Bambi, la 'película trauma', cumple 70 años

Fue un 13 de agosto cuando, en el Carthay Circle de Nueva York, se estrenó la película que hace llorar a Javier Bardem.  Una conocida revista norteamericana publicaba hace poco una encuesta sobre las películas que hacen coger el pañuelo a las estrellas de Hollywood y Bardem confesaba que esa película, para él, era Bambi. Otros, como George Clooney, se quedan con Que bello es vivir ; Colin Firth prefiere al elefante volador y elige Dumbo, y Natalie Portman confiesa derramar lágrimas con Mi chica.

Pero Bambi sigue ocupando un lugar especial en los traumas de muchos niños, algunos de ellos bastante crecidos y bastante famosos, como Steven Spielberg o Paul McCartney, que confesó aprender a respetar la naturaleza desde muy niño gracias al film. Para la generación del baby boom (la nacida en Estados Unidos alrededor de los años 50), la escena de la muerte de la madre del cervatillo supuso uno de los pasos más dolorosos de su vida como cinéfilos. Y eso que ni siquiera se ve en pantalla: el sonido de un solo disparo fuera de campo y los posteriores sollozos del ciervo mientras cae la nieve sirven para anunciarnos la muerte del personaje.

Una de las películas míticas de Disney

Aunque en España tuvimos que esperar hasta  septiembre de 1950 para poder verla, Bambi se estrenó en Estados Unidos en plena Segunda Guerra Mundial. Basada en una novela de Félix Salten publicada en los años 20, la película se planeó a principios de los 30 como una cinta con actores de carne y hueso. Su principal impulsor era el director y productor Sidney Franklin.

Finalmente, Disney se quedó con el proyecto para convertirlo en una película de animación. Iba a ser la segunda película de su estudio después de Blancanieves y los siete enanitos (1937) pero la dificultad de reflejar los movimientos de los animales con total fidelidad acabó retrasándola cinco años.

Cada mañana, los animadores veían como el estudio se llenaba de ciervos y ellos tenían que captar su forma de moverse. Así captaron, por ejemplo, algo común a muchos animales: la forma en la que mueven las orejas hacia atrás cada vez que agachan la cabeza. Así, Bambi y sus amigos, el conejo Tambor o la mofeta Flor se pasean por el bosque con un realismo sorprendente.

Gran parte del encanto de los fondos se debe a Tyrus Wong, un artista chino que creó imágenes  impresionistas y poéticas. Como pasó con muchos animadores de Disney, su trabajo, quizá el más importante de toda la película, pasó injustamente desapercibido entre los nombres de otros animadores. Vivo aún a sus 101 años, siempre se sintió orgulloso de su trabajo en la película.

A pesar del esfuerzo realizado y del enorme presupuesto, Bambi no fue obtuvo demasiado éxito. Los críticos señalaron, justamente, el carácter duro de su narración, alejada de los cuentos de hadas a los que se habían acostumbrado los espectadores de las películas de Disney. Era la cinta más adulta de Disney hasta la fecha. Hablaba de la vida, la muerte y la naturaleza en peligro, elementos que prácticamente calcó la mucho más reciente El rey león.

Estrenada varias veces en VHS y en Blu Ray hace justo un año, la película jamás se vio en una cadena de televisión española hasta que Telecinco la estrenó en junio de 2011. El fracaso de audiencia fue bastante notorio teniendo en cuenta que se trataba de una película que conoce todo el mundo. Quizá los niños de hoy no entienden su ritmo pausado, su carácter de sinfonía animada. O quizá ya no existen los niños duros como Javier Bardem capaces de soportar la escena más traumática de esta obra maestra de la animación.