Este es el nuevo molino de viento más grande del mundo: sus palas abarcan 7 campos de fútbol

China lo ha vuelto a hacer y ha puesto en pie la nueva mayor turbina eólica del mundo. Se trata de un molino marino flotante que tiene el tamaño de un rascacielos y unas palas que abarcan un área equivalente a siete campos de fútbol. Pekín no busca simplemente epatar al mundo con sus colosos molinos, su plan es dominar tecnologías estratégicas para el futuro sin tener que depender de la energía de otros países.

Según informa el medio hongkonés South China Morning Post, el nuevo molino está instalado en la costa de Beihai, en la Región Autónoma de Guangxi Zhuang, en el sur del país. Cuando esté plenamente operativa, generará unos 44,7 millones de kilovatios-hora al año —suficiente para alimentar a unas 4.000 casas— gracias a que sus enormes palas que cubren una superficie de 252 metros de diámetro.

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Cómo funciona

El medio hongkonés asegura que toda la turbina ha sido diseñada y fabricada enteramente en China, desde los cables de amarre y las cajas de engranajes hasta los sistemas de lastre dinámico. Un reto de ingeniería que refuerza el gran objetivo de Pekín de lograr la autosuficiencia tecnológica del país.

El enorme molino reposará sobre una plataforma semisumergible que bombea agua dentro o fuera de tres columnas para compensar vaivenes de olas y viento, evitando parones y mejorando la seguridad.

El próximo paso será remolcar este coloso mar adentro, a más de 50 metros de profundidad, para instalarlo, probarlo y conectarlo a la red. Según la estatal China Three Gorges Corporation (Corporación de las Tres Gargantas), las plataformas flotantes situadas mar adentro trabajan con vientos más estables y potentes que serían imposibles de aprovechar con turbinas convencionales en tierra. China Three Gorges es famosa por haber construido la mayor planta hidroeléctrica del mundo, la presa de las Tres Gargantas.

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El ensamblaje de esta mega turbina es parte de la estrategia nacional para dejar atrás los combustibles fósiles. “Nuestro objetivo es que las emisiones de CO2 alcancen su pico antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060”, afirmó Xi este verano en unas palabras que en realidad suenan más a mandato que a promesa. El presidente chino calificó la energía eólica marina como el motor del “desarrollo de alta calidad” de la economía marítima del país.

El mundo ya no depende del carbón

Aun así, China todavía es responsable del 90% del crecimiento global de CO₂ desde 2015, ya que otros países han reducido las emisiones, y hoy genera aproximadamente un tercio de las emisiones mundiales. Sus políticas pueden definir el éxito o el fracaso del Acuerdo de París e iniciativas como esta ya se están notando. El primer semestre de este año ya ha marcado un hito histórico en el que la energía renovable superó al carbón como principal fuente de electricidad global, según datos de Ember. El auge de la energía solar y eólica cubrió todo el incremento de demanda, provocando incluso un pequeño descenso en el uso de gas y carbón.

A pesar de esto, China sigue construyendo centrales de carbón, mientras añade más capacidad solar y eólica que todos los demás países juntos. Sin embargo, el país asiático, junto con otros países emergentes, lideran la generación de energía limpia y en 2024 consiguió que el aumento de su generación renovable superara la creciente demanda eléctrica y redujera la generación fósil en un 2%.

Mientras tanto, potencias como Estados Unidos, y muchos países de la Unión Europea dependen cada vez más de los combustibles fósiles para generar electricidad. El informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) advierte que esta brecha va a crecer.

Como apunta la BBC, en Estados Unidos, la demanda de electricidad creció más rápidamente que la producción de energía limpia, lo que aumentó la dependencia de los combustibles fósiles. Mientras que en la Unión Europea, los meses de bajo rendimiento de la energía eólica e hidroeléctrica provocaron un aumento de la generación de energía a partir del carbón y el gas.