No hace falta un 'botón' oculto para que EEUU inutilice las armas vendidas a Europa
El viraje de Trump ha hecho que muchos países europeos pongan en duda la utilidad del armamento comprado a EEUU, que depende de las actualizaciones de 'software' y los repuestos de los fabricantes americanos
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La traición de Trump a Ucrania, cortando una ayuda militar clave para su defensa contra las tropas invasoras rusas, ha hecho que muchos países europeos se estén planteando anular las órdenes de compra de tecnología militar estadounidense. El miedo de los gobiernos del viejo continente tiene que ver con la enorme dependencia que existe de las armas de EEUU y la posible existencia de un “interruptor de desactivación" que Washington puede usar para inutilizar las armas si las cosas no se hacen como ellos quieren.
Europa ha dejado claro que ya no se fía de EEUU como aliado. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, anunció recientemente 800.000 millones de euros en inversión en defensa durante los próximos años para evitar depender del escudo protector de Washington.
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Sin embargo, EEUU es el mayor exportador de armas del mundo, y el que tiene el armamento más avanzado, y gastarse el dinero en tecnología militar que puede tener un ‘interruptor’ de desactivación controlado por Trump es un gran riesgo que los gobiernos europeos no pueden asumir.
¿Un Caballo de Troya tecnológico?
La dependencia europea de la tecnología militar de EEUU no ha parado de crecer en la última década. Según datos del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz, el 55% de las importaciones de equipos de defensa que ha realizado Europa entre 2019 y 2023 vienen de EEUU, frente al 35% en los cinco años anteriores.
La existencia o no de este tipo de interruptores de desactivación es un secreto que Estados Unidos no va a revelar. Richard Aboulafia, director general de la consultora especializada en tecnología de defensa y aeroespacial AeroDynamic Advisory asegura, sin embargo, que las armas estadounidenses sí lo llevan. "Si postulas la existencia de algo que puede hacerse con un poco de código de software, existe", explica en declaraciones para el Financial Times.
De cualquier forma, aunque no existiera un ‘interruptor’ de software como tal, las armas como los drones, los escudos antimisiles o los cazas de combate avanzados siguen dependiendo de las actualizaciones de software y de las piezas de repuesto que controlan los fabricantes estadounidenses. Si ellos deciden dejar de dar soporte a esta tecnología, las armas quedan prácticamente inservibles.
"No es tan sencillo como tener un interruptor de apagado", afirma Justin Bronk, investigador principal del Royal United Services Institute (Rusi). "La mayoría de los ejércitos europeos dependen en gran medida de EEUU para el apoyo a las comunicaciones, para el apoyo a la guerra electrónica y para el reabastecimiento de municiones en cualquier conflicto serio".
Los contratos del futuro F-35 en peligro
El viraje de EEUU con respecto a la seguridad de Ucrania ha hecho reaccionar a los países europeos. Alemania, que ha anunciado un plan de rearme, ha puesto en duda que vaya a seguir adelante con la compra de los 35 cazas de combate F-35 de quinta generación estadounidenses que había firmado por un valor de 9.000 millones de dólares. Algunos analistas creen que las declaraciones de los responsables alemanes sobre una posible negativa a comprar los F-35 pueden ser un intento de presionar a Washington por su política respecto a Ucrania.
Mientras tanto, la compañía europea Airbus está animando a Alemania a que considere su Eurofighter Typhoon Tranche 5 en lugar de los F-35. Estos aviones, aseguran, cuentan con muchas características avanzadas propias de los aviones de quinta generación.
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"Alemania, en particular, debe darse cuenta de que Europa es débil económica y militarmente en esta nueva era de la historia. Invertir en defensa también significa invertir en nuestra economía y nuestra sociedad", aseguraba Michael Schöllhorn, Consejero Delegado de Airbus Defence and Space, para el diario Augsburger Allgemeine.
Schöllhorn se refirió al caso paradójico de Dinamarca, uno de los países europeos que ha adquirido cazas de combate americanos, y que podría entrar en conflicto directo con EEUU por las ansias expansionistas de Trump respecto a Groenlandia, un vasto territorio rico en minerales e hidrocarburos. “Los daneses, con sus aviones estadounidenses F-35, se dan cuenta de que tal vez no sea tan buena idea tenerlos, si algún día se les ocurriera defender Groenlandia. Ni siquiera llegarían tan lejos".
Comunicaciones, inteligencia y arsenal nuclear
Pero la dependencia europea de EEUU va mucho más allá de los cazas de combate. Compramos sus drones, sus submarinos y sus aviones espía, y recibimos inteligencia de sus satélites y apoyo en las comunicaciones.
También hemos estado parapetados bajo el paraguas de disuasión nuclear estadounidense. El único país europeo que tiene armas nucleares propias y puede ejercer esa disuasión de manera independiente es Francia, aunque no está claro que su arsenal sea lo suficientemente amenazador. El Elyseo produce sus armas en terreno propio, por lo que puede definir su doctrina nuclear con cierta libertad.
El Reino Unido también tiene capacidad nuclear, pero sus armas son de producción estadounidense. Se trata de los submarinos armados con misiles balísticos Trident, unos misiles que se alquilan a Estados Unidos y que tienen que regresar periódicamente a la base estadounidense de King's Bay (Georgia, EEUU) para su mantenimiento. EEUU también se encarga de las pruebas de estos misiles que se realizan en Cabo Cañaveral (Florida).
No se sabe tampoco si EEUU ha instalado ‘interruptor de desactivación’ en los Trident. En teoría, estos misiles forman parte del Acuerdo de Defensa Mutua entre EEUU y el Reino Unido, que se volvió a ratificar y se prorrogó indefinidamente el pasado noviembre bajo la administración de Joe Biden. Sin embargo, cabe la duda de si el nuevo dueño de la casa blanca mantendría su palabra o traicionaría al Reino Unido, como ya ha hecho con Ucrania.
Malcolm Chalmers, director general adjunto del RUSI, asegura que la perspectiva de que Estados Unidos decidiera dejar de prestar servicio a los misiles Trident británicos sería muy improbable. “Sería el fin de la relación especial entre el Reino Unido y Estados Unidos que se produjera un corte sostenido de ese tipo”.
La traición de Trump a Ucrania, cortando una ayuda militar clave para su defensa contra las tropas invasoras rusas, ha hecho que muchos países europeos se estén planteando anular las órdenes de compra de tecnología militar estadounidense. El miedo de los gobiernos del viejo continente tiene que ver con la enorme dependencia que existe de las armas de EEUU y la posible existencia de un “interruptor de desactivación" que Washington puede usar para inutilizar las armas si las cosas no se hacen como ellos quieren.