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Ucrania construye un nuevo portaviones volante para atacar Rusia con drones
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Resuelve el problema del alcance

Ucrania construye un nuevo portaviones volante para atacar Rusia con drones

Kiev sigue avanzando en la tecnología de drones: han presentado un portaviones diseñado para lanzar enjambres de drones kamikazes en las profundidades del territorio ruso

Foto: Un render del portaviones volante ucraniano. (United24)
Un render del portaviones volante ucraniano. (United24)

El Ejército ucraniano ha confirmado el despliegue de portaviones volantes capaces de transportar y lanzar enjambres de drones kamikaze (FPV) armados contra objetivos en las profundidades del territorio ruso.

La plataforma, detectada por primera vez por las fuerzas rusas en noviembre de 2023 y ahora operativa en siete regiones según la agencia rusa TASS, amplía el alcance de las fuerzas tácticas de Kiev, permitiendo ataques de precisión con múltiples drones a más de 40 kilómetros detrás la línea del frente.

Foto: El nuevo interceptor mostrado por el Presidente Zelensky esta semana. (Oficina del presidente de Ucrania))

Alcance y resistencia a las contramedidas

Estos portaviones aéreos incluyen soportes para transportar hasta seis drones FPV bajo sus alas, cada uno equipado con cargas explosivas de entre 1,5 y 3 kilogramos. Su diseño está centrado en su alcance y evitar las contramedidas electrónicas. Mientras que un FPV sólo puede volar durante unos minutos antes de quedarse sin baterías, el portaviones puede volar durante horas.

Los FPV vuelan a baja altitud mientras que el dron nodriza navega a altitudes de hasta 1.500 metros, fuera del alcance de sistemas interferencias terrestres. Una vez llega a la zona de operaciones, lanza a los FPV para realizar ataques rápidos desde gran altitud.

placeholder Otro render del dron ucraniano. (United24)
Otro render del dron ucraniano. (United24)

Aunque Ucrania ha utilizado plataformas con rotores para desplegar drones más pequeños en el frente, estos multicópteros operan de 300 a 400 metros de altitud, lo que les expone a la intercepción con armas ligeras y a los drones interceptores rusos Baba Yaga. Los portaviones de ala fija no tienen ese problema pero, al volar más alto, delatan su posición en los sistemas de radar ruso, lo que obliga a la cuidadosa planificación de sus rutas para evitar las defensas de Moscú usando el terreno. “Cada misión exige mapas detallados de las defensas antiaéreas enemigas”, explica Mijaíl, nombre en clave de un comandante de la unidad Tifón de la Guardia Nacional ucraniana.

La tecnología de comunicación de estos sistemas es crítica. Cada FPV requiere una frecuencia de radio independiente para evitar interferencias en sus transmisiones analógicas, y el portaviones actúa como repetidor de señal durante el ataque, conectando a las unidades del enjambre con los operadores que ven el campo de batalla en primera persona gracias a gafas de realidad virtual. “Gestionar múltiples enlaces de video y control bajo presión operativa es un desafío constante”, afirma el comandante ucraniano.

Por eso, su unidad prueba sistemas de bloqueo automático de blancos: una vez lanzados, los FPV usan algoritmos para fijarse en objetivos preidentificados, reduciendo la dependencia del control humano. También quieren que estos drones estén controlados por fibra óptica para evitar las interferencias rusas en la zona de ataque. “La clave está en la integración de sistemas de control por fibra óptica, que neutralizan las interferencias”, asegura.

Drones navales: el aguijón del mar Negro

Paralelamente, Ucrania ha transformado sus drones navales en plataformas de ataque multifuncionales. Inicialmente concebidos como artefactos explosivos, ahora transportan FPV y hasta lanzadores de misiles aire-aire R-73, usados originalmente en cazas MiG-29. Estas embarcaciones no tripuladas, con autonomía de 800 kilómetros, merodean las costas de Crimea y Jersón para lanzar drones aéreos contra instalaciones terrestres. En abril de 2024, uno de estos sistemas destruyó un complejo de defensa aérea ruso en Retivka, Crimea, y derribó dos helicópteros Mi-8 en el mar de Azov. Los R-73 adaptados para dispararse desde plataformas marítimas también permiten ataques a blancos terrestres y marítimos a 20 kilómetros de distancia. “Son un multiplicador de fuerza,” afirma Mijaíl. “Pueden lanzar FPVs y misiles según la misión”.

placeholder Un FPV colocado en el ala de uno de los drones nodriza ucranianos experimentales. (United24)
Un FPV colocado en el ala de uno de los drones nodriza ucranianos experimentales. (United24)

Estas plataformas ya han contribuido a la destrucción de más de 9.000 equipos rusos —desde tanques hasta sistemas de artillería—según datos del Estado Mayor ucraniano. Pero el impacto estratégico va más allá. Incluso sin uso masivo, la existencia de estos portaviones altera el cálculo enemigo. La mera amenaza de ataques profundos fuerza a Rusia a reubicar almacenes de combustible, talleres de reparación y baterías S-300 hasta 60 kilómetros detrás del frente. “Cada kilómetro que ganamos redefine la seguridad de su retaguardia”, resume Mijaíl.

En mayo de 2024, por ejemplo, un video difundido por Ucrania mostró un dron nodriza lanzando cuatro FPV contra un depósito de municiones en Vorónezh, a 90 kilómetros de la línea del frente. Aunque el valor táctico fue limitado, el mensaje fue claro: ningún lugar está a salvo. “Un solo ataque exitoso en profundidad tiene un efecto desproporcionado en la moral” del invasor ruso, asegura.

El Ejército ucraniano ha confirmado el despliegue de portaviones volantes capaces de transportar y lanzar enjambres de drones kamikaze (FPV) armados contra objetivos en las profundidades del territorio ruso.

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