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La sencilla aplicación que puede acabar con las pastillas para el dolor
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PainWave

La sencilla aplicación que puede acabar con las pastillas para el dolor

Una app con un juego y unos cascos que miden las ondas cerebrales son suficientes para eliminar el dolor neuropático con una eficacia mayor a la de los medicamentos basados en opiáceos

Foto: Pantallazo de PainWaive, el juego que elimina el dolor crónico. (PainWaive)
Pantallazo de PainWaive, el juego que elimina el dolor crónico. (PainWaive)

Investigadores australianos han dado un paso de gigante en su lucha por encontrar una terapia para el dolor neuropático crónico que no dependa de medicamentos opiáceos que provoquen adicción en los pacientes. El equipo ha probado ya en humanos su innovador tratamiento que usa un juego interactivo y unos auriculares para enseñar a los pacientes a reconfigurar sus señales cerebrales y aliviar el dolor.

Los investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Sídney, Australia, han probado su tratamiento con éxito en individuos con dolor neuropático corneal (CNP), una enfermedad de los nervios oculares que causa sensibilidad a la luz, sensación de ardor, dolor punzante y molestias generalizadas alrededor de la cara y el cráneo.

Foto: Un misil hipersónico orbital. (Ilustración -Raytheon)

Ahora, el equipo quiere ampliar sus pruebas a más pacientes y a otras enfermedades que causan dolor crónico. “Los resultados que hemos observado son muy interesantes y nos dan confianza para pasar a la siguiente fase y realizar un ensayo a mayor escala”, afirma la doctora Hesam-Shariati, una de las investigadoras que lideran la investigación publicada recientemente en la revista Journal of Pain.

Jugar a controlar el cerebro

El tratamiento en cuestión se llama PainWave, y consiste en una aplicación que ejecuta un juego y unos auriculares que monitorizan el cerebro y transmiten directamente la información a las imágenes que aparecen en pantalla.

El juego consiste en mirar la evolución de una medusa (como la que se ve en la imagen que abre el artículo) mientras se mueve bajo el agua. A medida que se modifican las ondas cerebrales, el agua cambia de color, lo que permite que el paciente pueda ver en tiempo real su actividad cerebral.

placeholder El ingeniero de software Kevin Yi Chen y la doctoranda Lara Alexander conversan con la profesora Sylvia Gustin (d). (Elva Darnell)
El ingeniero de software Kevin Yi Chen y la doctoranda Lara Alexander conversan con la profesora Sylvia Gustin (d). (Elva Darnell)

Cuando la mente se calma, el agua se vuelve de color turquesa claro. Este monitoreo continuo de los colores, dicen sus creadores, enseña al usuario a entrenar su mente para que pueda regular los patrones asociados con el dolor nervioso crónico y a tratarse a sí mismo.

Cómo funciona

PainWave es el resultado de la investigación que ha realizado la profesora de la UNSW, Sylvia Gustin, para entender mejor el tálamo, una pequeña región del cerebro responsable de transmitir información. En este caso, los científicos se han centrado en la información relacionada con el dolor neuropático (nervioso).

Los cascos cuentan con capacidad para realizar EEG (electroencefalograma) y se conectan a la aplicación que responde en tiempo real a los cambios en los patrones de ondas cerebrales. Estas variaciones permiten al paciente reconocer esos patrones y reorganizar las vías neuronales desorganizadas, pudiendo así aliviar el dolor que le están provocando.

placeholder La profesora Sylvia Gustin sostiene los cascos con EGG de PainWaive. (Elva Darnell)
La profesora Sylvia Gustin sostiene los cascos con EGG de PainWaive. (Elva Darnell)

“Las ondas cerebrales de las personas con dolor neuropático muestran un patrón distintivo: más ondas theta lentas, menos ondas alfa y más ondas beta rápidas y altas”, afirma Gustin, que también firma el estudio. “Creemos que estos cambios interfieren en la comunicación del tálamo con otras partes del cerebro, especialmente con la corteza sensoriomotora, la que registra el dolor”.

Éxito en los ensayos clínicos

El primer ensayo clínico se realizó con pacientes que tuvieron que completar 20 sesiones de juego durante cuatro semanas. Los participantes recibieron un kit con unos auriculares y una tableta con la aplicación del juego preinstalada e instrucciones para su uso. También contaron con los consejos de los investigadores sobre diferentes estrategias mentales —como relajarse o concentrarse en recuerdos felices— con las que lograr que su actividad cerebral volviera a un estado normal.

El estudio comparó cientos de medidas relacionadas con el dolor de los participantes con otras señales como la interferencia del dolor antes, durante y después de cuatro semanas del tratamiento.

Los investigadores aseguran que tras las pruebas, tres de cada cuatro participantes mostraron reducciones significativas del dolor, especialmente hacia el final del tratamiento. Además, el alivio del dolor logrado por los tres fue comparable o superior al que ofrecen los opioides. Aun así, admiten que hacen falta más pruebas. “Las restricciones en cuanto al tamaño, el diseño y la duración del estudio limitan nuestra capacidad para generalizar los resultados o descartar los efectos placebo” afirma Hesam-Shariati.

Ahora, el equipo está trabajando en un ensayo controlado aleatorio de PainWaive que incluirá a 224 personas con dolor nervioso tras una lesión medular. Pero aseguran que hay más de una docena de proyectos similares en marcha basados en la investigación de la profesora Gustin sobre el cerebro.

“Muchos de los miembros de nuestro equipo son médicos-científicos, y nos centramos en desarrollar tratamientos prácticos que puedan integrarse en el sistema sanitario”, afirma Gustin. “Es increíblemente inspirador ver resultados que ayudan a liberar el potencial del cerebro para curarse a sí mismo y devolver la esperanza a las personas que viven con dolor”.

Investigadores australianos han dado un paso de gigante en su lucha por encontrar una terapia para el dolor neuropático crónico que no dependa de medicamentos opiáceos que provoquen adicción en los pacientes. El equipo ha probado ya en humanos su innovador tratamiento que usa un juego interactivo y unos auriculares para enseñar a los pacientes a reconfigurar sus señales cerebrales y aliviar el dolor.

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