El descubrimiento de una nave interestelar entrando en la atmósfera terrestre
El Proyecto Galileo usará la física de materiales para detectar la densidad de objetos interestelares y dilucidar si pueden ser sondas interestelares de otra civilización
Cualquier objeto que se desplace a través del aire irradia calor excedente en forma de luminosidad infrarroja, L. Esta luminosidad es una fracción de la potencia total disipada por la velocidad del objeto, v, multiplicada por la fuerza de fricción del aire que actúa sobre él. Si el objeto acelera, dicha fuerza de fricción debe ser menor que la fuerza proporcionada por el motor que impulsa el objeto. La fuerza neta equivale a la masa del objeto, M, multiplicada por su aceleración, a.
En conclusión, se obtiene un límite inferior inevitable para la masa de un objeto en aceleración. La masa del objeto debe ser mayor que la luminosidad infrarroja del aire calentado a su alrededor, dividida por el producto de la aceleración y la velocidad del objeto. En otras palabras: M > L/|v*a|
Este límite proporciona un método elegante para determinar la masa mínima de los Objetos Voladores No Identificados (UFO en inglés), también denominados Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP en inglés). Para convertir la desigualdad en una igualdad, sería necesario conocer en detalle la forma del objeto y las condiciones atmosféricas que lo rodean.
Avi Loeb es jefe del proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller Extraterrestrial: The first sign of intelligent life beyond earth. También puedes comprar aquí el nuevo libro del profesor Loeb, Interstellar.
El primer Observatorio del Proyecto Galileo, situado en la Universidad de Harvard, recopila datos de 100.000 objetos en el cielo cada mes. Una descripción detallada de sus datos iniciales sobre 500.000 objetos fue publicada recientemente. La información incluye imágenes infrarrojas capturadas por un conjunto de ocho cámaras infrarrojas no refrigeradas, instaladas sobre media esfera que recuerda la cabeza del robot ficticio R2-D2 de la saga Star Wars.
Durante el próximo mes, el equipo de investigación del Proyecto Galileo planea utilizar múltiples sistemas Dalek separados por varios kilómetros para medir distancias a los objetos mediante el método de triangulación.
El flujo infrarrojo del aire calentado, f, y la distancia, R, pueden combinarse para calcular la luminosidad, L, utilizando la relación: L= 4*pi*f*R²
La velocidad angular, dqdt, multiplicada por la distancia, R, proporciona el componente transversal del vector velocidad, v, que se puede combinar con la derivada temporal de la distancia, dRdt, para obtener el cuadrado de la velocidad total: v²= [R(dq/dt)]² + (dR/dt)²
La derivada temporal del vector velocidad proporciona el vector de aceleración: a=dvdt. De forma notable, en el caso especial en el que la velocidad radial es insignificante, a=(dv/dt)
Sorprendentemente, en el caso especial en el que la velocidad radial es insignificante, |dR/dt| << R|dq/dt|, encontramos que el límite inferior de la masa del objeto es independiente de la distancia: M > 4*pi* f / |(dq/dt)*(d²q/dt²)|
Si la velocidad y la aceleración medidas de un objeto tecnológico están fuera de las características y capacidades de vuelo de drones o aviones, el equipo de investigación del Proyecto Galileo lo clasificará como un caso atípico. En tal caso, resultaría interesante calcular la densidad mínima de masa del objeto. Si el resultado supera las densidades típicas de los sólidos conocidos, el objeto se consideraría anómalo, un UAP. La emisión infrarroja del objeto podría generar confusión a menos que el objeto sea resuelto y la emisión pueda separarse del aire calentado a su alrededor.
Todos los objetos voladores fabricados por humanos tienen una densidad de masa promedio por volumen que está órdenes de magnitud por debajo de 22,6 gramos por centímetro cúbico, la densidad del osmio, el metal más denso conocido en la Tierra. Un OVNI con una densidad de masa superior a la del osmio debería estar compuesto por un material exótico, no encontrado en la Tierra.
Para el verano de 2025, habrá tres observatorios del Proyecto Galileo operando en tres estados diferentes de los EEUU, recopilando datos sobre varios millones de objetos cada año. Con nuevos datos cuantitativos sobre luminosidades infrarrojas, velocidades y aceleraciones, será posible comprobar si existen OVNIs con densidades superiores a la del osmio.
Ayer anuncié la Fundación del Proyecto Galileo, basada en la firme creencia de que la humanidad no puede seguir ignorando la posible existencia de civilizaciones tecnológicas extraterrestres.
Nuestra extensa colección de datos depende de las donaciones, que pueden realizarse a través del nuevo enlace de la Fundación Galileo. El Proyecto Galileo compartirá sus datos con el público.
Cualquier objeto que se desplace a través del aire irradia calor excedente en forma de luminosidad infrarroja, L. Esta luminosidad es una fracción de la potencia total disipada por la velocidad del objeto, v, multiplicada por la fuerza de fricción del aire que actúa sobre él. Si el objeto acelera, dicha fuerza de fricción debe ser menor que la fuerza proporcionada por el motor que impulsa el objeto. La fuerza neta equivale a la masa del objeto, M, multiplicada por su aceleración, a.
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