EEUU 'ataca' al caza de sexta generación chino con el desarrollo de un nuevo motor más poderoso
Las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos están invirtiendo miles de millones de dólares en el desarrollo de un motor avanzado para sus cazas de sexta generación que librarán las batallas del futuro
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El Pentágono ha destinado 3.500 millones de dólares a construir los motores de sus próximos cazas de sexta generación. Aunque el desarrollo de estos aviones de combate avanzados está todavía en el aire, la nueva inyección de dinero significa que algo se está moviendo en las Fuerzas Aéreas estadounidenses. La noticia llega, además, después de que China asombrase al mundo con dos nuevos modelos de aeronave de combate con las características típicas de los aviones de sexta generación.
Los contratos han sido adjudicados por la USAF bajo el programa NGAP (Propulsión adaptativa de nueva generación) a dos compañías: General Electric Aerospace y a Pratt & Whitney Engines, filial de RTX (la antigua Ratheon Technologies Corporation). Ambas empresas ya tenían un contrato previo de 975 millones de dólares para realizar la fase de prototipos, pero la nueva adjudicación aumenta el total a 3.500 millones de dólares para cada empresa.
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Los nuevos motores están pensados para propulsar un nuevo caza furtivo tripulado de sexta generación que se está preparando en el marco de la iniciativa Next Generation Air Dominance (NGAD). Sin embargo, el futuro del NGAD es una incógnita desde que EEUU parara su desarrollo por sorpresa el año pasado. Aun así, el NGAP también podría propulsar las naves avanzadas de otros programas en curso.
Cómo son los nuevos motores
Las Fuerzas Aéreas de EEUU aseguran que el nuevo contrato busca desarrollar un sistema de propulsión de última generación con una arquitectura flexible que pueda adaptarse a los futuros aviones de combate. Las empresas participantes tendrán que diseñar, construir y realizar las pruebas del prototipo del motor de aquí a 2032.
Tanto General Electric como Pratt & Whitney han diseñado los futuros motores para la flota de F-35 estadounidense para dotarlos de un motor de ciclo adaptativo mejorado y un consumo de combustible más eficiente. Como explican los analistas de The War Zone, sus motores para el NGAP, llamados XA102 y XA103, pueden ir ajustándose durante el vuelo para pasar de modos que ahorran más combustible a otros que proporcionan más potencia, dependiendo de la situación.
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“Un reactor táctico con un motor de este tipo podría volar en modo ‘eficiente’ a una zona de operaciones, ayudando a conservar combustible para cuando llegue a la base, esto significa que sería capaz de pasar más tiempo en un modo de mayor potencia durante el combate”, asegura el medio estadounidense. “Los motores de ciclo adaptativo podrían ser especialmente importantes en un futuro conflicto a gran escala, sobre todo uno contra China en las grandes extensiones del Pacífico, donde se espera que las labores de reabastecimiento aéreo sean cada vez más peligrosas de realizar y las bases disponibles podrían ser escasas y estar muy alejadas entre sí”.
Presión de China por el dominio aéreo
La última semana de diciembre nos dejó las primeras imágenes de lo que parecen ser los nuevos aviones de guerra de sexta generación de las Fuerzas Aéreas chinas. Su aparición sorprendió a los expertos militares, sobre todo a los estadounidenses, que han visto con preocupación como su mayor rival ha sido capaz de hacer volar aviones de sexta generación cuando el desarrollo de los suyos está en entredicho.
Los analistas creen que el primero de ellos en ver la luz, el conocido como Chengdu J-36, presenta numerosos avances y se ve como una posible contrapartida del programa estadounidense NGAD.
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Según afirma Malcom Davis, experto en China del Instituto Australiano de Política Estratégica, a Breaking Defense: "Pekín no querrá perder la oportunidad de humillar a Estados Unidos desplegando una plataforma de sexta generación antes que ellos. Así que creo que no habrá que esperar diez años para que entre en servicio y que el J-36 lo hará antes de finales de esta década".
Qué pasa con el NGAD
EEUU canceló el pasado verano por sorpresa su programa de cazas del futuro NGAD y, a pesar de la nueva inyección de dinero para motores, sigue sin estar claro qué será del programa bajo la nueva administración de Donald Trump.
"El concepto de familia de sistemas de Next Generation Air Dominance está vivo y bien", aseguraba en su momento el secretario de la Fuerza Aérea estadounidense, Frank Kendall, en una entrevista. Sin embargo, afirmaba que la cancelación se debe a que la plataforma requiere una “reevaluación total para alinearse con las restricciones presupuestarias”.
También hay preocupación en la USAF por los cambios que está experimentando la guerra aérea y que no estaban previstos en el diseño original. Las Fuerzas Aéreas necesitan ahora nuevos aviones no tripulados para el combate colaborativo —los enjambres de drones pilotados con inteligencia artificial que trabajan en coordinación con un caza tripulado— y aviones cisterna de reabastecimiento con características furtivas avanzadas para burlar a los radares enemigos.
El grueso del presupuesto actual de la USAF se lo están llevando el bombardero furtivo B-21 Raider y el carísimo misil balístico intercontinental LGM-35A Sentinel. The War Zone apunta a que el desarrollo de los nuevos motores no tiene por qué significar que el programa esté muerto, aunque tampoco que haya revivido con el electroshock milmillonario. Estos motores, aseguran, pueden usarse para propulsar a cualquier reactor de combate de nueva generación, independientemente de qué diseño vaya a tener en el futuro.
Aun así, el impacto que han tenido las imágenes de los nuevos aviones chinos podría haber cambiado la percepción de la cúpula militar estadounidense. Lo que es seguro es que algunos expertos le han visto las orejas al lobo y ya están reclamando la vuelta del NGAD. Entre ellos está Dave Deptula, director del Instituto Mitchell de la Asociación de Fuerzas Aéreas y Espaciales, que asegura que estas imágenes deberían incentivar a los mandos estadounidenses a seguir avanzando en ese programa.
El Pentágono ha destinado 3.500 millones de dólares a construir los motores de sus próximos cazas de sexta generación. Aunque el desarrollo de estos aviones de combate avanzados está todavía en el aire, la nueva inyección de dinero significa que algo se está moviendo en las Fuerzas Aéreas estadounidenses. La noticia llega, además, después de que China asombrase al mundo con dos nuevos modelos de aeronave de combate con las características típicas de los aviones de sexta generación.