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Chiqui Martí: "Muchas chicas matan por desnudarse en TV"
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"NO SOY STRIPPER, SOY BAILARINA"

Chiqui Martí: "Muchas chicas matan por desnudarse en TV"

En muchas ocasiones, el mundo del striptease suele asociarse a una serie de tópicos relacionados con el sexo e incluso la prostitución. La culpa no es

En muchas ocasiones, el mundo del striptease suele asociarse a una serie de tópicos relacionados con el sexo e incluso la prostitución. La culpa no es sólo de los complejos sociales, sino que a veces las propias protagonistas se han visto involucradas en situaciones que han avivado esta fam­a.

 

Todo lo contrario que la conocida Chiqui Martí. Cuando hablamos con ella, lo primero que hace es negarnos la mayor: “Yo no soy stripper; yo soy bailarina, e incluso showgirl. Circunstancialmente me quito la ropa, pero todo forma parte de un espectáculo de baile”.

 

Partiendo de esas premisas, nuestra protagonista promociona el strip-art, que da mayor cancha al arte dentro del desnudo: “No se trata de exhibir gratuitamente, sino de insinuar, de transmitir más”. Esta forma de verlo dista mucho del concepto de desnudo facilón que por lo general se asocia al striptease. Parte de esa fama puede deberse a los espectáculos que, efectivamente, sí patrocinan ese desnudo gratuito.

 

“Todo es respetable”

 

Chiqui no se busca enemigas: “Cuando salgo a bailar intento hacer lo que a mí me gustaría ver como espectadora, y un desnudo sin más no me gusta. Pero no estoy en contra de las que lo hacen así. Cada uno puede hacer lo que quiera y todo es respetable. Igual que pido que se me respete a mí, yo respeto a los demás”.

 

No son pocas las veces que el striptease se relaciona con la vida lujuriosa. Chiqui encuentra un culpable claro: “Es una cuestión de ignorancia. Mucha gente se puede pensar que eres una prostituta y te pueden ofrecer dinero, una copa, drogas... de todo, imagínate. Pero bueno, eso puede perjudicarle a una stripper que no sepa hasta dónde quiere llegar; yo siempre he sabido lo que quiero hacer. Para mí es una cuestión de principios”.

 

Martí no sólo no está dada a este tipo de vida –lleva varios años casada-, sino que cuenta con una personalidad fuerte y distinta a la que algunos podrían prever: “En realidad soy mucho menos atrevida de lo que parezco. Parece que alguien que se desnuda bailando tiene que ser una chica muy liberal, muy descarada y muy suelta, pero nada más lejos de la realidad”.

 

La época Crónicas Marcianas

 

De hecho, nuestra entrevistada alcanzó una altísima cota de popularidad en Crónicas Marcianas, donde hacía striptease, reportajes en la calle y participaba en las mesas de debate sobre sexo. Y era ahí donde mostraba su lado más conservador: “Siempre me aliaba con Begoña Ameztoy en casi todos los debates. Todos esperaban que yo fuese la más desinhibida. La verdad es que soy una persona muy conservadora; todo lo demás es coraza”.

 

Por aquel entonces, asegura, la televisión era distinta: “Nunca me habría imaginado lo que iba a venir después: fama, popularidad, reconocimiento... Te parecerá raro, porque ahora la gente va a la televisión incluso gratis, sólo con la intención de hacerse famosos, pero antes no era así. La primera vez que yo aparecí en televisión fue con Jordi González y habían tardado tres meses en encontrar a alguien que quisiese desnudarse dando la cara. Imagínate ahora... muchas chicas matarían por salir a desnudarse gratis”.

 

Chiqui Martí derriba tópicos. Está prácticamente alejada de la vida nocturna a nivel privado y hace muchísimo ejercicio a diario. Y es que usar una barra de striptease como herramienta de trabajo es duro y complicado. Además de arriesgado. En 2004, Chiqui tuvo un accidente en una discoteca de Torrijos (Toledo) al caerse desde una altura de cuatro metros. Durante varios meses perdió toda la movilidad de cuello para abajo, con el gravísimo traspiés que ello suponía no sólo para su vida profesional, sino, sobre todo, para su vida personal.

 

Una intensísima recuperación la devolvió al primero plano. Y es que desde que es bailarina no para de hacer ejercicio y trabajar. ¿Vida sedentaria y relajada? En absoluto: “Un día normal en mi vida es estresante. Mucho gimnasio, muchas clases, muchísimo ejercicio, muchísimo esfuerzo... si más de una viese el trabajo que tiene esta profesión, se lo pensaría dos veces”.

 

Y es que a sus propios ejercicios hay que añadirle la academia de seducción que Chiqui tiene desde hace varios años y en la que enseña a diversas mujeres no sólo a seducir, sino también a sentirse mejor consigo mismas: “Es una cuestión de actitud, que la mujer se sienta positiva y, en lugar de deprimirse o acomplejarse por su talla, se sienta bella y bonita a pesar de lo que piensen los demás. Lo primero que tiene que hacer es creérselo”.

 

Toda una carrera llena de trabajo

 

Nuestra protagonista no se cuelga medallas gratuitas, pero tampoco oculta su esfuerzo: “Quizá ahora muchas chicas se estén metiendo en el mundo del striptease sin que les guste, sólo por dinero. Yo nunca me metí en esta profesión por dinero. De hecho, me costó muchísimo vivir de esto, ya que me metí en una profesión a contracorriente. Quien piense que mi vida en ese sentido ha sido fácil y que no he trabajado nada, no tiene ni idea”.

 

Tampoco duda en ofrecer algún que otro consejo a futuras showgirls: “Este mundo no es nada fácil, al menos si te tomas en serio tu profesión. La que se piense que esto es desnudarse y ya está, que se vaya a casa”.

 

Toca pensar en el futuro. Chiqui tiene 39 años y le preguntamos si le quedan muchos bailando. Se enfada con cierta sorna: “¿Tú ves que me hayan salido más arrugas o esté peor? ¿Tú te crees que yo no estoy para bailar? Como el vino, nene: según pasan los años, mejor estoy”.

En muchas ocasiones, el mundo del striptease suele asociarse a una serie de tópicos relacionados con el sexo e incluso la prostitución. La culpa no es sólo de los complejos sociales, sino que a veces las propias protagonistas se han visto involucradas en situaciones que han avivado esta fam­a.

Javier Sardá Noadex