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Las miradas lascivas de Fran Perea y el oscuro papel de Noriega
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TVE PRESENTA EN EL FESTVAL DE VITORIA 'LA SONATA DEL SILENCIO'

Las miradas lascivas de Fran Perea y el oscuro papel de Noriega

RTVE abre el FesTVal con 'La sonata del silencio', el drama romántico que adapta la novela de Paloma Sánchez-Garnica que protagonizan Marta Etura y Eduardo Noriega

Foto: Eduardo Noriega y Fran Perea
Eduardo Noriega y Fran Perea

La autora de la novela dejó en manos de José Frade los derechos de la obra "como un acto de fe" y puede vivir en paz. Tras ver un adelanto de la nueva apuesta de TVE para el otoño, podemos decir que el primero de los nueve capítulos puede ser el 'principio de una buena amistad' con el espectador. Tal y como reconoce TVE, es una producción cara, que consigue trasladarte a los años 40 "a base de pasta", pero es un dinero bien invertido. Es una recreación casi perfecta de la época que te hace que te creas que están en esas casas, que suben en esos coches y que los actores viven esas vidas en la época. 

Actores de primer orden que no decepcionan

Los actores destacan y no solo porque son de primer orden. Es un 'folletín con clase' donde los protagonistas tienen un incalculable valor que en ocasiones parece elevar la serie a la categoría de película. Daniel Grao demuestra una vez más que está en su mejor momento profesional y no solo porque acabe de rodar con Almodóvar y participe en una de las mayores producciones de nuestro país hasta el momento, 'La catedral del mar'. Es que hace un importante papel en torno al que gira todo el episodio. El resto del elenco gira a su vera y marca el comienzo y el final del capítulo. Muestra un personaje de varias capas con gran poder de evolución. La interpretación de la protagonista femenina, Marta Etura, eleva considerablemente la calidad del guion y del personaje que trata la novela. Etura ha preferido no inspirarse en ella y hacerlo a ciegas. Un acierto: derrocha talento en cada escena. Empatizas con su situación quizás porque no nos resulta tan extraña. Encarna a una mujer como podrían ser algunas de nuestras abuelas y que veían imposible trabajar y tener un mínimo de independencia. Preparada, inteligente y soñadora se ve renunciar a todo por amor y la vemos sentirlo y llorar, y hace que desde la butaca la entiendas y esperes igual que la protagonista que llegue su oportunidad.

Eduardo Noriega es Rafael Figueroa, un reputado notario que parece estar por encima de todo y que en este primer capítulo pasa de puntillas. Apenas se le llega a conocer, pero su personaje es claramente oscuro. A pesar de que sus actos son buenos, "no da buen rollito" y produce desconcierto. Es el más inquietante de los protagonistas. ¿Qué esconde? Te quedas con ganas de saber algo más sobre él. Está tan de cara a la galería que no da oportunidad de rascar en él. Su superficialidad denota que puede dar grandes sorpresas.

Fran Perea rompe con su papel de Marcos Serrano de forma radical

La gran sorpresa de la serie y no solo para la escritora del libro. Paloma Sánchez-Garnica reconoce que el personaje que más le ha sorprendido es el de Fran Perea y lo entendemos. Choca y decoloca verle en algunas escenas. A muchos nos ha marcado una época de nuestras vidas donde irrumpió como el joven amable y visceral al que veíamos enamorarse y cantarnos "en un andén de la estación", y le hemos encasillado. A pesar de que ha tenido otros papeles, el último en 'ByB', donde hacía de graciosete, ninguno había roto tanto con su imagen de Marcos Serrano. Es un juez, malo en apariencia y me temo que también en fondo, al que temes desde el primer momento en que aparece y que lanza una serie de miradas lascivas hacia Elena (Claudia Traisac) que te hacen saltar del asiento. Quieres hacerle parar. Es verdad que es un actor y que su deber es hacer distintos personajes. Él mismo señala que es un papel de malo que cualquier actor agradece, porque siempre tienen más matices. Pero cuesta ver que rompe su imagen de ídolo de adolescentes. Fran Perea ya ha madurado profesionalmente y nosotros con él. Se acabó el mirarle con simpatía. Puede llegar a ser el más odiado de la serie, a pesar de que luego en el rodaje, lleva literalmente la voz cantante entre sus compañeros.

Lenta pero segura

En ocasiones el episodio pierde fuelle y cuando crees que se va a parar, vuelve a remontar. Es una serie sobre todo para mujeres que trata un tema tan habitual como el machismo, que todavía se aprecia en la numerosos sectores de nuestro país. Todas las escenas provocan sentimientos y estos son el hilo conductor del capítulo. Amistad, amor, compromiso, celos, traición... El final queda tan arriba que te deja con ganas de más. Difícil es juzgar porque parece que queda mucho aún. Quiero respuestas y eso es bueno.

Realización de planos imposibles

Con razón es "La sonata' porque la banda sonora acompaña el 90 por ciento de las escenas. Queda antiguo, pero forma parte de otro protagonista más de la ficción. Tiene un final cerrado y esto ayuda tanto al espectador que sabe que no le pueden hacer trampa ni estirar tramas. La mayoría de los actores lo prefieren porque saben que así tienen que echar el resto. Productora y cadena lo tienen claro. Fue una de las razones que les llevó a dar el sí claro a su producción. La parte más innovadora y que choca con la parte clásica de la ambientación es la realización. Calidad y cantidad de espacios con puestas de escena muy cuidadas. La realización es atrevida y destacan algunos planos imposibles, aéreos, primeros planos y desenfocados. Dan juego y ritmo a las escenas más lentas. Sin duda es el mayor de los aciertos. 'La sonata del silencio' es una serie recomendable y no solo para mujeres como algunos han querido vender.

 

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La autora de la novela dejó en manos de José Frade los derechos de la obra "como un acto de fe" y puede vivir en paz. Tras ver un adelanto de la nueva apuesta de TVE para el otoño, podemos decir que el primero de los nueve capítulos puede ser el 'principio de una buena amistad' con el espectador. Tal y como reconoce TVE, es una producción cara, que consigue trasladarte a los años 40 "a base de pasta", pero es un dinero bien invertido. Es una recreación casi perfecta de la época que te hace que te creas que están en esas casas, que suben en esos coches y que los actores viven esas vidas en la época. 

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