Los científicos creen que podemos haber descubierto vida alienígena por primera vez
Un nuevo estudio con la segunda cámara del James Webb confirma que un planeta en el sistema estelar K2-18 —un mundo hiceáno a la vuelta de la esquina cómica— muestra signos de posible vida
Un equipo de astrónomos anunció el 16 de abril de 2025 que habían encontrado indicios de un gas atmosférico inesperado en un planeta que orbita otra estrella. En la Tierra, ese gas, llamado sulfuro de dimetilo, es producido principalmente por organismos vivos.
En abril de 2024, el telescopio espacial James Webb observó la estrella anfitriona del planeta K2-18b durante casi seis horas. Durante ese tiempo, el planeta en órbita pasó por delante de la estrella. La luz estelar se filtró a través de su atmósfera, llevando las huellas dactilares de las moléculas atmosféricas al telescopio.
Al comparar esas huellas dactilares con 20 moléculas diferentes que potencialmente esperarían observar en la atmósfera, los astrónomos concluyeron que la coincidencia más probable era un gas que, en la Tierra, es un buen indicador de vida.
Soy astrónomo y astrobiólogo y estudio planetas alrededor de otras estrellas y sus atmósferas. En mi trabajo, intento comprender qué planetas cercanos pueden ser adecuados para la vida.
K2-18b, un mundo misterioso
Para entender lo que significa este descubrimiento, empecemos por el extraño mundo en el que se encontró. El nombre del planeta es K2-18b, lo que significa que es el primer planeta en el decimoctavo sistema planetario encontrado por la misión extendida K2 del observatorio Kepler. Los astrónomos asignan la etiqueta "b" al primer planeta del sistema, no "a", para evitar posibles confusiones con la estrella.
K2-18b está a poco más de 120 años luz de la Tierra; en una escala galáctica, este mundo está prácticamente en el patio de nuestra casa.
Aunque los astrónomos saben muy poco sobre K2-18b, sí sabemos que es muy diferente a la Tierra. Para empezar, tiene aproximadamente ocho veces más masa y un volumen aproximadamente 18 veces mayor que nuestro planeta. Esto significa que tiene aproximadamente la mitad de la densidad de la Tierra. En otras palabras, debe tener mucha agua, que no es muy densa, o una atmósfera muy grande, que es aún menos densa.
Los astrónomos piensan que este mundo podría ser una versión más pequeña del gigante de hielo de nuestro sistema solar, Neptuno, un mini-Neptuno, o quizás un planeta rocoso sin agua pero con una atmósfera masiva de hidrógeno, un enano gaseoso.
Otra opción, como propuso recientemente el astrónomo de la Universidad de Cambridge Nikku Madhusudhan, es que el planeta sea un mundo hicéano.
Ese término significa hidrógeno sobre el océano, ya que los astrónomos predicen que los mundos hicéanos son planetas con océanos globales muchas veces más profundos que los océanos de la Tierra, y sin ningún continente. Estos océanos están cubiertos por atmósferas masivas de hidrógeno que tienen miles de kilómetros de altura.
Los astrónomos aún no saben con certeza si existen los mundos hicéanos, pero los modelos de cómo serían coinciden con los datos limitados que JWST y otros telescopios han recopilado sobre K2-18b.
Aquí es donde la historia se vuelve excitante. Es poco probable que los mini-Neptunos y los enanos gaseosos sean hospitalarios para la vida, porque probablemente no tienen agua líquida y sus superficies interiores tienen presiones enormes. Pero un planeta hicéano tendría un océano grande y probablemente templado. Entonces, ¿podrían los océanos de los mundos hicéanos ser habitables, o incluso estar habitados?
Detección de DMS
En 2023, Madhusudhan y sus colegas utilizaron la cámara de infrarrojo de onda corta del telescopio espacial James Webb para inspeccionar por primera vez la luz estelar que se filtraba a través de la atmósfera de K2-18b.
Encontraron indicios de la presencia de dos moléculas simples que contienen carbono, —monóxido de carbono y metano— y demostraron que la atmósfera superior del planeta carecía de vapor de agua. Esta composición atmosférica respaldaba, pero no probaba, la idea de que K2-18b podría ser un mundo hiceáno. En un mundo hiceáno, el agua quedaría atrapada en la atmósfera más profunda y cálida, más cerca de los océanos que la atmósfera superior sondeada por las observaciones del JWST.
Curiosamente, los datos también mostraron una señal adicional muy débil. El equipo descubrió que esta señal débil coincidía con un gas llamado sulfuro de dimetilo, o DMS. En la Tierra, el DMS es producido en grandes cantidades por las algas marinas. Tiene muy pocas, si acaso, fuentes no biológicas.
Esta señal hizo que la detección inicial fuera emocionante: en un planeta que puede tener un océano masivo, es probable que haya un gas que, en la Tierra, es emitido por organismos biológicos.
Los científicos tuvieron una respuesta mixta a este anuncio inicial. Si bien los hallazgos eran emocionantes, algunos astrónomos señalaron que la señal de DMS vista era débil y que la naturaleza hiceáno de K2-18b es muy incierta.
Para abordar estas preocupaciones, el equipo de Mashusudhan volvió a dirigir el JWST hacia K2-18b un año después. Esta vez, utilizaron otra cámara en el JWST que busca otro rango de longitudes de onda de luz. Los nuevos resultados, anunciados el 16 de abril de 2025, respaldaron sus hallazgos iniciales.
Estos nuevos datos muestran una señal más fuerte, pero aún relativamente débil, que el equipo atribuye al DMS o a una molécula muy similar. El hecho de que la señal de DMS apareciera en otra cámara durante otro conjunto de observaciones ha hecho más fuerte la interpretación del DMS en la atmósfera.
El equipo de Madhusudhan también presentó un análisis muy detallado de las incertidumbres en los datos y la interpretación. En las mediciones de la vida real, siempre hay algunas incertidumbres. Descubrieron que es poco probable que estas incertidumbres expliquen la señal en los datos, lo que respalda aún más la interpretación del DMS. Como astrónomo, encuentro ese análisis emocionante.
¿Hay vida ahí fuera?
¿Significa esto que los científicos han encontrado vida en otro mundo? Quizás, pero aún no podemos estar seguros.
Primero, ¿realmente tiene K2-18b un océano profundo debajo de su espesa atmósfera? Los astrónomos deberían probar esto.
Segundo, ¿es la señal vista en dos cámaras con dos años de diferencia realmente de sulfuro de dimetilo? Los científicos necesitarán mediciones más sensibles y más observaciones de la atmósfera del planeta para estar seguros.
Tercero, si de hecho es DMS, ¿significa esto que hay vida? Esta puede ser la pregunta más difícil de responder. La vida en sí no es detectable con la tecnología existente. Los astrónomos deberán evaluar y excluir todas las demás opciones potenciales para aumentar su confianza en esta posibilidad.
Las nuevas mediciones pueden llevar a los investigadores hacia un descubrimiento histórico. Sin embargo, quedan importantes incertidumbres. Los astrobiólogos necesitarán una comprensión mucho más profunda de K2-18b y mundos similares antes de que puedan confiar en la presencia de DMS y su interpretación como una señal de vida.
Científicos de todo el mundo ya están examinando el estudio publicado y trabajarán en nuevas pruebas de los hallazgos, ya que la verificación independiente es el corazón de la ciencia.
De cara al futuro, K2-18b será un objetivo importante para el JWST, el telescopio más sensible del mundo. Es posible que el JWST pronto observe otros posibles mundos hiceános para ver si la señal aparece también en las atmósferas de esos planetas.
Con más datos, estas conclusiones provisionales pueden no resistir el paso del tiempo. Pero por ahora, la mera perspectiva de que los astrónomos puedan haber detectado gases emitidos por un ecosistema alienígena que surgió en un oscuro océano alienígena de tonos azules es una posibilidad increíblemente fascinante.
Independientemente de la verdadera naturaleza de K2-18b, los nuevos resultados muestran cómo el uso del JWST para examinar otros mundos en busca de pistas de vida extraterrestre garantizará que los próximos años sean emocionantes para los astrobiólogos.
Un equipo de astrónomos anunció el 16 de abril de 2025 que habían encontrado indicios de un gas atmosférico inesperado en un planeta que orbita otra estrella. En la Tierra, ese gas, llamado sulfuro de dimetilo, es producido principalmente por organismos vivos.