Monzón: "Almodóvar está por encima del bien y del mal"

Es un director atípico, un superviviente anómalo dentro de la demasiado homogénea fauna del cine español. Sus películas anteriores (El corazón del guerrero, El robo más grande jamás contado y la Caja Kovak) son extrañas y de calidad dispar. Celda 211, la película que le ha encumbrado como realizador y le ha redimido de su pasado como crítico de cine, es probablemente el más convencional entre sus films: un thriller carcelario que tiene todas las de ganar en los Goya.

Ya habrá preparado usted el discurso.

Pues no. Trato por todos los medios de no ponerme nervioso. Y si pienso que tengo alguna posibilidad de ganar un premio y tener que subir y decir algo, me pongo nervioso. Si llega a suceder, que es una cosa que yo considero improbable, me dejaré llevar por la emoción del momento e improvisaré.

Se muestra usted muy humilde. No sé si sabrá que su película es la favorita.

Quiero disfrutar de estas dieciséis nominaciones sin preguntarme qué puede pasar. Quiero creer que la película ha gustado, pero hay muchos casos de películas muy nominadas que se han ido de vacío de los Goya.

¿Y para qué sirve un Goya?

En el caso de Celda 211, para aumentar el interés de los espectadores y de los propios exhibidores a mantener la película en los cines. Para que la gente siga queriendo ver la película.

¿Y los académicos? ¿Se ven las películas antes de votar?

No sé como proceden todos los académicos, que son más de mil. No puedo poner la mano en el fuego por nadie. Yo soy académico y trato de hacer los deberes.

Si todos los académicos los hacen, ¿cómo es posible que una película que tiene 16 nominaciones a los Goya no estuviese en la terna de finalistas para representar a España en los Oscar?

No ha sido tanto problema de los académicos, como el hecho de que la película no estuvo al alcance de ellos. Se empezaron a hacer pases muy cerca del periodo de votación. Si la hubieran visto con suficiente anterioridad, creo que quizá hubiese estado en la terna.

Rememorando su pasado como crítico, ¿cuáles son sus máximos rivales este domingo?

Como he dicho, el hecho de que gane Celda 211 es improbable, porque entre las nominadas hay películas extraordinarias. A mí me han gustado mucho After, Tres días con la familia, Pagafantas y El secreto de sus ojos, que es una película maravillosa. Y fuera de las películas nominadas, 25 kilates, Los Condenados o Petit Indi merecen mucho la pena.

Le gusta El Secreto de sus ojos que compite su Celda 211 por el premio a la Mejor Película. ¿Y Ágora? ¿Y El baile de la victoria?

Vi Ágora en Toronto y salí sudando, del esfuerzo brutal de dirección y del talentazo de Amenábar. Fernando Trueba me parece un maestro, que está más allá del bien y del mal.

¿Y Los abrazos rotos de Almodóvar?

Es una película arriesgada. Me gusta de Almodóvar que, en cada película que hace, da un doble salto moral con tirabuzón. Como Fernando, él está más allá del bien y del mal. Cada película que hacen me parece interesante por sí misma.

Puedo leer entre líneas. (Risas). Hábleme ahora de su película. Dicen algunos espectadores que Celda 211 no parece española.

Yo sé que la gente me lo dice como un piropo y yo me lo tomo como tal, pero mis películas son muy españolas, con actores españoles, guionistas españoles y hechas por un director español.

¿Qué le pasa a los españoles con el cine español?

Se habla de cine español como si tratase de un género en sí mismo. La gente dice: “voy a ver una de aventuras, una de acción o una española”. No, hombre, no, una española son muchas propuestas. De todos modos, yo no echaría el público la culpa de que no vaya a ver cine español. Es más bien un problema de comunicación.

Un problema que Celda 211 no ha tenido. ¿Necesita el cine español hacer más películas de género?

No sé. Creo que ya se hace mucho cine de género y muy bueno en España. Pero géneros peculiares, especiales. Es bueno que no sean géneros miméticos, que no se intente hacer lo mismo que se hace en otros países.