Cómo el caza más poderoso de la Tierra hizo posible la operación militar más ambiciosa de EEUU

La madrugada del sábado 22 de junio de 2025 pasará a la historia como el momento en que Estados Unidos ejecutó la operación militar más ambiciosa de la historia reciente de ese país.

Pero, además, la Operación Martillo de Medianoche marcó la primera vez en la historia que el F-22 Raptor desempeñó un papel crucial en una operación de ataque estratégico de esta magnitud. Su capacidad para operar completamente indetectable en territorio hostil, combinada con su superior capacidad de combate aire-aire, demostró ser la clave que permitió a Estados Unidos ejecutar el ataque más preciso y devastador contra instalaciones nucleares enemigas jamás realizado.

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Omar Kardoudi

La capacidad del F-22 para dominar el espacio aéreo iraní se había demostrado años antes en encuentros directos con cazas iraníes. En 2013, un piloto de F-22 logró volar sin ser detectado por debajo de dos F-4 Phantom iraníes, inspeccionó su armamento y después se colocó junto a ellos para transmitir el famoso mensaje: "Realmente deberían irse a casa". Los pilotos iraníes, atónitos, se retiraron inmediatamente.

Este incidente ilustra la enorme ventaja tecnológica que el F-22 proporciona sobre la aviación iraní, que se basa principalmente en cazas F-4 Phantom de la era de Vietnam y algunos F-14 Tomcat adquiridos antes de la revolución de 1979. Irán opera actualmente seis escuadrones de F-4 —unos 62-66 cazas en servicio— pero estos aviones de tercera generación no tienen ninguna posibilidad contra la tecnología de quinta generación del Raptor, que todavía supera a todos los cazas del mundo en estos momentos.

El fantasma que abrió el camino

Mientras siete bombarderos B-2 Spirit surcaban silenciosamente los cielos en su viaje de 37 horas desde Missouri hasta Irán, los F-22 Raptor cumplían una misión crucial pero invisible: garantizar que ningún caza iraní pudiera interceptar a los bombarderos durante su aproximación al territorio enemigo. La superioridad aérea que proporcionaron estos "fantasmas del aire" fue fundamental para el éxito de una operación que el general Dan Caine describió como "el mayor ataque operativo de aviones B-2 en la historia de Estados Unidos".

La firma radar del F-22, equivalente a una canica de acero, le permitió operar libremente en el espacio aéreo iraní. Esta capacidad de invisibilidad resultó decisiva cuando los bombarderos se acercaron al espacio aéreo iraní, donde una red de más de 900 sistemas de defensa tierra-aire aguardaba cualquier amenaza afilando los cuchillos.

La Operación Martillo de Medianoche comenzó en torno a la medianoche del viernes al sábado, cuando los bombarderos furtivos B-2 despegaron desde Whiteman Air Force Base en Missouri. Para mantener el factor sorpresa, una parte del contingente voló hacia el oeste sobre el Pacífico como señuelo, mientras el grupo principal de siete bombarderos B-2 avanzaba silenciosamente hacia el este, en dirección a Irán.

El despliegue involucró a más de 125 aeronaves en total, incluyendo cazas de escolta, aviones cisterna y sistemas de apoyo, pero los F-22 Raptor desempeñaron un papel crucial como cazas de escolta, proporcionando cobertura aérea y garantizando que los bombarderos pudieran completar su misión sin interferencias.

El F-22 tuvo varios papeles en la Operación Martillo de Medianoche. Además de proporcionar escolta directa a los bombarderos B-2, los Raptor funcionaron como exploradores avanzados, escaneando el espacio aéreo en busca de cazas iraníes o sistemas de misiles superficie-aire que pudieran activarse. Su capacidad para intercambiar datos en tiempo real con otros sistemas de armas permite una coordinación sin precedentes en operaciones de esta magnitud.

Según el general Caine, "los cazas iraníes no volaron, y parece que los sistemas de misiles superficie-aire de Irán no nos vieron durante toda la misión. Mantuvimos el elemento sorpresa". Esta superioridad absoluta en el espacio aéreo fue posible gracias a la presencia de los F-22, que actuaron como una barrera invisible entre las defensas iraníes y los bombarderos estadounidenses.

El arma definitiva contra los búnkeres iraníes

Los bombarderos B-2 transportaron un total de 14 bombas GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, cada una de 13,600 kilogramos. Estas armas, conocidas como las bombas no nucleares más grandes del arsenal estadounidense, fueron específicamente diseñadas para penetrar hasta 60 metros de cemento armado antes de explotar.

Doce de estas devastadoras bombas impactaron en la instalación de Fordow, mientras que dos más fueron lanzadas sobre Natanz. La instalación de Isfahan fue atacada con misiles Tomahawk lanzados desde un submarino estadounidense. Rafael Mariano Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, confirmó que se esperaban daños significativos en Fordow debido a la naturaleza extremadamente sensible a las vibraciones de las centrifugadoras.

El mensaje inequívoco

Las imágenes satelitales publicadas por Maxar Technologies muestran la devastación en las instalaciones de Isfahan y Natanz, con cráteres de 5.5 metros de diámetro directamente sobre el complejo militar subterráneo 17. En Isfahan, se observan daños extensos en edificios a través de toda la instalación 17.

El éxito de la Operación Martillo de Medianoche envió un mensaje claro al mundo: Estados Unidos puede hacer lo que le dé la gana en cualquier parte del planeta. El F-22 Raptor, con su combinación de sigilo, velocidad y letalidad, se ha consolidado como el arma definitiva para garantizar la supremacía aérea estadounidense.

Como declaró Trump tras el ataque: "Hemos completado nuestro muy exitoso ataque a los tres sitios nucleares en Irán, incluyendo Fordow, Natanz y Esfahan. Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní". La operación demostró que cuando el caza más poderoso del mundo escolta a los bombarderos más letales del planeta, no existe nadie que pueda resistir el poder militar estadounidense —excepto, probablemente, los chinos.