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China sumerge sus centros de datos en el océano y EEUU quiere mandarlos al espacio
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Hasta un 90% de ahorro energético

China sumerge sus centros de datos en el océano y EEUU quiere mandarlos al espacio

EEUU y China tienen planes distintos para lidiar con el gasto energético desmedido de los centros de datos clave para el desarrollo de la IA. Mientras Pekín mira hacia abajo, Washington mira hacia arriba

Foto: China despliega el primer centro de datos submarino comercial del mundo. (Tang Fei/China Daily)
China despliega el primer centro de datos submarino comercial del mundo. (Tang Fei/China Daily)

Los grandes modelos de lenguaje como ChatGPT tienen un hambre insaciable de energía que está haciendo que las grandes potencias tengan que recurrir a soluciones radicales para mantenerlos funcionando sin gastar una millonada. China está desplegando cápsulas sumergibles frente al mar de Shanghái que podrían ahorrar hasta un 90% del consumo eléctrico en refrigeración. Mientras que EEUU, con Jeff Bezos a la cabeza, propone lanzar al espacio centros de datos orbitales gigantes que, en teoría, superarán en eficiencia a los terrestres.

China ha lanzado desde un muelle cercano a Shanghái una gran cápsula amarilla que contiene el primer centro de datos comercial submarino del mundo. El sistema ha sido desarrollado por la empresa de equipamiento marítimo Highlander junto a compañías estatales chinas y se sumergirá definitivamente en el mar a mediados de octubre. Un sistema similar creado por Microsoft, aunque mucho más pequeño, se probó frente a las costas de Escocia en 2018, pero no alcanzó su lanzamiento comercial. Tras recuperar su cápsula en 2020, la compañía declaró que el proyecto se había completado con éxito.

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El objetivo de esta iniciativa busca dar respuesta a una crisis energética que amenaza con colapsar la infraestructura digital del planeta. La demanda de centros de datos se ha disparado con el auge de la inteligencia artificial.

Cómo funciona el centro submarino

Yang Ye, vicepresidente de Highlander, la firma detrás del proyecto de Shanghái, asegura que este sistema submarino ofrece grandes ventajas con respecto a los centros de datos terrestres. La principal es que las corrientes oceánicas mantienen los servidores a baja temperatura, eliminando la necesidad de sistemas de refrigeración por aire o evaporación de agua que consumen enormes cantidades de electricidad.

"Las instalaciones submarinas pueden ahorrar aproximadamente un 90% del consumo energético en refrigeración", asegura Yang a la agencia AFP. El centro, que dará servicio a clientes como China Telecom y una empresa estatal de computación de IA, forma parte de una iniciativa gubernamental más amplia para reducir la huella de carbono de los centros de datos.

La estructura se construye en tierra en componentes separados antes de instalarse en el mar, y obtendrá casi toda su energía de parques eólicos marinos cercanos. Según Highlander, más del 95% de la energía utilizada procederá de fuentes renovables.

Problemas bajo el agua

"La finalización real del centro de datos submarino implicó mayores desafíos de construcción de lo que se esperaba inicialmente", reconoce Zhou Jun, ingeniero del proyecto de Shanghái. El reto más obvio, asegura, fue mantener el contenido seco y protegido de la corrosión que provoca el agua salada.

Para solucionar estos problemas, los ingenieros chinos incluyeron un revestimiento protector que contiene escamas de vidrio sobre la cápsula de acero que alberga los servidores. Para permitir el acceso de los equipos de mantenimiento, un ascensor conectará la estructura principal con un segmento que permanece sobre el agua.

placeholder El centro de datos submarino que probó Microsoft en 2018. (Microsoft)
El centro de datos submarino que probó Microsoft en 2018. (Microsoft)

También hay problemas de conectividad. Como explica el investigador Shaolei Ren, profesor de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de California en Riverside, para la agencia de noticias francesa tender la conexión de internet entre un centro de datos marino y tierra firme es un proceso más complejo que con los servidores terrestres tradicionales. Además, los centros de datos submarinos pueden ser vulnerables a ataques mediante ondas sonoras conducidas a través del agua.

La visión espacial de Bezos

A miles de kilómetros de Shanghái, en Turín, Jeff Bezos presentaba su propia solución al problema energético de estos sistemas. El magnate propone instalar centros de datos de escala gigavatio en la órbita que rodea a la Tierra. "Estos gigantescos clústeres de entrenamiento se construirán mejor en el espacio, porque allí tenemos energía solar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No hay nubes ni lluvia, ni clima", declaró el fundador de Amazon durante la Italian Tech Week.

Bezos aseguró que el cambio a la infraestructura espacial es parte de una tendencia más amplia de usar el espacio para mejorar la vida en la Tierra. "Ya ha sucedido con los satélites meteorológicos y de comunicaciones. El siguiente paso son los centros de datos, luego otros tipos de manufactura", afirmó.

La predicción de Bezos es que dentro de 10 a 20 años, estos centros espaciales podrán superar en costes a los terrestres gracias a la disponibilidad continua de energía solar. Sin embargo, también reconoce que existen desafíos como la dificultad del mantenimiento, las actualizaciones, el coste de lanzar cohetes y el riesgo de que los lanzamientos fallen.

A pesar de estos obstáculos, otras compañías y países también están apostando por mandar los centros de datos al espacio. China ha iniciado la construcción de una nueva constelación de satélites destinada a convertirse en el primer superordenador de inteligencia artificial en el espacio. La llamada Constelación de Computación Tres Cuerpos se lanzó el pasado junio, con el objetivo de probar las capacidades de un centro de procesamiento de datos en órbita.

Starcloud, una empresa estadounidense, propone instalar una estructura de paneles solares en órbita de 4 por 4 kilómetros para alimentar centros de datos espaciales, una hazaña de ingeniería nunca antes vista. Incluso el ex CEO de Google, Eric Schmidt, habría adquirido Relativity Space con ese objetivo. Europa explora también esta posibilidad a través del proyecto ASCEND, aunque sus cálculos dependen de que el Starship reduzca drásticamente los costes de lanzamiento, algo que todavía está por ver.

IAs que gasten menos

Otra opción que reduciría drásticamente el enorme consumo energético de los centros de datos, es ponerlos a dieta. China ya está creando modelos de inteligencia artificial generativa que no consuman tanta energía. IAs como Deepseek son un ejemplo de cómo lograrlo. Este modelo consume casi la mitad de energía que ChatGPT para generar sus respuestas, logrando un rendimiento similar.

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Pero Deepseek no es el único. Un equipo del Instituto de Automatización de la Academia China de Ciencias en Pekín ha desarrollado SpikingBrain 1.0. Esta IA usa apenas una pequeña parte de los datos tradicionales y logra unos resultados comparables a los mejores modelos de código abierto.

El funcionamiento de SpikingBrain está basado en el del cerebro humano. Los investigadores detrás de su desarrollo aseguran que en vez de procesar toda la información de una vez, el sistema actúa solo cuando recibe un estímulo, lo que le permite ser más ligero y consumir mucha menos energía.

Los grandes modelos de lenguaje como ChatGPT tienen un hambre insaciable de energía que está haciendo que las grandes potencias tengan que recurrir a soluciones radicales para mantenerlos funcionando sin gastar una millonada. China está desplegando cápsulas sumergibles frente al mar de Shanghái que podrían ahorrar hasta un 90% del consumo eléctrico en refrigeración. Mientras que EEUU, con Jeff Bezos a la cabeza, propone lanzar al espacio centros de datos orbitales gigantes que, en teoría, superarán en eficiencia a los terrestres.

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