El misil hipersónico chino 'imposible' que puede sortear las defensas de EEUU
Científicos chinos han compartido imágenes de su prototipo de misil hipersónico con alas retráctiles capaz de transformar su perfil aerodinámico en pleno vuelo, algo que se pensaba imposible
Un equipo de científicos militares chinos ha mostrado por primera vez el aspecto real de uno de sus proyectos más revolucionarios, un misil hipersónico capaz de modificar su forma a velocidades superiores a Mach 5 (6.174 km/h). El diseño permite que las alas se escondan dentro del fuselaje para reducir el rozamiento durante el vuelo rápido y se desplieguen para ofrecer más sustentación y maniobrabilidad. Según los autores, esta flexibilidad supone el “santo grial” de la tecnología hipersónica, que hasta ahora se enfrentaba al dilema de elegir entre velocidad máxima o capacidad de maniobra.
Si se cumplen los pronósticos de los propios investigadores, este avance, detallado en un artículo publicado en la revista Acta Aeronautica et Astronautica Sinica del que se ha hecho eco el South China Morning Post, supone una ventaja estratégica brutal para China en la guerra del futuro. El misil, gracias a sus alas móviles, puede cambiar de trayectoria o esquivar defensas a altas velocidades.
Esto complica muchísimo la labor de interceptarlo, predecir su trazado y aumentar su eficacia contra objetivos móviles como portaaviones o aviones furtivos. Los analistas apuntan que con una tecnología así, China podría disponer de capacidades de ataque que antes se creían imposibles, combinando velocidad y maniobrabilidad extrema en un combo letal.
Cómo funciona
Como ya hemos visto, la clave del nuevo misil chino está en su mecanismo de alas retráctiles. Cunado están plegadas, el misil reduce la fricción y maximiza la velocidad, pero al extenderse, el misil gana sustentación y controla mucho mejor su trayectoria. Los investigadores aseguran que el grado de extensión se puede ajustar en tiempo real, lo que permite modificar la forma aerodinámica en pleno vuelo.
El equipo del investigador Wang Peng, de la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, ha logrado esta hazaña gracias a unos algoritmos de control desarrollados en su laboratorio que actúan milisegundo a milisegundo, recalculando el equilibrio entre sustentación, resistencia y estabilidad. El algoritmo es capaz de modelar matemáticamente cada parte del misil, predeterminar los márgenes de error y reaccionar contra interferencias o ruido sin generar una vibración que sería perjudicial para los motores.
Como explican los investigadores, “los actuadores deben mover las alas sin retraso ni vibraciones, y el ordenador debe tomar decisiones estables al instante aunque su potencia de cálculo sea limitada”.
El nuevo misil no es un diseño teórico encerrado en un ordenador, los componentes principales del sistema han superado pruebas críticas de hardware-in-the-loop (HIL), unos tests donde los sensores y el cerebro del misil se conectan a simuladores físicos que replican las condiciones de vuelo el sistema funciona también en hardware real.
¿Cuándo veremos estos misiles en acción?
Un arma así sería capaz de atacar objetivos de alto valor y seguir trayectorias impredecibles que lo hagan prácticamente imparable. Si todo sale como predicen los investigadores chinos, el dominio del cielo podría cambiar para siempre, y la próxima guerra será, además de mucho más rápida, más impredecible.
Sin embargo, la tecnología todavía tiene retos por resolver. Volar a más de Mach 5 significa que los materiales y componentes móviles del misil tienen que soportar temperaturas de más de 2.000 ºC. Además, cada cambio de forma modifica las fuerzas que actúan sobre el misil y obliga a recalcular la estabilidad constantemente.
Los propios autores admiten que, aunque el sistema ha superado la fase de simulación y prueba en tierra, aún faltan ensayos en vuelo y pruebas de despliegue a gran escala antes de ver estos misiles en acción. Sin embargo, el avance es tal que, como afirma el equipo, “Esta tecnología representa uno de los mayores saltos en la historia de los misiles hipersónicos”.
China lidera la carrera hipersónica
El Ejército estadounidense lleva tiempo alarmado con los avances de China en esta carrera de velocidad por las armas del futuro. Lo que más les inquieta es una nueva arma hipersónica desarrollada por Pekín que según ellos “superó los límites de la física”. Los expertos militares norteamericanos aseguran que China no solo lanzó un vehículo hipersónico capaz de maniobrar a cinco veces la velocidad del sonido, sino que, además, este mismo vehículo lanzó a su vez un misil hipersónico en pleno vuelo.Esto es algo inaudito e inexplicable, afirman esas fuentes.
Los misiles planeadores hipersónicos no describen una parábola fija como los misiles balísticos intercontinentales, sino que son transportados por un cohete hasta la órbita baja de la Tierra y luego descienden hacia su objetivo, dibujando una trayectoria variable muy difícil de predecir.
El Pentágono, sin embargo, no tiene ningún tipo de misil hipersónico operativo por el momento. Una de las claves de la ventaja de China en esta carrera está en sus túneles de viento. Pekín ha invertido enormes sumas de dinero en la construcción de una infraestructura de túneles destinada a hacer la competencia a las grandes potencias aeronáuticas mundiales.
Además, el actual secretario de defensa estadounidense, Pete Hegseth, admitió recientemente que "Estados Unidos pierde contra China en todos los juegos de guerra simulados por el Pentágono". Hegseth apuntó a los misiles hipersónicos de Pekín que, según informes de los militares norteamericanos, pueden destruir todos los portaaviones estadounidenses en solo 20 minutos.
Un equipo de científicos militares chinos ha mostrado por primera vez el aspecto real de uno de sus proyectos más revolucionarios, un misil hipersónico capaz de modificar su forma a velocidades superiores a Mach 5 (6.174 km/h). El diseño permite que las alas se escondan dentro del fuselaje para reducir el rozamiento durante el vuelo rápido y se desplieguen para ofrecer más sustentación y maniobrabilidad. Según los autores, esta flexibilidad supone el “santo grial” de la tecnología hipersónica, que hasta ahora se enfrentaba al dilema de elegir entre velocidad máxima o capacidad de maniobra.