El material de 'piel de elefante' que mantienen las casas frías sin gastar un euro en energía
El nuevo material no solo puede convertir nuestros hogares en espacios más frescos de manera natural, sino también aislarlos de las inclemencias del tiempo mejor que los que se usan actualmente
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Un equipo de científicos de Singapur ha creado unas baldosas a base de setas y restos de bambú que forman un recubrimiento en el exterior de los edificios que los aísla de calor sin tener que gastar un euro en aire acondicionado. Los investigadores aseguran además que el diseño está inspirado en la piel de elefante, con protuberancias y hendiduras que ayudan a mantener las paredes frescas y resistir inclemencias del tiempo como las tormentas.
El equipo, liderado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU), asegura que el truco está en la mezcla de dos ingredientes poco habituales en la construcción: el micelio de la seta ostra (Pleurotus ostreatus) y virutas de bambú recicladas de muebles.
Esta mezcla, dicen, se introduce en el molde, se combina con avena y agua, y se moldea con una textura inspirada en la piel de elefante: llena de bultos, surcos y arrugas que imitan la estrategia natural del paquidermo para regular su temperatura.
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“Los materiales aislantes se integran cada vez más en las paredes de los edificios para mejorar la eficiencia energética, pero en su mayoría son sintéticos y tienen consecuencias medioambientales a lo largo de su ciclo de vida”, explica Hortense Le Ferrand, profesora asociada de las facultades de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial y Ciencia e Ingeniería de Materiales de la NTU. “El compuesto ligado con micelio es un material biodegradable muy poroso, lo que lo convierte en un buen aislante. De hecho, su conductividad térmica es comparable o superior a la de algunos de los materiales aislantes sintéticos que se utilizan actualmente en los edificios”.
Cómo funciona
El material orgánico se mete en un molde guardado a oscuras durante cuatro semanas (dos dentro del molde, dos fuera), antes de secarlo en un horno a alta temperatura. Así, el micelio actúa como pegamento natural, convirtiendo el residuo orgánico en un material sólido y poroso, ideal para aislar del calor y el frío.
La idea del diseño con forma de piel de elefante no es casual. Los elefantes, al igual que los humanos, viven en climas calurosos. Pero mientras nosotros recurrimos al aire acondicionado o a ventiladores para refrescarnos, los elefantes evolucionaron para tener una piel arrugada que retiene humedad, dispersa el calor y promueve la evaporación para refrescarse.
El equipo de investigadores imitó este diseño biomimético para optimizar la regulación térmica de los azulejos. Los experimentos demostraron que el azulejo con textura de piel de elefante absorbe el calor más lentamente y se enfría más rápido que uno plano. En concreto, el enfriamiento es un 25% más eficiente y el calentamiento se reduce un 2% respecto a un azulejo liso.
Además, mejora con la lluvia. El equipo ha observado que en condiciones de humedad, el enfriamiento mejora un 70% porque las gotas se quedan en las arrugas y la superficie repelente del micelio favorece la evaporación, como si la pared sudara para refrescarse.
Paredes que sudan para refrescarnos
"La capa fúngica que se desarrolla en la superficie de la baldosa repele el agua, lo que permite que las gotas permanezcan en la superficie en lugar de resbalar inmediatamente", explica Eugene Soh, otro de los autores del estudio e investigador de la NTU. "Esto favorece el enfriamiento por evaporación, lo que aumenta la velocidad de enfriamiento".
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Aunque la idea es prometedora, no todo son ventajas. Uno de los principales inconvenientes a día de hoy es su escalado industrial. El proceso de crecimiento del micelio tarda un mes, lo que supone un reto logístico para la producción a gran escala. Además, el sector de la construcción está muy acostumbrado a materiales convencionales y la infraestructura para producir, almacenar y transportar estos nuevos azulejos aún es limitada.
Sin embargo, el equipo ya ha empezado a trabajar con la startup Mykílio para aumentar la producción y probar los azulejos en fachadas reales. También exploran el uso de diferentes especies de hongos para mejorar la resistencia y durabilidad del material.
“Hemos desarrollado una alternativa ecológica que transforma residuos en recurso y replantea los materiales convencionales de gestión térmica. Esto abre la puerta a más diseños inspirados en la naturaleza y al uso de diferentes cepas de micelio para superar los retos de la construcción sostenible”, afirma Le Ferrand.
Un equipo de científicos de Singapur ha creado unas baldosas a base de setas y restos de bambú que forman un recubrimiento en el exterior de los edificios que los aísla de calor sin tener que gastar un euro en aire acondicionado. Los investigadores aseguran además que el diseño está inspirado en la piel de elefante, con protuberancias y hendiduras que ayudan a mantener las paredes frescas y resistir inclemencias del tiempo como las tormentas.