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La futura fuerza de disuasión nuclear que Europa necesita para mantener Rusia a raya
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La futura fuerza de disuasión nuclear que Europa necesita para mantener Rusia a raya

Un ex-oficial del escuadrón de submarinos nucleares de ataque francés analiza el paraguas atómico de París y su rol en la defensa de nuestros intereses contra el dictador Vladimir Putin

Foto: Un Dassault Rafale con un misil nuclear de crucero francés Air-Sol Moyenne Portée montado en su panza.
Un Dassault Rafale con un misil nuclear de crucero francés Air-Sol Moyenne Portée montado en su panza.

En febrero de 2020, el presidente francés Emmanuel Macron declaró que había llegado el momento de reflexionar sobre la dimensión europea de la disuasión nuclear francesa. Propuso un diálogo estratégico y la realización de ejercicios nucleares conjuntos con los socios europeos. Cinco años después, el probable próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz, respondió a esta iniciativa abogando por la extensión del paraguas nuclear francés a Alemania, en un contexto en el que Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ya no parece un socio fiable para la protección de Europa.

¿El despliegue del paraguas nuclear francés en Europa del Este garantizaría la autonomía estratégica del continente, dotándolo de los medios para defenderse de manera independiente?

Foto: Una nave espacial entrando en la órbita de Marte. (NASA/Novaceno)

La disuasión nuclear francesa frente a la amenaza rusa

Francia desarrolló su arsenal nuclear como respuesta a la amenaza de una invasión soviética y para evitar cualquier dependencia de Estados Unidos. Según una doctrina estable que los dirigentes políticos han reafirmado de manera regular, el Estado emplearía su arsenal estratégico, tanto aéreo como submarino, en caso de un ataque contra sus intereses vitales.

Sin embargo, sin el respaldo de Estados Unidos, el equilibrio de poder es claramente desfavorable para Francia, que dispone de un total de 290 ojivas nucleares frente a las al menos 1.600 desplegadas por Rusia, con otras 2.800 en reserva.

La potencia explosiva de las ojivas termonucleares francesas, combinada con el alcance de su misil balístico estratégico M51 lanzado desde submarinos, permitiría destruir las principales ciudades rusas, incluida Moscú.

No obstante, los rusos solo necesitarían "200 segundos para aniquilar París", según una estimación presentada en la televisión rusa sobre los misiles termonucleares "Satan II".

placeholder Lanzamiento del misil balístico Sarmat, alias Satan II. (Kremlin/Reuters)
Lanzamiento del misil balístico Sarmat, alias Satan II. (Kremlin/Reuters)

Estos escenarios evocan la posibilidad de una destrucción mutua en una guerra nuclear por etapas, en la que Rusia podría aprovechar su vasto territorio para imponerse por desgaste. Este principio de reciprocidad es el fundamento de la disuasión nuclear.

Para reforzar el impacto de la disuasión francesa, podría plantearse una asociación con el Reino Unido. Potencia nuclear desde 1952, Londres solo dispone actualmente de misiles balísticos lanzados desde submarinos y, tras el Brexit, ha decidido aumentar su arsenal hasta 260 ojivas. Sin embargo, aunque ambas potencias comparten intereses estratégicos, no son equivalentes.

A diferencia del Reino Unido, que forma parte del grupo de planificación nuclear de la OTAN y diseña sus ojivas en colaboración con Estados Unidos, Francia produce sus armas en su propio territorio y no está sujeta a ninguna obligación con la Alianza Atlántica. Esto otorga a París una gran libertad para definir su doctrina, además de permitirle hablar en nombre de la Unión Europea, de la que es miembro fundador.

La fuerza nuclear francesa como alternativa a la disuasión estadounidense

Francia se convirtió oficialmente en potencia atómica en 1960 gracias a sus propios recursos, aunque con un apoyo estadounidense que ha fluctuado según el contexto internacional. La creación de una fuerza estratégica independiente irritó durante mucho tiempo a Washington, que intentó limitar su desarrollo mediante acuerdos internacionales como el tratado de 1963 sobre la prohibición de ensayos nucleares en la atmósfera y el Tratado de No Proliferación de 1968. Desde 1974, la fuerza nuclear francesa ha tenido un papel disuasorio específico dentro de la OTAN, contribuyendo a la seguridad transatlántica al dificultar los cálculos de posibles adversarios.

placeholder 'Suffren', el primero de los nuevos submarinos nucleares de ataque franceses de la clase Barracuda, en su ceremonia de entrega en Cherbourg, Francia, el 5 de julio de 2019. (Reuters)
'Suffren', el primero de los nuevos submarinos nucleares de ataque franceses de la clase Barracuda, en su ceremonia de entrega en Cherbourg, Francia, el 5 de julio de 2019. (Reuters)

Hace casi 60 años, el presidente estadounidense Lyndon Johnson dejó en entredicho el compromiso total de la Casa Blanca con la defensa de Europa. Hoy, la intención de Trump de poner fin al apoyo estadounidense a Ucrania refuerza esas dudas. Por ello, cada vez son más las voces que piden que se acepte una fuerza nuclear francesa ampliada al ámbito europeo.

Un paraguas nuclear francés en Europa del Este

El llamamiento de Merz a extender el paraguas nuclear francés a Alemania se alinea con la propuesta de París de establecer un diálogo entre los europeos para definir una estrategia común. Como ha señalado el ministro de Defensa francés, la definición exacta de los "intereses vitales" corresponde al presidente de la República. Sin embargo, el uso de armas nucleares para proteger a Europa requiere un debate estratégico para determinar el poder necesario, los intereses a defender y el mando de fuego nuclear.

Avanzar hacia una europeización de la fuerza nuclear implica aumentar las capacidades disuasorias y, por tanto, ampliar el arsenal francés para responder a amenazas que afectan a los 27 Estados miembros de la UE. Esto exigiría la creación de nuevas reservas de material fisible y la reactivación de las plantas de producción en Pierrelatte y Marcoule, desmanteladas a finales de los años noventa.

placeholder Lanzamiento de un misil nuclear intercontinental submarino Trident II como los que usa Reino Unido. (US Navy)
Lanzamiento de un misil nuclear intercontinental submarino Trident II como los que usa Reino Unido. (US Navy)

También habría que revisar el dogma sobre lo que constituye un arsenal "suficiente". Si 290 ojivas nucleares representan el valor que Francia otorga a su propia defensa, esta cifra parece ignorar la magnitud del continente europeo. Las grandes potencias nucleares, como Estados Unidos, Rusia y, próximamente, China, despliegan arsenales en torno a las 1.000 ojivas termonucleares.

Aumentar la capacidad nuclear llevaría tiempo y requeriría un esfuerzo presupuestario significativo para incrementar el número de misiles y aviones portadores. Además de la construcción de nuevas infraestructuras en países europeos aliados, el coste podría superar los 10.000 millones de euros anuales, sin contar los gastos indirectos de mantenimiento y logística. Esto plantea desafíos considerables, sobre todo teniendo en cuenta que la oferta política y estratégica de protección nuclear ampliada varía según las circunstancias.

Hasta ahora, Alemania prefería que Francia desempeñara un papel meramente complementario dentro de la disuasión ampliada de Estados Unidos, pero la amenaza de Washington de abandonar Ucrania refuerza el peligro ruso. Como ha indicado Macron, Francia podría responder proponiendo el preposicionamiento de sus fuerzas nucleares en los países de Europa del Este, con la perspectiva de reemplazar gradualmente a Estados Unidos en esa función.

Este paraguas nuclear francés materializaría la autonomía estratégica europea mediante el despliegue de aviones de combate con capacidad nuclear, un gesto de solidaridad política que complicaría los cálculos de Moscú.

La presencia visible de estos aviones en Europa del Este podría disuadir a Rusia de atacar a los países de la región con medios convencionales, ya que tal ataque podría desencadenar una respuesta nuclear francesa en nombre de Europa.

En febrero de 2020, el presidente francés Emmanuel Macron declaró que había llegado el momento de reflexionar sobre la dimensión europea de la disuasión nuclear francesa. Propuso un diálogo estratégico y la realización de ejercicios nucleares conjuntos con los socios europeos. Cinco años después, el probable próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz, respondió a esta iniciativa abogando por la extensión del paraguas nuclear francés a Alemania, en un contexto en el que Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ya no parece un socio fiable para la protección de Europa.

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