F-22 Raptor: un caza 'invisible' para escoltar la bomba destructora del programa nuclear iraní
El F-22 Raptor llega a Reino Unido para presionar a Irán y preparar una posible campaña de bombardeo que destruya el búnker con las instalaciones para desarrollar bombas atómicas
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Mientras Donald Trump sopesa si unirse a los ataques israelíes contra Irán, los F-22 Raptor estadounidenses han aterrizado ya en territorio británico preparados para el combate. Estos ‘fantasmas’ del aire muestran que la posibilidad de ataque estadounidense es seria y que la amenaza del Presidente norteamericano al Líder Supremo de Irán puede convertirse en realidad en cualquier momento. El movimiento se añade al despliegue masivo de fuerzas estadounidenses así como al incremento de órdenes nucleares encriptadas y la convocatoria a Washington del 'avión del día del juicio' en preparación de una posible escalada.
Creados en secreto, los Raptor —rapaz en español— volaron por primera vez 1997 pero todavía son considerados los cazas más avanzados del planeta. Es un avión ‘invisible’ del futuro creado en el pasado que no tiene igual en la Tierra y que representa una de las grandes bazas del poderío militar que Estados Unidos puede desplegar en cuestión de horas.
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Los Raptor que ahora esperan en la base de la Real Fuerza Aérea (RAF) británica en Lakenheath proceden de la Base Conjunta Langley-Eustis en Virginia. Estos cazas del Ala de Combate 1 han completado un viaje que los aficionados al seguimiento de vuelos documentaron con precisión milimétrica. Y RAF Lakenheath está a punto de convertirse, una vez más desde la Segunda Guerra de Iraq, en el trampolín hacia Oriente Medio, una función que cumple desde hace décadas cuando Washington necesita proyectar fuerza en la región más volátil del mundo.
El despliegue no se limita a los Raptor. Más de dos docenas de aviones cisterna han cruzado el Atlántico, mientras los grupos de portaaviones USS Nimitz y USS Gerald Ford aceleran su rumbo hacia el área de responsabilidad del Comando Central estadounidense. Es una coreografía militar que habla por sí sola, aunque el Pentágono se niegue a comentar los movimientos específicos.
Fantasma del futuro pasado
El Lockheed Martin F-22 Raptor no es simplemente un avión de combate; es la materialización de décadas de desarrollo tecnológico que comenzaron cuando la Guerra Fría aún dictaba las prioridades estratégicas estadounidenses.
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Nacido del programa Advanced Tactical Fighter en 1981, el F-22 fue concebido para destruir sin posibilidad de réplica a amenazas emergentes de la Unión Soviética como los Sukhoi Su-27 ‘Flanker’ y los Mikoyan MiG-29 ‘Fulcrum’. Su primer vuelo en 1997 marcó el inicio de una nueva era en la aviación militar, aunque su producción se limitó a apenas 195 unidades debido a su altísimo coste y el fin de la Guerra Fría. El avión es infinitamente más avanzado que los ya obsoletos aviones soviéticos.
El F-22 tiene 18.92 metros de longitud y 13.56 metros de envergadura. Utiliza motores Pratt & Whitney F119, cada uno capaz de generar 35,000 libras de empuje, lo que le permiten alcanzar velocidades superiores a Mach 2.25.
Pero la velocidad es solo una fracción de su letalidad. El F-22 es el primer avión operacional que combina supercrucero, supermaniobrabilidad, sigilo e integración de sensores en una sola plataforma. Su capacidad de supercrucero le permite mantener velocidades supersónicas sin usar los postquemadores, alcanzando Mach 1.76 y extendiendo dramáticamente su alcance operacional.
La forma del Raptor no es accidental. Cada superficie, cada ángulo ha sido diseñado para minimizar su firma radar, con bordes alineados y superficies de curvatura continua que dispersan las ondas electromagnéticas. Su sección transversal radar se estima en 0.0001 metros cuadrados, equivalente a la reflexión de una "canica de acero".
El arsenal del F-22 refleja su filosofía de combate: golpear sin ser detectado. En configuración aire-aire, puede transportar seis misiles AIM-120C/D AMRAAM en su bahía principal y dos AIM-9M/X Sidewinder en las bahías laterales. Su cañón M61A2 Vulcan de 20 mm, con 480 proyectiles, permanece oculto tras una puerta retráctil hasta el momento del combate.
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Para misiones de ataque a tierra, el Raptor puede cargar dos bombas JDAM de 1,000 libras junto con dos AIM-120, u ocho bombas de diámetro pequeño GBU-39 de 250 libras. Esta versatilidad le permite cumplir tanto misiones de superioridad aérea como de ataque de precisión.
El escenario de Irán
La capacidad del F-22 para interceptar drones iraníes y escoltar aeronaves menos sigilosas en territorio hostil lo convierte en una pieza fundamental de cualquier operación en la región. Los datos de seguimiento de vuelos sugieren que también se están desplegando F-16 y F-35, creando una formidable presencia aérea estadounidense.
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Si Trump finalmente decide intervenir, todos los caminos apuntan a Fordow, la principal instalación de enriquecimiento nuclear de Irán. Enterrada en una montaña y fuertemente defendida, esta facilidad representa un desafío que solo Estados Unidos posee la capacidad técnica y militar para enfrentar. Los expertos coinciden en que una operación contra Fordow puede requerir varios bombarderos furtivos B-2 lanzados desde la Base Aérea Whiteman en Missouri, armados con bombas bunker-buster GBU-57 Massive Ordnance Penetrator de 30,000 libras. El F-22 no tiene capacidad para llevar la GBU-57. Su rol sería el de hacer de escolta de los B-2.
"Tengo ideas sobre qué hacer, pero no he tomado una decisión final. Me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que se deba", ha dicho Trump a los periodistas. Mientras se decide, los ministros de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea se preparan para reunirse con el canciller iraní Abbas Araghch en Ginebra. Y los F-22 permanecen en silencio sobre las pistas inglesas como recordatorio silencioso del poder destructivo que Estados Unidos puede desplegar. Su sola presencia envía un mensaje que trasciende las palabras diplomáticas: Trump va en serio. O eso dice.
Mientras Donald Trump sopesa si unirse a los ataques israelíes contra Irán, los F-22 Raptor estadounidenses han aterrizado ya en territorio británico preparados para el combate. Estos ‘fantasmas’ del aire muestran que la posibilidad de ataque estadounidense es seria y que la amenaza del Presidente norteamericano al Líder Supremo de Irán puede convertirse en realidad en cualquier momento. El movimiento se añade al despliegue masivo de fuerzas estadounidenses así como al incremento de órdenes nucleares encriptadas y la convocatoria a Washington del 'avión del día del juicio' en preparación de una posible escalada.