Máxim Huerta: "En todo caso, la reina de la televisión sería yo"

A lo largo de más de 1500 programas, mucho tiempo le ha dado a Máxim Huerta para dejar atrás su faceta de presentador hierático de informativos y convertirse en el niño revoltoso y pícaro de mamá Quintana, como alguien acertó a describirle hace no mucho tiempo.

“Ha sido sin duda el mayor éxito de mi carrera”, dice al referirse al espacio que le ha coronado como personaje mediático. Acaba de cumplir 40 años, pero no tiene demasiadas arrugas “importantes”. Y si las hay son producto de la expresión, porque este valenciano de pura cepa nació para ello: para contar historias y para emocionar.

Está en su mejor momento, “junto a una gran profesional como es Ana Rosa Quintana, quien me ayudó desde un primer momento, y un gran equipo, que es la clave del éxito del programa”, pero estos no son motivos necesarios para que Huerta, que durante estos días se ha convertido en profesor de televisión en la Academia de Operación Triunfo, no sueñe con tener algún día su propio proyecto.

“Me propusieron hace tiempo tener mi propio programa, pero lo rechacé y luego tan solo duró como una semana en antena. Por el momento estoy bien así, aunque me gusta arriesgar. Pero si llega el momento me gustaría que fuese muy parecido a éste. ¡Quiero presentar El Programa de Ana Rosa!”, comenta entre risas.

Ultimando su segunda novela, que saldrá a la venta el próximo 8 de marzo, confiesa que su primera incursión literaria, el libro Que sea la última vez que me llamas reina de la tele, fue malinterpretado por muchos. “Quizá me equivoqué con el título. Si alguien pensó en Ana Rosa, quiero creer que fue en positivo. En todo caso cuando hablaba de una reina de la televisión, tal vez lo hacía pensando en mí, pero no en ella”, dijo durante la entrevista con Vanitatis.

Con la otrora reina de las mañas, María Teresa Campos, el periodista mantiene una gran relación. “La quiero mucho pero creo que María Teresa tiene más neuras que AR. En el buen sentido, quiero decir. También pertenece a otra época. Es muy sentida”.

Desde que llegó ‘súper nervioso’ al plató para trabajar con la periodista, que acababa de dar a luz a sus gemelos, ha atravesado importantes momentos en su vida sentimental, aunque, por el momento, “no está enamorado”. Sí de la vida y de su madre, quien siempre ha sido un hombro en el que apoyarse y una gran amiga. “He sido hijo único y soy muy sensible con mis padres. Les quiero mucho”, ha confesado en muchas ocasiones. Parece que ahí reside la fuerza de Máxim para soportar 1.500 programas más.

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