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Una leyenda atacada por la realidad
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Una leyenda atacada por la realidad

El cine ha conseguido que los años de la Gran Depresión y los posteriores se hayan cargado de un magnetismo irresistible. Ropas sobrias, abrigos largos, sombreros

El cine ha conseguido que los años de la Gran Depresión y los posteriores se hayan cargado de un magnetismo irresistible. Ropas sobrias, abrigos largos, sombreros borsalino: sus héroes eran elegantes, pero sobre todo eran delincuentes dispuestos a todo por subir a la "cima del mundo". Scarface inauguró una corriente irresistible de películas de gangsters de la que no se ha dejado de beber. Coppola, Scorsese, De Palma y ahora Michael Mann, el ultimo gran hombre del cine que ha sabido beber de las fuentes más cristalinas de Hollywood para luego imprimir su estilo con convicción.

 

En Enemigos públicos se aleja del concepto clásico de películas de gangster sin por ello dejar de rendirles algún que otro pequeño y certero guiño. Pero sobre todo vuelve a ser el director de atmósferas poderosas en el que se sumergen los personajes, a veces hasta se pierden, pero que, no obstante, son capaces de mostrar a ráfagas su complejidad psicológica. Eso sí, en determinados casos como éste dejan al descubierto su ser con pequeñas pinceladas que no se utilizan para los secundarios, por lo que se quedan apenas perfilados.

 

Menos mal que el gusto este señor escogiendo a los actores enmenda la plana al asunto. Christian Bale (carrerón el suyo) está, como siempre, muy intenso, algo sin lo que su personaje no hubiese sido más que un gris peón de la ley con ráfagas de interés. Johnny Depp tampoco le va a la zaga, con una interpretación contenida y magnética a la que Marion Cotillard da perfecta réplica. Reparto perfecto para contrarrestar su rendición a los ambientes de peso.

El cine ha conseguido que los años de la Gran Depresión y los posteriores se hayan cargado de un magnetismo irresistible. Ropas sobrias, abrigos largos, sombreros borsalino: sus héroes eran elegantes, pero sobre todo eran delincuentes dispuestos a todo por subir a la "cima del mundo". Scarface inauguró una corriente irresistible de películas de gangsters de la que no se ha dejado de beber. Coppola, Scorsese, De Palma y ahora Michael Mann, el ultimo gran hombre del cine que ha sabido beber de las fuentes más cristalinas de Hollywood para luego imprimir su estilo con convicción.