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Telecinco 'corrompe' el 'reality' con 'Campamento de verano'
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LA DESVIRTUACIÓN DEL TÉRMINO

Telecinco 'corrompe' el 'reality' con 'Campamento de verano'

Hace 13 años Ismael Beiro recogía el maletín del ganador del primer reality show en España. Gran Hermano dio el pistoletazo de salida del género

Hace 13 años Ismael Beiro recogía el maletín del ganador del primer reality show en España. Gran Hermano dio el pistoletazo de salida del género. Hasta entonces, eso de observar a desconocidos a través de la televisión era una mera fantasía. Telecinco lo hizo realidad de la mano de Zeppelin., la misma cadena que ha desvirtuado el término original para terminar rindiéndose ante Campamento de verano, vendido como reality pero perdiendo por el camino todos los puntos bajo los que radicaba el género.

Campamento de verano es el último juego de cámaras al que se ha lanzado Mediaset España. De la mano de La fábrica de la tele (Sálvame), su productora de confianza, Telecinco ha utilizado su género estrella como generador de vídeos para rellenar el resto de la parrilla. Y lo ha hecho en tiempo récord. En una semana se realizaron las llamadas pertinentes para formar al jurado y al equipo de concursantes que hace unos días mandaron a la Sierra de Gredos. Por el camino se han ido creando las reglas. Aquí no hay un plan final, tan solo hay que convencer a los colaboradores para seguir en pie.

El término reality ha mantenido hasta ahora una pauta única: el público era el verdadero jefe del formato. Los concursantes debían doblegarse ante sus decisiones y tan solo saldrían de su enclaustramiento si el público lo mandaba. Ahora el espectador se ha quedado como mero observador del asunto. Son los propios jugadores los que nominan y un jurado de la cadena el que elige al eliminado. Toda decisión se toma teniendo en cuenta el morbo del personaje y lo valioso que es dentro del reality.

Los castigos y las normas de convivencia los van dictando este mismo jurado formado por los contertulios televisivos Kiko Hernández, Belén Rodríguez y Jimmy Jiménez Arnau. Los mismos que han llegado a decir “a Karmele Marchante no la echamos porque no la queremos en el plató”.  Y así es como se fabrica un formato que de ‘realidad’ ya tiene poca.

La banda ancha

Sus orígenes eran admirables como fenómeno sociológico. Los concursantes no tenían ni reloj con el que guiarse ni móvil con el que comunicarse con el exterior. Con Campamento de verano, estas reglas han quedado tan ninguneadas que una de sus concursantes, la escritora Lucía Etxebarría, firmó desde un principio que para entrar al programa debía hacerlo con su ordenador. Y le dio dando uso. La valenciana siguió actualizando su blog y su cuenta de Twitter sin problemas antes de abandonar el programa.

Lucía Etxebarría“Debo una pasta a Hacienda”

“Si estás leyendo esto significa que estoy en un reality show y que he dejado escrito esto antes de marcharme”. Así se despidió Lucía Etxebarría, su concursante más polémica, a través de su blog. La escritora necesitaba dinero y no lo escondió. Es más, ha llegado a referirse al programa como “basura”, aumentando su popularidad y colocándose como la favorita. No hay nada como una persona antireality en un reality.

La audiencia vota con el mando

A pesar de que el público ni pincha ni corta pescado en este programa, Telecinco sabe que su fiel público respondería. Se estrenó el pasado martes 16 de julio ante dos millones de espectadores (14,1% de cuota de pantalla). Una vez presentados los concursantes, su volumen de audiencia subió hasta un 16,6% en la noche de los jueves. Telecinco ha respondido ante estos datos y ya ha creado sus resúmenes y sus debates pertinentes. El pasado lunes se emitió el primero, con más de un millón de espectadores  y un 16% de cuota media.

Hace 13 años Ismael Beiro recogía el maletín del ganador del primer reality show en España. Gran Hermano dio el pistoletazo de salida del género. Hasta entonces, eso de observar a desconocidos a través de la televisión era una mera fantasía. Telecinco lo hizo realidad de la mano de Zeppelin., la misma cadena que ha desvirtuado el término original para terminar rindiéndose ante Campamento de verano, vendido como reality pero perdiendo por el camino todos los puntos bajo los que radicaba el género.

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