarde.
¿Consecuencias a corto plazo? Las últimas semanas del 'Mississippi' en Telecinco, con Navarro fichado ya por Antena 3 para presentar ‘La sonrisa del pelícano’, fueron de alta tensión interna.
Telecinco trató de retener a medio equipo de Navarro para lastrar su salto a la competencia, con el cómico Florentino Fernández como pieza estrella de la cacería.
Florentino era un guardia jurado que se presentó a unas pruebas del ‘Mississippi’; de golpe y porrazo, se convirtió en cómico estrella con personajes como Krispín Klander y Lucas Grijander. Durante sus primeros cuatro meses, y dado que su salto a la tele podía ser efímero, Florentino compaginó el ‘Mississippi’ con su trabajo anterior, convirtiéndose quizá en la persona que más trabajaba de España: de cinco de la tarde a dos de la madrugada en Telecinco; y de las cinco de la madrugada a una de la tarde, de guardia jurado. Total: 17 horas. El resto del tiempo lo pasaba desplomado.
No recuerdo haber trabajado nunca en la tele con tanta libertad
Telecinco intentó por todos los medios que Florentino no saltará a Antena 3. Cuanto más se resistía el cómico, que consideraba a Navarro su padre televisivo, más subía la oferta, que llegó a los 108 millones de pesetas al año (cerca de 1 millón de euros al cambio). Muchísimas veces más de lo que cobraba con Navarro. Nada mal para un segurata que venía de ganar el salario mínimo. No obstante, Florentino fue fiel a su descubridor.
Pero el verdadero susto para Pepe Navarro estaba al caer. Poco después de cambiar de cadena, Antonio Asensio vendió Antena 3 a Telefónica (tras una trifulca tremenda por los derechos televisivos del fútbol español). El presentador no solo perdió el apoyo de su principal valedor, sino que se metió en la boca del lobo: pronto iba a ser víctima colateral de la guerra entre grupos de comunicación que agitó España esos años.
El pelícano asesinado
Oficialmente, Antena 3 retiró ‘La sonrisa del pelícano’ por saltarse el código ético de la cadena, excusa que casi nadie se tomó en serio, pues a Navarro no le habían contratado para hacer un ‘late night’ para niños. La versión de Navarro es que la cadena le liquidó por presiones de Pedro J. Ramírez, alineado con Telefónica en la nueva guerra mediática.
‘La sonrisa del pelícano’ duró 44 programas (dos meses y medio) y fue retirado de la parrilla siendo líder de audiencia. Una decisión sin apenas precedentes.
Esos días se rumoreó que el ‘Pelicano’ iba a emitir el vídeo sexual de Pedro J. Ramírez, que unos hampones grabaron como venganza por sus revelaciones sobre los GAL en ‘El Mundo’, y que circulaba clandestinamente por el Madrid del gran poder y el chismorreo chusco. Se trataba de un contenido demasiado punkie y navajero para la televisión, aunque otro rumor decía que lo que iba a emitir el ‘Pelícano no era el vídeo en sí, sino una recreación con actores. Navarro lo niega.
Un colaborador de ‘La sonrisa del pelícano’ recuerda ahora que lo que trataron de emitir no fue ni el vídeo, ni su recreación, sino “una dramatización de cómo se hace un vídeo chantaje. Dicen que Pedro Jota pensó que se iba a emitir el vídeo de verdad y movió hilos”.
El caso es que Antena 3 se cargó ‘La sonrisa del pelícano’ con una confusa explicación que ayudó a que casi todos vieran una mano negra detrás.
En su libro de memorias, Navarro achacó el cierre a una venganza de Pedro J. Ramírez, enfadado con él desde que el ‘Mississippi’ aireó una exclusiva de ‘Diario 16’ sobre los ‘trapicheos’ entre el juez Garzón, Pedro J y Amedo para sobreexplotar el escándalo de los GAL.
¿La versión de Pedro J. Ramírez? Un poco diferente. Lo explicó en su libro 'El desquite', donde si bien admitió que se reunió con Navarro y con altos cargos de Antena 3 para que no se hablara sobre su vídeo sexual en el 'Pelícano', negó haber movido los hilos para liquidarlo. "Aquella tarde yo era completamente ajeno a lo que estaba pasando en Antena 3, hasta que me llamó Juan Villalonga (director de Telefónica): 'Que sepas que Pepe Navarro pretendía emitir esta noche un programa en torno al vídeo y una entrevista a Mario Conde y que nos lo hemos cargado. No la emisión de hoy... El programa para siempre. Oye, es que ya estaba bien. Es que esto ya no tiene nada que ver con la televisión familiar que queremos hacer". ¿Por qué Villalonga se sintió en la obligación de informar a Pedro J. Ramírez? Cosas que pasaban en los noventa.
Pero volvamos al choque original entre Pepe Navarro y Telecinco. Lo que parecía solo un divorcio televisivo de perfil alto, acabó siendo un terremoto con réplicas durante varios años. Consecuencias de la ruptura y de la posterior purga en Antena 3:
1) Visibilizó la cruenta lucha entre bloques mediáticos que marcó el arranque del aznarismo. Choque de trenes entre bloques mediáticos conservadores y progresistas, con Telefónica y Prisa a palos por los derechos del fútbol, pero sobre todo por el control de la tarta televisiva, política y financiera.
2) Cambió el rumbo de la televisión noventera. Telecinco buscó sustituto al ‘Mississippi’ por la vía rápida entre varias opciones, y aunque ninguna le convencía del todo, optó por ‘Crónicas marcianas’, presentado por Javier Sardá y producido por la Gestmusic de Josep Maria Mainat (protagonista ahora de la crónica de sucesos).
Tras la caída del ‘Pelícano’, Sardá dominó el ‘late night’ los siguientes años. ‘Crónicas marcianas’ se vendió con coartada cultureta: el anti-Navarro, el programa buenrollero contra los escándalos nocturnos del ‘Mississippi’, pero acabó cayendo en barrizales similares. A Sardá le pasó como cuando el ‘Mississippi’ abusó de la conspiración de Alcàsser hasta la nausea: se pasó de rosca. En efecto, no es fácil mantener los picos salvajes de audiencia cuando acostumbras al espectador a emociones fuertes cada noche. Si el ‘late night’ estadounidense estaba dominado por la comedia, el ‘late’ español noventero era más el coño de la Bernarda.
A Sardá se le fue de las manos su vociferante tertulia de freakies, famosos de garrafón y apoderados hiperestimulados. Eso sí, fue a la vez degeneración absoluta y éxito profético: a imitación del pionero ‘Tómbola’ (Canal Nou), ‘Crónicas marcianas’ anticipó el tertulianismo con famosos vocingleros que dominaría la parrilla televisiva en el siglo XXI, no ya de madrugada, sino a todas horas.
Tras ‘Crónicas marcianas’, la productora de Mainat no solo enlazó varios pelotazos televisivos (‘Operación Triunfo’), sino que lanzó a Telecinco a la edad de oro de los ‘realities’ (Gestmusic era parte de Endemol, creador de ‘Gran Hermano’). Con el modelo televisivo implantado entonces ('realities' más tertulia desaforada de famosos) Telecinco completó dos décadas de liderazgo televisivo absoluto. Hasta hoy.
3) El millonario fichaje de Pepe Navarro fue un negocio ruinoso para Antena 3, no solo por prescindir de un programa (‘La sonrisa del Pelícano’) que lideraba la noche (con ‘Crónicas marcianas’ acercándose, pero aún por detrás), sino porque certificó una maldición que aún colea: cada vez que Antena 3 se tiraba al barro escatológico para competir con Telecinco, salía escaldada. Tras el tira y afloja de los salvajes noventas, Antena 3 apostó por un modelo más blanco y familiar, que aunque ahora está bien engrasado comercialmente, aún no le ha valido para superar a la Telecinco de los ‘realities’, las celebrities y el calzón quitado.
Todo empezó con el ascenso y caída del ‘Mississippi’. Tal como éramos.
Cosas que pasaron en los noventa y no tienen fácil explicación...