El bombardero nuclear invisible chino H-20 aparece por sorpresa años antes de lo previsto
El Ejército Popular de Liberación ha derribado todas las perspectivas norteamericanas: Además de los dos cazas pesados y ligero invisibles, ahora lanza el bombardero invisible H-20
China ha vuelto a asombrar al mundo por cuarta vez con el bombardero invisible H-20, un nuevo avión que —según el Pentágono y los analistas occidentales— no iba a volar en años. La imagen del vuelo, sin embargo, parece indicar que estaban completamente equivocados.
Es preocupante para Occidente que China esté igualando la capacidad de bombardeo nuclear invisible al radar de los Estados Unidos. Pero aún lo es más que sea la cuarta vez que sorprenden a las agencias de inteligencia norteamericanas.
La primera fue cuando detectaron el primer test de un misil crucero hipersónico que además lanzó otros misiles en vuelo, un evento que, según el Pentágono "desafiaba las leyes de la física y que el jefe de estado mayor norteamericano calificó como "un nuevo momento Sputnik". Las dos siguientes fueron el lanzamiento de dos cazas invisibles de sexta generación que, de nuevo contra todo pronóstico, Pekín lanzó en diciembre. Y ahora el que supuestamente es el bombardero H-20, que hace unos meses el Pentágono había dicho que no estaba listo para el despegue y que tardaría una década en surcar los cielos.
Aparición inesperada del H-20
Las fotos del bombardero H-20 publicadas en redes sociales chinas muestran una aeronave furtiva con forma de diamante. Tiene una clara similitud con el B-2 Spirit y el B-21 Raider pero, a diferencia de estos, el H-20 no es un ala delta pura: tiene superficies de control en la cola que pueden aumentar la estabilidad y maniobrabilidad, aunque también pueden comprometer su perfil furtivo frente a radares enemigos.
Las fotos, cuya autenticidad no ha sido confirmada oficialmente, demuestran que el H-20 está más avanzado de lo previsto. El Pentágono había estimado que el H-20 no aparecería hasta dentro de 10 años, según su informe sobre el poder militar chino publicado este mismo diciembre. Este documento preveía que el bombardero tendría un alcance operativo de 16.000 kilómetros, permitiendo a China proyectar poder más allá de la llamada “Segunda Cadena de Islas” en el Pacífico. Este alcance, combinado con su capacidad para portar armas convencionales y nucleares, convierten al H-20 en una amenaza estratégica global.
El diseño del H-20 se asemeja a modelos estudiados en túneles de viento chinos que, como apunta The War Zone, se parece al proyecto A-12 de Northrop. El avión está diseñado para penetrar en territorio enemigo y superar sistemas de defensa aérea avanzados con misiones de ataque de alta prioridad. Su aparición también refuerza la postura militar de China en la región del Indo-Pacífico, donde la competencia con Estados Unidos es cada vez más intensa.
El Pentágono voló el nuevo B-21 Raider en 2024. Diseñado para superar las capacidades del B-2, se beneficia de nuevos materiales más eficientes para reducir su firma de radar y un nuevo gemelo digital para reducir sus costes operativos. La aparición del H-20 demuestra que China no está tan atrás como se suponía y que está cerrando la brecha tecnológica más rápido de lo anticipado.
Características técnicas
El H-20 representa un cambio significativo en la capacidad de bombardeo estratégico de China. Diseñado por el Instituto 603 de la Corporación Industrial de Aviones de Xi’an, su desarrollo comenzó en los años 2000. Las iteraciones iniciales dieron paso al diseño actual, que incorpora cuatro motores y un fuselaje optimizado para ser invisible al radar. El H-20 puede tener un alcance de 12.000 a 16.000 kilómetros. En teoría supera al B-2 Spirit en capacidad de carga útil, con un peso máximo de despegue estimado en 200 toneladas y hasta 45 toneladas de armamento.
Los analistas apuntan que podrá llevar bombas convencionales y nucleares, misiles de crucero e incluso armas hipersónicas. Aunque utiliza recubrimientos para absorber las ondas de radar, no está claro si su tecnología iguala la de los compuestos norteamericanos, que han sido perfeccionados durante décadas.
Los cazas invisibles de sexta generación
A finales del año pasado, China también presentó dos cazas de sexta generación. Uno de ellos, un cazabombardero identificado provisionalmente como J-36, fue avistado en Chengdu, mientras que el segundo, más ligero, se vio en Shenyang. Ambos modelos destacan por su configuración sin cola, una característica que reduce su firma de radar y mejora la eficiencia aerodinámica para misiones de largo alcance.
El J-36, fabricado por Chengdu Aircraft Corporation, tiene una longitud de 22,5 metros y una envergadura de 24 metros, superando en tamaño a los actuales cazas chinos J-20. Está equipado con tres motores WS de nueva generación y puede llevar hasta ocho misiles de largo alcance. Además, puede incorporar radar AESA y sistemas de guerra electrónica avanzados que le permiten operar en entornos hostiles.
El segundo modelo, posiblemente fabricado por Shenyang Aircraft Corporation, es más compacto, similar al F-16. Su configuración también incluye entradas de aire supersónicas. Según la información que ha aparecido en redes sociales chinas, Los cazas pueden operar junto a drones para atacar objetivos en tierra, mar y aire.
Un desafío inesperado para Estados Unidos
La aparición del H-20, combinada con los cazas de sexta generación y sus misiles crucero hipersónicos, representa un cambio significativo en el equilibrio de poder aéreo global. El Pentágono había previsto que el bombardero chino no estaría operativo hasta dentro de una década. Su debut anticipado plantea serias preocupaciones para Estados Unidos y sus aliados en Asia-Pacífico.
Como declaró Jon Grevatt al South China Morning Post, el H-20 tiene el potencial de “cambiar las reglas del juego”. Su capacidad para atacar objetivos más allá de la Segunda Cadena de Islas y su compatibilidad con armas hipersónicas lo convierten en una amenaza directa para los activos norteamericanos en la región. Además, la rapidez con la que China está integrando tecnologías avanzadas demuestra que su industria militar está alcanzando un nuevo nivel de madurez.
Si China sigue avanzando a este ritmo, podría consolidar su posición como líder en tecnología militar, desafiando el dominio aéreo que Estados Unidos ha mantenido durante décadas.
China ha vuelto a asombrar al mundo por cuarta vez con el bombardero invisible H-20, un nuevo avión que —según el Pentágono y los analistas occidentales— no iba a volar en años. La imagen del vuelo, sin embargo, parece indicar que estaban completamente equivocados.