Ucrania ataca una fábrica rusa clave para rematar sus bombarderos nucleares soviéticos
Después de destruir los depósitos de combustible especial para los bombarderos supersónicos nucleares soviéticos Tu-160, Ucrania lanza sus enjambres de drones contra la fábrica de Tupolev
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Después de dos ataques que destruyeron los depósitos de combustible especial para los bombarderos supersónicos nucleares soviéticos Tu-160, dejándolos en tierra y sin posibilidad de atacar, Ucrania se ha lanzado ahora sobre la fábrica de Tupolev que hace y repara estos y otros bombarderos, como el cuatrimotor Tu-95. Las defensas aéreas rusas parecen inútiles y, según múltiples informes y documentos gráficos recogidos por el especialist militar David Axe en la revista Forbes, Kiev atacó de noche con múltiples drones suicidas.
El Centro Ucraniano de Comunicación Estratégica confirmó el ataque, describiéndolo como una pira de fuego que iluminó el cielo de la región rusa de Kazán, donde está la Kazan Aircraft Plant, situada a unos 1.100 kilómetros de la frontera con Ucrania. El fuego ha quemado, aseguran, "instalaciones de la aviación rusa para la producción y reparación de los bombarderos estratégicos de largo alcance que regularmente lanzan misiles contra el pueblo de Ucrania".
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Como los aliados contra los nazis
La operación tuvo lugar la noche del lunes 8 de enero y formó parte de una serie de ataques coordinados que también incluyeron ataques a una fábrica de helicópteros en la misma ciudad y a un depósito de combustible en la región de Briansk, a solo 40 kilómetros de la frontera ucraniana. El Centro Ucraniano de Comunicación Estratégica aseguró que estas acciones son parte de una estrategia destinada a desmantelar la capacidad industrial militar de Moscú.
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Al contrario que la estrategia de terror contra civiles ucranianos empleada por Vladimir Putin, la estrategia usada por Ucrania es similar a las campañas de bombardeos estratégicos sobre instalaciones industriales nazis llevadas a cabo por los Aliados contra la maquinaria de guerra de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. La diferencia está en el coste humano y económico de esta nueva guerra que vive el mundo: mientras que Estados Unidos y Gran Bretaña utilizaron enormes flotas de caros bombarderos pesados para destruir objetivos clave, perdiendo miles de hombres,
Ucrania usa drones kamikaze de bajo coste en sus ataques. Estos drones sin piloto, como los modelos Beaver, PD-2, UJ-22 y Liutyi, están guiados por GPS y son capaces de transportar explosivos a cientos de kilómetros de distancia sobrepasando las defensas rusas, sin ningún peligro para los operativos de Kiev y a un precio ridiculamente bajo comparado con las antiguas campañas de bombardero de la Segunda Guerra Mundial.
Overnight, in one of the largest drone raids of the war, Ukraine targeted several Russian regions, hitting war related production facilities, aircraft manufacturing and oil infrastructure.
— SPRAVDI — Stratcom Centre (@StratcomCentre) January 21, 2025
The remnants of Russia's air defenses can no longer cope. pic.twitter.com/mjGkUmmjdP
¿Tercer golpe fatal?
A principios de enero, Ucrania atacó dos veces una instalación cercana a la base aérea de Engels, hogar de los bombarderos estratégicos rusos. Estos ataques destruyeron reservas del combustible T-8V, un compuesto de alta densidad específico para los Tu-160. Este compuesto, fabricado en refinerías especializadas de Angarsk y Orsk, es muy difícil de reemplazar, dejando a la flota rusa sin la capacidad de realizar operaciones de forma sostenida. El nuevo ataque busca cortar de raíz las labores de mantenimiento del Tu-160 y otros bombarderos, como el Tu-95.
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El Tupolev Tu-160, también conocido como Cisne Blanco, es el bombardero estratégico más rápido y potente del arsenal ruso, con capacidad para transportar hasta 12 misiles de crucero y alcanzar velocidades supersónicas. Sólo 15 de estos aviones están en servicio y varios están en proceso de modernización, precisamente en la fábrica que ahora ha sido atacada. En teoría, son la joya de la corona de la aviación rusa.
Lighting up the night sky in Russia's Kazan region, burning Russian aircraft manufacturing facilities for the production and repair of the long range strategic bombers that regularly rain missiles on the people of Ukraine.
— SPRAVDI — Stratcom Centre (@StratcomCentre) January 20, 2025
And there will be more.. pic.twitter.com/x1mvMuWrDg
El Tu-95 es el equivalente pobre y anticuado de los bombarderos estratégicos de EEUU B-52, aunque recuerda más a los antiguos cuatrimotores B-29 Stratofortress. Es el avión fundamental de la capacidad ofensiva rusa. En noviembre de 2024, ambas aeronaves ejecutaron un ataque masivo que lanzó más de 80 misiles sobre poblaciones ucranianas.
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Los ataques ucranianos quieren parar este tipo de demostraciones de poder terrorista y va más allá de acabar con las pérdidas humanas y materiales inmediatas. Al cortar las cadenas de suministro y destruir infraestructuras claves para el mantenimiento y producción, Ucrania está debilitando una de las principales herramientas de intimidación de Moscú, reduciendo su capacidad de sostener sus ataques a largo plazo. Ahora habrá que ver lo rápido que Rusia puede reponerse de estos golpes estratégicos. Quizás nunca lo sabres si el nuevo presidente de EEUU ayuda a su admirado amigo Vladimir Putin y retira el apoyo a Ucrania para forzar una negociación que termine con la guerra a favor del dictador ruso.
Después de dos ataques que destruyeron los depósitos de combustible especial para los bombarderos supersónicos nucleares soviéticos Tu-160, dejándolos en tierra y sin posibilidad de atacar, Ucrania se ha lanzado ahora sobre la fábrica de Tupolev que hace y repara estos y otros bombarderos, como el cuatrimotor Tu-95. Las defensas aéreas rusas parecen inútiles y, según múltiples informes y documentos gráficos recogidos por el especialist militar David Axe en la revista Forbes, Kiev atacó de noche con múltiples drones suicidas.