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Los fotógrafos dan plantón a un Justin Bieber soberbio y maleducado
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Los fotógrafos dan plantón a un Justin Bieber soberbio y maleducado

Negar el fenómeno Justin Bieber sería de locos. Sólo había que echar un vistazo ayer a las puertas del Palacio de Deportes de Madrid, donde miles

Negar el fenómeno Justin Bieber sería de locos. Sólo había que echar un vistazo ayer a las puertas del Palacio de Deportes de Madrid, donde miles de adolescentes se agolpaban esperando a ver a su ídolo. Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a aceptar los caprichos de la estrella adolescente. Y así quedó demostrado durante la rueda de prensa previa al concierto que daba en la capital y que tenía como objetivo promocionar su documental Never say never, que se estrena el próximo 15 de abril en cines.

Bieber, que durante estos días se encuentra de gira por Europa con My World Tour, llegó con más de media hora de retraso, algo que los fotógrafos acreditados no le perdonaron, dándole un sonoro plantón. “No vamos a esperar a este niñato”, se escuchaba una y otra vez.. Pero lo peor estaba por llegar. Sólo unos minutos después, y mientras los fotógrafos recogían sus cámaras, aparecía el joven con aires chulescos y escondido tras una sudadera que impedía ver su cara. Ni siquiera se paró a saludar.

¿Por qué no te has parado a posar?”, preguntaron después los periodistas a través del traductor, el cual sirvió además de muro ante las 'molestas' preguntas. “Otra pregunta, por favor. Sean breves”, se limitó a contestar. Mientras, un Bieber soberbio ponía cara de pocos amigos. Su manager le había dejado sólo ante el peligro.

A partir de ahí, las típicas insulsas preguntas. “¿Qué música llevas en tu iPod?”, “¿Cómo va a ser tu próximo disco?”, “¿Te gusta España?”. Preguntas y respuestas sin interés. De hecho parecía que la ley del silencio se había instaurado en la rueda de prensa si no fuera porque un periodista volvió a preguntarle por su plantón. “Otra pregunta”, contestó. ¿Su cara? Un poema.

Después más preguntas insulsas, aderazadas por algún aplauso de unas pocas fans que habían conseguido colarse en la rueda de prensa. No hubo tiempo para más. Bieber está encantando de estar en España, le encanta Madrid y, si se puso la camiseta del FC Barcelona durante un partido con un amigo, fue porque este ya llevaba la del Real Madrid. “Si competimos, tenemos que vestir de forma distinta”.

Mientras, en el exterior del Palacio de los Deportes, las jóvenes preguntaban: “¿Cómo es Bieber de cerca? ¿Es simpático?”. “Soberbio y maleducado”, les espetó una periodista. Pero la adolescente, con cara desencajada -y pintada con el nombre de Bieber-, no quiso oir nada malo sobre su ídolo. Llevaba muchas horas aguantado el calor que ayer azotaba a las afueras del templo madrileño del deporte, fruto de los primeros días de la primavera -o del furor adolescente-. Llevaba muchas horas esperando para alcanzar su sueño, a pesar del riesgo de sufrir una insolación que no le dejara diferenciar entre el Bieber educado de la ficción y el soberbio de la realidad.

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