Científicos dicen que hay otra Tierra oculta en el borde del sistema solar
La extraña órbita que dibujan 50 objetos más allá de Neptuno sugiere la existencia de un planeta del tamaño de la Tierra que podría convertirse en el noveno del sistema solar
Astrónomos de la Universidad de Princeton (EEUU) han identificado una inclinación de aproximadamente 15 grados en las trayectorias de medio centenar de objetos del Cinturón de Kuiper. Las anomalías que suceden en esa enorme región de asteroides, cometas y planetas enanos que orbita más allá de Neptuno no puede explicarse sin la influencia gravitacional de un cuerpo oculto, aseguran los investigadores.
La caza de un noveno planeta en nuestro sistema solar arrancó después del descubrimiento de Neptuno en 1846 y se dio por concluida temporalmente con la aparición de Plutón, que luego perdió su estatus de planeta de pata negra en 2006 para ser considerado un planeta enano. El interés resucitó de nuevo en 2016, cuando los astrónomos de Caltech Mike Brown y Konstantin Batygin presentaron su teoría del Planeta Nueve. Su propuesta sostiene que las trayectorias extrañas de aproximadamente una docena de cuerpos masivos situados más allá de Neptuno solo tienen sentido si existe un objeto gigantesco escondido ejerciendo su influencia gravitacional sobre ellos.
Este mundo hipotético, también conocido como Planeta X, probablemente se esconde en algún rincón del Cinturón de Kuiper, pero hasta ahora nadie ha sido capaz de detectarlo. Aunque el hallazgo de los investigadores de Princeton, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, no es una confirmación directa del planeta, sí es una solución muy plausible al enigma.
El Planeta Y
El equipo liderado por Amir Siraj, astrofísico de Princeton, comenzó descartando otras explicaciones posibles para la anomalía orbital observada en el Cinturón de Kuiper. "Empezamos intentando encontrar explicaciones distintas a un planeta que pudieran explicar la inclinación, pero lo que descubrimos es que realmente necesitas un planeta ahí", declaró Siraj a CNN.
Según los cálculos del equipo, el Planeta Y sería un mundo rocoso con una masa entre la de Mercurio y la de la Tierra, considerablemente más pequeño que el hipotético Planeta X (o Planeta Nueve), propuesto en 2016 por los astrónomos de Caltech Mike Brown y Konstantin Batygin, que sería un gigante gaseoso hasta 10 veces más masivo que la Tierra.
El Planeta Y se encontraría entre 100 y 200 veces más lejos del Sol que nuestro planeta, lo que lo situaría no muy lejos de la órbita de Neptuno (que está a 30 unidades astronómicas, 30 veces la distancia media entre la Tierra y el Sol) y significativamente más cerca que el Planeta X, que probablemente esté al menos a 400 unidades astronómicas.
A esas distancias, ambos planetas reflejarían muy poca luz hacia la Tierra, haciéndolos difíciles de detectar directamente. Además, el Planeta Y estaría inclinado hasta 10 grados respecto al plano orbital compartido por los ocho planetas conocidos, otro factor que complicaría su observación.
Faltan más pruebas
La comunidad astronómica mantiene un escepticismo sobre este descubrimiento. Samantha Lawler, astrónoma de la Universidad de Regina en Saskatchewan y crítica de la hipótesis del Planeta X, calificó los hallazgos como "no definitivos", principalmente debido al pequeño tamaño de la muestra de objetos del Cinturón de Kuiper incluidos en el estudio. Por su parte, Patryk Sofia Lykawka, astrónomo de la Universidad de Kindai, en Japón, especializado en estos objetos, consideró el Planeta Y "plausible" pero requiriendo más observaciones para ser considerado una posibilidad probable.
Para conseguir pruebas irrefutables de la existencia del Planeta Y o el Planeta X, los investigadores tendrán que observar directamente estos mundos hasta ahora ocultos. También podrían encontrar muchos más objetos del Cinturón de Kuiper que encajen con los patrones que han descubierto.
En cualquier caso, la respuesta podría llegar pronto gracias al recién inaugurado Observatorio Vera C. Rubin en Chile, que descubrirá miles de nuevos objetos del Cinturón de Kuiper en los próximos años y podría proporcionar los datos necesarios para confirmar o descartar estas teorías. "Creo que dentro de los primeros dos o tres años [de la misión del observatorio], habrá una respuesta definitiva", afirmó Siraj. "Si el Planeta Y está en el campo de visión del telescopio, será capaz de encontrarlo directamente".
Los otros Planetas 9
El Planeta Y no es el único candidato alternativo a Planeta Nueve que ha surgido en los últimos años. En mayo, los investigadores observaron un débil punto infrarrojo que hizo saltar las alarmas. Finalmente, fue descartado porque implicaba una órbita perpendicular al resto de planeta, algo tan raro como improbable. También está sobre la mesa la posibilidad de que planetas errantes, expulsados de otros sistemas estelares y capturados por nuestro Sol, merodeen en las zonas más remotas. Cálculos de 2023 del propio Siraj sugieren que podrían esconderse hasta cinco mundos rocosos del tamaño de la Tierra en esos confines helados.
También hay otras teorías que intentan explicar el origen de las anomalías gravitacionales. Algunos científicos dicen que podrían deberse a un agujero negro recién nacido o a una física de la gravedad que aún no dominamos. Otros imaginan un planeta más pequeño de lo esperado, rodeado de docenas de lunas. Sin embargo, el reciente descubrimiento de candidatos a planetas enanos como 2017 OF201 y 2023 KQ14 complica el asunto, ya que estos objetos no se comportan como predice la teoría del Planeta X, lo que lleva a algunos expertos a dudar de su existencia.
Astrónomos de la Universidad de Princeton (EEUU) han identificado una inclinación de aproximadamente 15 grados en las trayectorias de medio centenar de objetos del Cinturón de Kuiper. Las anomalías que suceden en esa enorme región de asteroides, cometas y planetas enanos que orbita más allá de Neptuno no puede explicarse sin la influencia gravitacional de un cuerpo oculto, aseguran los investigadores.