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Álex de la Iglesia, Goya al mejor presidente de la Academia de Cine
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TRIUNFADOR MORAL DE LA NOCHE

Álex de la Iglesia, Goya al mejor presidente de la Academia de Cine

Álex de la Iglesia ha trasladado su forma de hacer cine a su manera de dirigir la Academia y ha conseguido lo imposible: salir airoso de

Álex de la Iglesia ha trasladado su forma de hacer cine a su manera de dirigir la Academia y ha conseguido lo imposible: salir airoso de tan ardua tarea, como ya hiciera Carmen Maura en el final de su ‘goyarizada’ La Comunidad, que lograba llevarse el botín después de enfrentarse a una panda de locos obsesionados con el dinero.

"Nunca reconocemos nuestros errores. Nos miramos el ombligo, nos encanta nuestro ombligo. Creemos que somos artistas, genios alternativos, creadores. Antes de todo eso, somos trabajadores", decía De la Iglesia en su discurso, con la intención de callar todas las bocas de quienes mencionan con lastimosa asiduidad el nombre de la Academia en vano, que son muchos y mal avenidos.

Hoy, día de resaca de la gran noche del cine español, toca hacer valoraciones y De la Iglesia puede sentirse afortunado de haber conseguido, además de reconciliar a Pedro Almodóvar con la Academia, una crítica positiva a su gestión y a una gala casi herida de muerte antes de su comienzo por su más que comentada previsibilidad –la arrolladora victoria de Celda 211 estaba más que cantada-.

Triunfador moral de la noche

“Álex de la Iglesia es el triunfador moral de la noche”, comenta Borja Hermoso en El País. “Sólo él podía llevar a la gala de los Goya a Penélope Cruz y Javier Bardem cogidos de la mano y a Pedro Almodóvar en lo que supone la vuelta del hijo pródigo a la Academia”, continúa.

“Ha bastado con que la Academia de cine español tenga un presidente que se toma en serio su trabajo, y que además se entusiasma con él cual avatar en Pandora para que la ceremonia de los Goya se disfrute tango como la de los Oscar", dice David Cacho en Telecinco.es

Una película de espionaje

Como si de una película de espionaje se tratase –Almodóvar dixit-, De la Iglesia imprimió anoche su sello a la gala y gracias a un maestro de ceremonias como Andreu Buenafuente, -“¡Que lo resuciten en 2011!, pide el diario El País-, el público decidió quedarse sentado frente al televisor durante casi dos horas y media, dando a la gala de ayer el mejor dato histórico de audiencia, 26,4% de cuota de pantalla y 4.656.000 espectadores.

“Y el Goya es para Buenafuente”, titula El periódico de Catalunya en su tribuna de cine. “Buenafuente no defraudó y mantuvo el habitual tono fino de sus pellizcos”, sentencia.

Y es que desde el vídeo de presentación reuniendo a lo mejor del cine español, pasando por los chistes y bromas de Buenafuente –“Saludo a Carlos Bardem y Mónica Cruz… Ah, no, ¡que son los de verdad!”-, para terminar con la aparición estelar de Almodóvar, la gala de anoche fue un espectáculo de televisión puro y duro, capaz de entretener al espectador más exigente y a buen seguro recordada en los próximo años.

Álex de la Iglesia ha trasladado su forma de hacer cine a su manera de dirigir la Academia y ha conseguido lo imposible: salir airoso de tan ardua tarea, como ya hiciera Carmen Maura en el final de su ‘goyarizada’ La Comunidad, que lograba llevarse el botín después de enfrentarse a una panda de locos obsesionados con el dinero.