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Lo que el cine ha unido, que no lo separe el conservadurismo
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Lo que el cine ha unido, que no lo separe el conservadurismo

Historias de amor entre hombres en el cine ha habido muchos y variados. Sin embargo, la censura, el conservadurismo, o posiblemente la homofobia, han evitado que

Historias de amor entre hombres en el cine ha habido muchos y variados. Sin embargo, la censura, el conservadurismo, o posiblemente la homofobia, han evitado que pudiéramos disfrutar de algunas de ellas. Así ocurrió con Espartaco y con una de las escenas implícitamente gay más famosa de todos los tiempos. En ella, Craso (Laurence Oliver) le preguntaba a su criado Antonio (Tony Curtis) si le gustan las ostras o los caracoles. "Me gustan tanto las ostras como los caracoles", respondía. La escena sólo fue posible recuperarla en la restauración de la cinta unos años después.

Y así ha podido ocurrir con Philip Morris, ¡Te quiero! La cinta, protagonizada por Jim Carrey y Ewan McGregor, ha estado a punto de no estrenarse debido a un par de escenas de contenido sexual entre ambos, que no han sido vistas con buenos ojos por las distribuidoras americanas.

No obstante, una vez visto el filme, cuesta entender ese conservadurismo, aún más si cabe, después del éxito de crítica y público de Brokeback Mountain. Pero claro, la película de Ang Lee mostraba el amor gay como allí gusta... con tabúes.

Philip Morris, ¡Te quiero!, es todo lo contrario. Desde el principio todo se trata con naturalidad, sin censura, sin forzar las situaciones, y lo mejor de todo, con humor. "¿Les he dicho que soy gay?", confiesa Carrey al principio del filme para los más despistados. Una naturalidad conseguida gracias a las perfectas interpretaciones de sus protagonistas.

Y es que, aunque ver a Carrey en el papel de estafador no resulta especialmente chocante –quizá cansino en ocasiones-, ver a McGregor besando a un hombre, después de su romance con Nicole Kidman en Moulin Rouge, resulta sorprendente. No obstante, el australiano salva el obstáculo con tablas.

LO MEJOR: La vuelta a la comedia clásica y una duración correcta (unos 93 minutos).

 

LO PEOR: Jim Carrey resulta cansino en su enémiso papel de 'graciosillo'.

 

Criterio de valoración:
Obra maestra.
Muy buena.
Buena.
Interesante.
Regular.
Mala.

 

Historias de amor entre hombres en el cine ha habido muchos y variados. Sin embargo, la censura, el conservadurismo, o posiblemente la homofobia, han evitado que pudiéramos disfrutar de algunas de ellas. Así ocurrió con Espartaco y con una de las escenas implícitamente gay más famosa de todos los tiempos. En ella, Craso (Laurence Oliver) le preguntaba a su criado Antonio (Tony Curtis) si le gustan las ostras o los caracoles. "Me gustan tanto las ostras como los caracoles", respondía. La escena sólo fue posible recuperarla en la restauración de la cinta unos años después.

Philip Morris