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Impresionante alegato antibelicista israelí en la competición de Venecia
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Impresionante alegato antibelicista israelí en la competición de Venecia

El israelí Samuel Maoz ha sorprendido en Venecia con Lebanon, una realista e impresionante historia sobre la primera guerra del Líbano, basada en sus propios recuerdos

El israelí Samuel Maoz ha sorprendido en Venecia con Lebanon, una realista e impresionante historia sobre la primera guerra del Líbano, basada en sus propios recuerdos como soldado, y que protagonizó ayer la competición oficial de la Mostra. Un profundo alegato antibelicista con el que Maoz ha tratado de acabar de una vez con los demonios que su participación en la guerra le crearon cuando apenas tenía 20 años, en 1982. Han pasado 27 años, el tiempo que ha tardado el director en poder afrontar sus recuerdos a través del cine. "Necesitaba distancia para usar esos sentimientos, esos recuerdos, como director".

En la película está "parte de mi más profunda y dolorosa memoria", afirmó en una rueda de prensa el director, que explicó que la historia se construyó sobre sus recuerdos, sin tratar de darle a los hechos una exactitud histórica. Una historia que se sitúa en Líbano pero que podría desarrollarse en cualquier guerra y en la que los protagonistas son un grupo de veinteañeros sin ninguna experiencia militar, aterrados por lo que están viviendo y preguntándose a cada segundo qué hacen allí. "Una cosa así es imposible de entender", no es cuestión de si estás o no de acuerdo con la guerra, precisó Maoz.

En su opinión y desde su experiencia, los sentimientos contra la guerra no te los planteas cuando estás en combate. "Te enfrentas a la muerte y lo que sale es el instinto de supervivencia. No tienes tiempo para pensar si está bien o no la guerra". Uno de los puntos originales de la película es que se desarrolla en su mayor parte dentro del carro de combate que comparten estos soldados y el exterior se ve a través de las mirillas con las que deben apuntar o ver el camino a seguir. "El concepto de que el filme se desarrollara dentro del tanque fue creado en mi mente con la intención de usar mis recuerdos subjetivos, era una forma de filtrar mis recuerdos", señaló el director.

Tras la estela de 'Vals con Bashir'

Su objetivo no era que la audiencia entendiera los sentimientos sino que los sintiera, que el público se metiera dentro del tanque para que se identificara totalmente con los personajes. Algo que está logrado en la película, que transmite con enorme facilidad la angustia, el temor y el dolor de los jóvenes, a lo que ayuda la estupenda interpretación de todos los actores, que dotan a sus personajes de un realismo cercano al documental. Uno de los protagonistas, Michael Moshonov, señaló que todos trabajaron mucho con el director para entender no sólo los personajes sino la situación en la que se encontraban.

A ello ayudó mucho que todos se convirtieran en un grupo muy unido, en el que las emociones se contagiaban y eso se refleja en la pantalla. Y el resultado es una magnífica interpretación coral con la que Maoz ha construido un relato claustrofóbico y terrorífico en el que la cámara y el tanque se convierten en unos personaje más de la película. Una película que llega tras el éxito que el año pasado tuvo Vals con Bashir, una película de animación israelí que, basada también en los recuerdos de su director como soldado, narraba el horror de la matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Líbano), igualmente en 1982.

El israelí Samuel Maoz ha sorprendido en Venecia con Lebanon, una realista e impresionante historia sobre la primera guerra del Líbano, basada en sus propios recuerdos como soldado, y que protagonizó ayer la competición oficial de la Mostra. Un profundo alegato antibelicista con el que Maoz ha tratado de acabar de una vez con los demonios que su participación en la guerra le crearon cuando apenas tenía 20 años, en 1982. Han pasado 27 años, el tiempo que ha tardado el director en poder afrontar sus recuerdos a través del cine. "Necesitaba distancia para usar esos sentimientos, esos recuerdos, como director".

En la película está "parte de mi más profunda y dolorosa memoria", afirmó en una rueda de prensa el director, que explicó que la historia se construyó sobre sus recuerdos, sin tratar de darle a los hechos una exactitud histórica. Una historia que se sitúa en Líbano pero que podría desarrollarse en cualquier guerra y en la que los protagonistas son un grupo de veinteañeros sin ninguna experiencia militar, aterrados por lo que están viviendo y preguntándose a cada segundo qué hacen allí. "Una cosa así es imposible de entender", no es cuestión de si estás o no de acuerdo con la guerra, precisó Maoz.

En su opinión y desde su experiencia, los sentimientos contra la guerra no te los planteas cuando estás en combate. "Te enfrentas a la muerte y lo que sale es el instinto de supervivencia. No tienes tiempo para pensar si está bien o no la guerra". Uno de los puntos originales de la película es que se desarrolla en su mayor parte dentro del carro de combate que comparten estos soldados y el exterior se ve a través de las mirillas con las que deben apuntar o ver el camino a seguir. "El concepto de que el filme se desarrollara dentro del tanque fue creado en mi mente con la intención de usar mis recuerdos subjetivos, era una forma de filtrar mis recuerdos", señaló el director.